28

237 8 2
                                    

《El intento 》

Isabella <

Me sentía confundida, como si estuviera viviendo una repetición de algo que ya había vivido.

Alexxander me enviaba regalos y mensajes románticos, intentando conquistarme como lo prometio , pero cada vez que recibía algo de él, me sentía rara. Era como si estuviera siguiendo un guión que ya había sido escrito.

Por ejemplo...

Un día, recibí un ramo de rosas rojas mientras entrenaba en la Masia. Me sorprendió, pero también me sentí incómoda. Sofía se acercó a mí, curiosa, y me preguntó.

-¿Quién te envió esto?-.

Traté de sonreír y le respondí. -Alexxander-.

Pero mi amiga me miró con escepticismo.

- No te ves feliz Isa, en verdad lo quieres?- pregunto por lo que me quedé callada, sin saber qué responder.

(...)

Al día siguiente, me envió un collar de diamantes con un corazón de dije. Me lo entregó personalmente, con una mirada intensa.

-¿Te gusta?-. Preguntó.

Me sentí incómoda, pero traté de sonreír.

-Es hermoso-. Respondi.

Pero al parecer se dio cuenta de que algo estaba mal.

- ¿Qué pasa, Isabella? No pareces emocionada-. Pregunto. Me sentí culpable, pero no podía evitar sentirme así.

-Nada, solo que me recuerda a uno que tuve hace algún tiempo-.

Traté de cambiar de tema, pero Alexxander se quedó callado por un momento.

-Entiendo. Bueno, espero que te guste de todos modos-. Dijo. Pero yo sabía que no era suficiente. Me sentía como si estuviera viviendo una mentira.

Esa noche, no pude dormir. Me sentía confundida y ansiosa. ¿Por qué Alexxander me recordaba tanto a...? De repente, recordé una conversación que había tenido con alguien en el pasado. "El amor verdadero no se puede imitar", me había dicho. "Es único y especial". Me di cuenta de que Alexxander no era el hombre que yo creía. No era el hombre que me hacía sentir viva y amada.

Así que el día siguiente, decidí hablar con él.

-Alexxander, necesito hablar contigo-. Le dije directamente, cuando llegué a el lugar donde habíamos quedado de vernos.

-¿Qué pasa, Isabella?-. con una mirada preocupada.

-Me siento confundida. Todo lo que me das, todo lo que haces, me recuerda a... algo que ya viví-. El solo se quedó callado por un momento.

-Lo siento, Isabella. No quiero que te sientas así. Solo quiero que sepas cuánto te amo y que estoy segura de que eres el amor de mi vida.- Dijo, pero yo sabía que eso no podía ser cierto, ni si quiera eramos algo serio, solo nos estábamos conociendo.

Y en el fondo sabía que solo había una persona que podía hacerme sentir viva y amada, esa persona que en verdad era "el amor de mi vida". Esa persona era Héctor, porque a pesar de todo mi corazón y mi mente le pertenecen solo a él.

(...)

Era un día nuevo, un día más de entrenamiento en la Masia. Estábamos en las máquinas, sudando y entrenando duro, cuando de repente llegó un repartidor al gimnasio con un ramo grande de tulipanes blancos. Pero lo que me sorprendió es que se comenzó a acercar  hacia mi...

- ¿Eres Isabella?- pregunto.

- Si-. Respondí sonriendo.

Al leer una nota que venía con los tulipanes, mi corazón saltó de emoción. Decía: "Se que pronto estaremos unidos, att: risitos". Me puse demasiado feliz y no pude evitar sonreír.

Reí al recordar el apodo que le había puesto a Héctor: "Risitos". Me gustaba cómo sonaba y cómo lo hacía sonreír. Y ahora, al ver el ramo de tulipanes y la nota, me sentía emocionada y feliz.

Mi amiga Sofía se acercó a mí.
-¿Quién te envió eso?-. Pregunto.

Yo solo le extendí la nota con una sonrisa y un leve sonrojo. Sofía leyó la nota y me miró con curiosidad.

-¿Risitos? ¿Quién es?-. me preguntó.

Yo solo me encogí de hombros y seguí sonriendo.


Sofía me dio un golpecito en el hombro.
-¡Ay, Isabella! Estás enamorada!- dijo riendo .

-¡Shh! No digas eso tan alto!- dije riendo.

-¡Lo sabía! ¡Eres tan transparente!-.

Me reí y seguí entrenando, pero no podía dejar de pensar en el ramo  y en la nota. Me sentía emocionada de saber que Héctor había estado pensando en mí.

Después del entrenamiento, decidí enviarle un mensaje a Héctor para agradecerle el ramo. Quien no tardo mucho en responder.

" No agradezcas es lo que te mereces, Bonita"

En ese momento recordé que hace días me había pedido hablar las cosas, así que escribí un nuevo mensaje en donde le decía que hoy lo esperaba a las 9 en el mirador para hablar sobre lo que me tenía que decir. A lo que el respondió...

" Gracias, ahí estaré"

confusing love -Héctor FortDonde viven las historias. Descúbrelo ahora