"Perdidos pero unidos"
―Moly...
―A la siguiente calle giras a la izquierda.
Moví el mapa mientras entrecerraba un ojo para divisar bien las calles.
―Moly...
―Guarda silencio Nolan, estoy intentando descifrar esto―le respondí poniendo mis ojos en la calle y después en el mapa―. Da vuelta aquí a la derecha y sigues hacia adelante.
―Moly...―me volvió a interrumpir con la voz impaciente.
― ¡¿Qué?!―lo voltee a ver, cansada de ser interrumpida.
Sus ojos me regresaron la mirada con un toque de cansancio.
―Mira a tu alrededor―pidió mientras daba vuelta a la derecha como le había dicho. Rodee los ojos e hice lo que me pedía―, ¿qué miras?
Examiné el lugar.
―Una ciudad―respondí sin dudar.
― ¿Qué ciudad?
Mis ojos miraron el mapa en busca de respuestas y al caer en cuenta de a qué se refería, mis mejillas se encendieron. Sentía el rostro caliente y me dio vergüenza levantar la cabeza del papel.
―Moly―dijo mi nombre para que lo volteara a ver.
Apreté los dientes mientras contaba hasta tres. Mis ojos se encontraron temerosos con los suyos.
― ¿Si?
―Estamos perdidos―anunció lo inevitable.
Me encogí de hombros negándome a que aquello fuese verdad.
―No puedes asegurar eso.
El chico se ahorrillo para poder tratar bien el tema. Fue cuestión de segundos para que sus ojos se volvieran a posar con fuerza en los míos.
―El camino duraría cinco horas y llevamos siete en el auto.
―Eso no es prueba suficiente para decir que estamos perdidos.
―Moly, ya está oscuro―sacó su celular del bolsillo de sus pantalones y me enseñó la pantalla―. Ya son las ocho de la noche.
Moví las manos en el regazo con nerviosismo.
―Quizá dimos una vuelta mal―me justifique con una mueca triste.
Nolan levantó las cejas con gracia.
―O quizá no sabes leer un mapa, Florecilla. Ahora quien sabe lo lejos que estamos de la feria.
Doblé el mapa, rendida, sabiendo que había salido con una de las mías, y me dediqué a guardarlo en la guantera. Tenía la cabeza abajo, pero no iba a admitir que él tenía la razón. Había algo en mí que me lo impedía, y quizá fuera esa parte de mi mente a la que no le gustaba perder.
―Podemos pedirle a alguien instrucciones―sugerí como si no nos hubiéramos perdido en medio de la nada.
Nolan se pasó la lengua por el labio inferior antes de sonreír como si de nuevo lo hubiera arruinado todo. Aunque quizá si lo había hecho.
―Ya es tarde. Creo que lo mejor será quedarnos en un hotel hasta mañana, y quizá, con un poco de suerte y luz de sol, no nos volvamos a perder.
Suspiré cansada y me voltee lentamente hacia la ventanilla para ocultar mis mejillas rojas.
―Es buena idea―me limité a decir, sabiendo que ya no podía poner más excusas. Lo había hecho: había salido con una grande.
Nolan encendió la camioneta de nuevo y la puso en marcha. Se detuvo para preguntar por nuestra localización en el primer establecimiento que se encontró. Resultaba que estábamos en una ciudad costera que justamente ese día celebraba "las fiestas del mar", una tradición que se acostumbraba realizar en los comienzos de la temporada de pesca.
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Un viaje al universo de tus labios
Novela JuvenilCuando Nicolas da su último aliento en este mundo, una carta llega a manos de Moly, su nieta, la joven a la que dedicó su vida entera a herir, pidiéndole que se embarque en un viaje lleno de destinos impredecibles, como única forma de sanar su coraz...