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《Regresar》

Isabella <

Mientras cerraba mi maleta, una mezcla de emociones encontradas se apoderó de mí. La tristeza de regresar Barcelona, los nervios de enfrentar a Héctor.

Recordé cada momento vivido, cada risa compartida con mis compañeras.

Al terminar de empacar, me reuní con ellas en la sala común. Araceli, con su sonrisa cálida, se acercó y me abrazó fuerte.

-Isabella, si necesitas alguien con quien hablar, no dudes en llamarme-.  me dijo con sinceridad. Sentí un nudo en la garganta, agradecida por su ofrecimiento.

-Gracias, Araceli. Significa mucho para mí-.  le respondí, tratando de contener las lágrimas.

-Estaremos en contacto- dijo otra de mis compañeras, mientras me daba un abrazo. -No te olvides de nosotras-.

-No lo haré-. les prometí, sonriendo a través de las lágrimas.

Mientras nos despedíamos, sentí una sensación de melancolía. Habíamos compartido tanto en tan poco tiempo. Pero también sabía que nuestras vidas seguirían adelante, y que siempre tendríamos esos recuerdos especiales.

-¡Hasta luego, chicas!-. les dije, mientras salía por la puerta.

-¡Hasta luego, Isa!-. respondieron al unísono.

Tomé un profundo suspiro, lista para enfrentar el viaje de regreso a casa, con el corazón lleno de recuerdos y emociones.

(...)

Mientras el avión despegaba reflexioné sobre  la infidelidad de Héctor y cómo me había hecho sentir. Decidí que necesitaba tiempo para mí, para sanar.

Horas después, el avión aterrizó en Barcelona. Al salir del aeropuerto, vi a Sofía esperándome con una sonrisa cálida.

-¡Hola, Isa! ¡Bienvenida!-. me dijo, abrazándome fuerte.

Mientras caminábamos hacia mi nueva casa, le conté sobre mi decisión de tomar tiempo para mí.

Sofía asintió. -Entiendo. Tienes que sanar-.

Al llegar a la casa, me sorprendió ver que era acogedora y luminosa, al igual que lujosa. Mis padres habían hablado con los directores de la masía para que pudiera seguir estudiando allí sin necesidad de hospedaje.

Sofía me acompañó a mi habitación y se sentó en la cama.

-Isa, tengo que contarte algo-. dijo con una expresión seria. -Héctor ha cambiado mucho. Siempre está de mal humor y Bianca está siempre pegada a él, pero parece que él no la quiere-.

Sentí un pinchazo en el corazón, pero también alivio. -No me importa-.mentí.

Sofía sonrió. -.Sí te importa, pero eso es normal. Con el tiempo, sanarás-.

Sofía se quedó un rato más, hablando de cosas sin importancia, pero yo sabía que estaba tratando de distraerme. Después de un rato, se levantó para irse.

-Isa, si necesitas algo, estoy aquí-.me dijo, dándome un abrazo.

-.Gracias, Sofi-.le respondí, abrazándola fuerte.

Después de que se fue, me quedé sola en mi habitación. Comencé a explorar mi nuevo espacio, tratando de hacerlo sentir como mío. Pero mi mente seguía vagando hacia Héctor y lo que Sofía me había contado.

Me preguntaba por qué Héctor estaba de mal humor si estaba con Bianca. ¿No era lo que quería? ¿Por qué parecía que no la amaba?

Intenté sacudir esos pensamientos, recordándome que no era mi problema. Tenía que enfocarme en mí misma, en sanar y encontrar mi identidad fuera de la relación.

Me acerqué a la ventana y miré hacia afuera. La ciudad de Barcelona se extendía ante mí, llena de posibilidades y nuevos comienzos.

Pero justo cuando estaba empezando a sentirme mejor, mi teléfono sonó. Era un mensaje de Héctor. Mi corazón se aceleró mientras lo leía: "Isa, necesito hablar contigo".

(...)

Al llegar a la masía, Sofía me recibió con una sonrisa radiante.

-¡Hola! ¿Cómo estás? ¿Lista para volver al entrenamiento?-.me preguntó mientras me daba un abrazo amistoso.

-Estoy bien, gracias. Sí, estoy lisa-. respondí con una sonrisa.

Mientras caminábamos hacia el campo de entrenamiento, Sofía comenzó a contarme algunos chismes sobre nuestros compañeros de equipo. -¿Sabes que Juan y María están saliendo en secreto?-. me dijo con una mirada cómplice.

-¿En serio?-.respondí riendo.

-Pues sí, parece que están muy enamorados-. agregó Sofía.

Pero mi diversión se vio interrumpida cuando vi a Héctor a lo lejos. Mi corazón se aceleró y mi estómago se contrajo. Y entonces, noté que Bianca estaba muy cerca de él, riendo y tocándole el brazo.

-¿Qué pasa?-.me preguntó Sofía al notar mi cambio de expresión.

-Nada, solo... Héctor-. respondí con un gesto hacia él.

Sofía siguió mi mirada y frunció el ceño. -No te preocupes por él, ignoralo-.

Nuestros ojos se encontraron y todo pareció detenerse. Héctor intentó acercarse a mí, pero no lo logró.

-¿Qué quieres, Héctor?-. Le pregunté con una voz firme.

-Quiero hablar contigo-. respondió él, pero no pudo acercarse más.

El entrenamiento comenzó y me enfoqué en los ejercicios que mi entrenador me había asignado.

-¡Vamos, vamos! ¡Más rápido!-. me gritaba mientras corría alrededor del campo.

Después de una sesión intensa, salí del campo de entrenamiento y me dirigí hacia mi coche. Justo cuando estaba a punto de subir, escuché a Héctor gritar mi nombre. -¡Espera! ¡Necesito hablar contigo!-.me gritó.

-No tengo tiempo para ti, Héctor-.respondí sin mirarlo.

-¡Por favor, solo un minuto!-. Insistió él.

Me subí rápidamente al vehículo y le pedí a mi chofer que me llevara a casa lo antes posible. -Por favor, lléveme a casa ya-.le dije con una sensación de urgencia.

Mi chofer asintió y arrancó el motor. Mientras nos alejábamos de la masía, me sentí aliviado de haber escapado de la tensión del momento. Pero sabía que no podía evitar a Héctor para siempre..

confusing love -Héctor FortDonde viven las historias. Descúbrelo ahora