Ese mismo día, Tomioka e Inosuke se quedaron un tiempo en la casa antes de partir. Veían como sus compañeros entrenaban, al no ocurrir ninguna novedad decidieron subir al segundo piso, a la habitación de Giyū.
—¿Por qué es necesario el uniforme?
—Es cuestión de presentación. No puedes estar en una aldea sin traer camisa.
—Pero no me gustan las camisas.
—Entonces utiliza un beatle.
—¿Bitle?
—Beatle.
—¿Qué es eso?
—Es como una playera, pero ajustada y algunas son delgadas.
—No se escucha muy cómodo.
—Lo es. —Dijo mientras sacaba uno de su cajón.— No tiene mangas, por lo que seguirás teniendo los brazos al descubierto. También es flexible y cómodo.
—¿Seguro?
—Si.
—Bien, me lo pondré. —Lo tomó de mala gana y se lo colocó.— ¿Así?
—Si, dejame ayudarte un poco. —Se acercó y terminó de colocarlo.— ¿Que dices?
—Nada mal.
—Te lo dije.
—Lo utilizaré, pero no es mi culpa si se rompe.
—Da igual, podemos pedir a la corporación que adapte un uniforme para ti.
—¿Eso se puede?
—Claro. La comodidad del cazador es importante. ¿No has visto el uniforme de Uzui, el pilar del sonido?
—No conozco a ese tipo.
—Bueno, su uniforme no tiene mangas, es solo la parte del torso.
—No sabía que se podía hacer eso.
—Ahora lo sabes. Yo hablaré para que te den un uniforme tipo beatle.
—Gracias, Tomioka-san.
En eso, un grito fuerte se escuchó.— ¡Shinazugawa-san!— al escuchar eso, ambos bajaron las escaleras corriendo, Giyū fue el primero en llegar.
—¡¿Que ha pasado?! —dijo cuando vió al otro pilar arrodillado en el suelo rodeado de los otros dos—.
—¡N-no lo sé, estábamos entrenando y solo… de la nada tosió y vómito sangre! —el rubio se encontraba agachado junto a Sanemi, preocupado—.
—¡¿Sangre?! —Se acercó rápidamente y se hizo pasó entre los cazadores—.
Sanemi se encontraba quieto mirando su mano, llena de sangre al igual que el suelo y parte de su uniforme. —Carajo…— fue lo único que pronunció.
—¿Están seguros de que no lo golpearon ni nada? —preguntó preocupado mientras levantaba a Sanemi—.
—Ni siquiera estábamos peleando, solo entrenábamos el balanceo de espada y la velocidad.
—Bien, ¿pueden limpiar esto? Yo me encargaré de Shinazugawa. —suspiró y lo tomó en brazos, subiendolo al dormitorio y recostandolo en la cama.— Inosuke, tráeme el botiquín del baño.
—Okay, enseguida vengo. —asintió y salió rápidamente—.
—¿Qué pasó, Sanemi?