Pasé dos semanas entre tinieblas. Gracias a dios, no estaba en Madrid, porque no sé si hubiera aguantado sin ir a buscar a Fina a su casa para rogarle, suplicarle, otra oportunidad. Ella había expresado su deseo de que me fuera, y sólo me quedaba respetarlo, aunque su ausencia y la conciencia de mi fracaso me rompieran el alma.
Sin embargo, no volvieron los ataques de ansiedad: la ruptura con Fina me había afectado de una forma distinta. El dolor se me manifestó como una tristeza profunda, existencial, que me permitía mantener una apariencia de vida adulta, funcional, aunque me drenaba cualquier tipo de ilusión. Me convertí en un garabato en blanco y negro. La alegría, el propósito, el color y el calor de mi vida se habían quedado con ella.
-No me puedo creer que Fina te dejara, ella está enamorada de ti, se le escapa el amor en cada gesto - observó Luis una noche.
El apoyo de Luis y Luz fue fundamental para que no me hundiera del todo en la miseria. Si lo pensaba un poco, el breve tiempo en que Fina había formado parte de mi vida me había dejado fortalecida, respaldada. Era una persona mejor, más serena ahora, con una red de apoyo que nunca tuve antes.
Sin embargo, el que una y otra vez mis amigos quisieran volver sobre el tema, ávidos de comprender los motivos de la separación, diligentes para darme consejos para recuperarla, me agotaba.
-Ella me dejó, pero es todo culpa mía. Creo que no sé querer - me tapé la boca con la mano, desolada.
- Quizá si hubierais ido más despacio, poco a poco,... - sugirió Luz, que se retiró a la bebé del pecho para entregársela a su padre mientras se cubría. - Que no llevabais ni tres meses juntas y ya os habíais casado.
Negué con la cabeza.
-He estado investigando - me había tomado bastante en serio lo de asumir mi recién descubierta condición sexual, y había devorado libros y podcasts en busca de alguna clave que me permitiera entenderme a mí misma, explorar esa nueva realidad, explicarme a los demás. - Entre lesbianas es normal lanzarse así a la convivencia. Por lo visto, el tiempo funciona distinto para nosotras.
-Por supuesto, Marta - Luis empezó a pasear por la habitación, cargando a su hija. - No hagas caso de mi mujer, que parece que no se acuerda de cómo estuvimos nosotros, dando bandazos durante años, que si amigos no amigos, que si amigos con derechos, que si más que amigos, que si follamigos. Una pérdida de tiempo, si quieres mi opinión. La cuestión es quererse y tener las cosas claras.
- He sido todo lo clara que puedo ser con Fina. Jamás le he mentido, aunque no sé cómo he podido equivocarme tanto como para no demostrarle que quiero estar con ella.
-Estupideces - intervino la doctora. - Has hecho todo lo que una mujer puede esperar de una pareja: la admiras, la acompañas, la apoyas familiar y profesionalmente, la escuchas, la celas,...
-¿Yo la celo? ¡Pero si fue ella quien empezó a mirarte raro, Luz!
-No tienes ni idea, Marta. Cuando hay más gente delante, os coméis con la mirada. Tú a ella y ella a ti.
-Lo que nos devuelve a la cuestión inicial - Luis hizo eructar a la bebita con una habilidad de padrazo que nunca preví en él. La acunó hasta dormirla. - ¿Por qué demonios os habéis separado?
-Ya da igual. Ella me quiere, me lo ha dicho, pero no podemos compartir más que una amistad. No servimos para vivir en pareja.
-¿Y tú vas a aceptarlo? ¿No quieres vivir con ella?
-¡Claro que quiero! La echo mucho de menos, a ella y a Rafa.
-¡Pues díselo!
-No es tan fácil, Luis - intervino su mujer. - Si ellas ya han hablado, y no ha funcionado... Aunque sea tentador confiarlo todo al amor, a veces mantener una relación no es tan simple como decir te quiero - Luz se calló con la sospecha en su mirada mientras analizaba mi expresión. - Porque se lo has dicho, ¿verdad? Le has dicho que la amas.
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Amor y desafío / Mafin
FanfictionMarta de la Reina es una exitosa agente deportiva. Lo tiene todo en la vida, pero un día sufre una crisis existencial que lo pondrá todo patas arriba. Se enfrentará a su familia por mantener sus principios, pero en esa lucha desigual se verá sola...