Eran las siete de la tarde cuando abordaron el vehículo de Emma, que lo invitó a cenar a un local de pizza escondido entre las casitas de ladrillo y una escuela, cerrada a esas horas. Era un lugar pequeño, con solamente tres mesas cubiertas con manteles de cuadros y repisas llenas de vinos y flores artificiales que pendían de las paredes.
De alguna manera, el hambre había regresado a Giulio y comió tres rebanadas sin tomar pausas, usando siempre tenedor y cuchillo, lo que curiosamente había hecho chistar a Emma al inicio, y reír después, cuando el dueño del restaurante había mirado a Giulio como si hubiera entrado ofendiendo a su madre. Había sido un poco peor cuando había tenido que usar su mano inmovilizada para sostener el cuchillo.
—Hay algo que me gustaría preguntarte, aunque puedes no responder si no lo deseas.
Giulio dejó silenciosamente los cubiertos sobre su plato una vez que tomó el último bocado de pasta y se limpió la boca. Sabía lo que preguntaría. Había notado cuánto se había mesurado Emma para no hacerlo antes, mientras conducían hacia el restaurante.
—Sé lo que preguntarás. La vi antes de morir, al espectro me refiero —dijo con voz queda. El letrero parpadeante por fuera de la ventana alumbraba el perfil de ambos con destellos rojos y blancos—. Creo que... No lo sé, pudo ser antes del accidente con mi padre. Sabía de «Ella» de alguna manera y comencé a pintarla.
—¿Ella? ¿Ella quién?
—No lo sé. La nombro así por decirle de alguna forma. Está en todos lados, o eso es lo que siento. Aparece cuando necesita hacerme saber algo o cuando necesito su ayuda para... La vi por última vez en las cavernas. Ella me guió hacia la salida, me quitó de encima a uno de esos hombres cuando me alcanzaron y rompió el puente para darme tiempo a huir. Suena demente, pero yo solo no habría podido hacer nada de lo que ella hizo para ayudarme a salir. —Movió su brazo herido para reforzar su punto
Emma se tensó como si hubiera contenido la respiración.
—¿Un... te refieres a un fantasma?
—Es descabellado, ¿verdad? —murmuró Giulio sin mirarla—. Estaba pintando su cuadro cuando mi padre entró y me... hirió. No sé muy bien lo que ocurrió después, sólo recuerdo que estaba acostado y me dolía. Era terrible, agónico, y sólo deseaba que se detuviera. —Miró su mano, la cicatriz que abarcaba el ancho de su palma y de su dorso—. Es imposible saber qué tanto de lo que recuerdo que miré durante esa larga agonía fue real y qué tanto lo imaginé, pero ahí estaba «Ella», una mujer si deseas llamarla así, y al mismo tiempo algo distinto, no... No lo sé. No sé qué sea, quién sea, o... No sé nada.
—¿Te pidió que terminaras el cuadro?
Se lo había pedido, sí, tal vez. O sólo lo había deseado y había traído a Giulio de regreso para conducirlo a culminar su obra. Lo que ocurriría después era una incógnita para él. Su decisión al respecto fluctuaba. Quería vivir, quería morir, y ahora quería vivir de nuevo, conocer mejor a Brisa y a Karline, compartir con ellas lo que le había sido negado en su vida pasada.
No supo hacerlo con exactitud, pero describió lo mejor posible la apariencia del ánima para Emma, que lo escuchaba con atención. En momentos le era imposible no demeritarse a sí mismo recalcando que comprendía lo absurdo que debía sonar, tanto como un loco, pese a que Emma no lo secundaba en su sentir. Entre las preguntas y los comentarios de ella no había juicio alguno, sólo curiosidad y pragmatismo al momento de analizar lo que Giulio le contaba, y aportar sus opiniones desde un punto de vista neutral.
«Ella» existía. No en el mismo parámetro de la fisicidad humana, quizás como nada que una persona fuera capaz de comprender por muchas vueltas que le diera al razonamiento. «Ella» era y no era al mismo tiempo, y cuando sí «era» era cuando Giulio comprendía que no podía aplazar eternamente el trato que tenía con ella. Sospechaba que ese había sido el único motivo por el cual el ánima lo había ayudado tanto en su torpe supervivencia en ese nuevo mundo, ya sin sorprenderse por la incapacidad de Giulio de mantenerse lejos de los problemas.
![](https://img.wattpad.com/cover/360021388-288-k479210.jpg)
ESTÁS LEYENDO
El Lienzo Incompleto (Completa)
General Fiction¡Historia ganadora de los premios Wattys 2024 a "Mejores Personajes"! Giulio Brelisa es un prodigioso pintor de la época del Renacimiento que ve su existencia trágicamente truncada en el año de 1520, a la edad de 25 años, a manos de su propio padre...