Capitulo VIII

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24 de Julio, Miercoles

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24 de Julio, Miercoles

Abril

Eran las 9:30 de la mañana. Hacía un frío que pelaba y ya estaba sentada en las gradas viendo a Carlos entrenar. Otra vez. Luchaba con mis ganas de dormirme otra vez.

- Duérmete, si quieres — una voz hizo que pegara un salto del susto.

- Qué susto me has dado joder, Ferrero.

- Perdón — río — ¿Te ha obligado a venir ese niño?

- Qué va, he venido porque quería apoyarlo — le dije con una sonrisa.

- ¿Tú y él...? — nos señaló a los dos.

- ¿Qué? Ah, no, no. Solo somos mejores amigos — Aclare.

- Que yo sepa, no le hablas todos los días de tu mejor amiga a tu entrenador — fruncí el ceño, y abrí la boca para decir algo —. No había día que te nombrase, lo maja que eres, lo guapa que eres, lo supergenial que eres. Chica, te conozco más a ti que a Carlos.

Me quedé en silencio mirando a Carlos. ¿Le hablaba de mí a su entrenador? ¿Pero por qué?



•.~





Bajé a los vestuarios, ya que Carlos había entrado hace media hora y no había salido. Antes de entrar, toqué la puerta por si estaba desnudo o no sé.

- ¿Carlos? ¿Estás ahí?

Silencio otra vez. Sin más remedio, pasé. Estaba todo solo, lo único que se escuchaba era el agua de la ducha caer. Al segundo se paró, haciendo que me tensase. Carlos salió con la toalla alrededor de la cintura con su torso desnudo.

- Ah, Abril, hola — dijo tan normal.

- Vas a ponerte una camiseta o que — me cruce de brazos.

Intentaba mirarle a la cara, pero los ojos se me desviaban a su torso, contemplando las vistas.

- No te mientas guapa, que sé que te encanto — su tono sonaba como un creído.

- Sí, sí — le lancé la camiseta a la cara y él sonrió —. Te espero fuera. Y date prisa.

Le señalé con el dedo y me dirigí a la puerta, sintiendo su mirada en otra parte, la cual no era mi espalda.

- Yo sí que te encanto — reí divertida y salí.

Carlos salió diez minutos después, ya vestido. Salimos a la calle y nos acercamos a un bar para desayunar algo, ya que no habíamos comido nada.

- Creo que los cruasanes se van a volver mi desayuno favorito — le pegué otro mordisco.

𝐀𝐋𝐋 𝐓𝐎𝐎 𝐖𝐄𝐋𝐋 - Carlos AlcarazDonde viven las historias. Descúbrelo ahora