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𝐢𝐢𝐢. 𝐚 𝐡𝐞𝐥𝐩𝐢𝐧𝐠 𝐭𝐨𝐮𝐜𝐡
𝐚𝐝𝐯𝐞𝐫𝐭𝐞𝐧𝐜𝐢𝐚𝐬: obscenidad explícita, diferencia de edad
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Eras una de las personas más jóvenes de Kamar Taj, ya que tenías poco más de veinte años, pero te adaptaste rápidamente al entorno. Llevabas poco más de dos meses matriculado oficialmente allí. Todo empezó cuando perdiste tu trabajo. No tenías ni una sola persona que te ayudara, así que te marchaste a Kamar Taj porque no tenías ningún otro sitio al que ir. Todo lo que querías era un poco de ayuda, pero acabaste quedándote en Kamar Taj, aprendiendo las artes místicas.
Tu tiempo en Kamar Taj prácticamente había pasado volando. No eras de los que provocaban dramas ni buscabas llamar la atención. Te gustaba estar sola y hacer todo tu entrenamiento. Pero eso cambió rápidamente cuando llegó un nuevo miembro a Kamar Taj. Su nombre era Stephen Strange.
Cuando lo viste por primera vez, estaba bastante desaliñado y con el pelo despeinado, pero no pudiste evitarlo cuando lo miraste fijamente. Por un momento te preguntaste si no tendría casa y si habría visitado Kamar Taj para pedir ayuda, tal como lo habías hecho tú antes. Pero no tardaste mucho en darte cuenta de que la historia era completamente diferente. Descubriste más cosas sobre él después de que te presentaste un día y le preguntaste por qué estaba en Kamar Taj.
Stephen fue amable contigo. Te confesó que había perdido su trabajo y su casa después de sufrir un terrible accidente de coche que le dañó las manos. El accidente fue tan grave que tuvieron que ponerle once clavos de acero inoxidable en las manos, sin mencionar todo el daño que tenía en los nervios.
Te quedaste muy sorprendida cuando te dijo eso. Eso fue una novedad para ti, ya que normalmente mantenía sus manos cubiertas con un paño blanco. Apenas podías ver unas cicatrices muy tenues en las puntas de sus dedos. También descubriste que el accidente era la razón por la que Stephen lucía tan desaliñado. Gracias a que sus manos estaban todas dañadas y lastimadas, no podía afeitarse la barba ni cortarse el cabello porque sus manos temblaban mucho.
