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《La cita》

Héctor <

1 mes después...

Hoy es un día especial, Isabella y yo cumplimos tres meses de novios. Quise sorprenderla con una cena romántica en un lugar que nunca había visitado. Me puse mi camiseta favorita de color azul claro y mis jeans negros, y ella se vistió con una blusa blanca de algodón y una falda corta negra.

Al llegar al restaurante, el mesero nos llevó a nuestra mesa junto a la ventana. La vista era impresionante, el atardecer teñía de naranja el cielo y las luces de la ciudad empezaban a parpadear. La mesa estaba decorada con velas y flores, y había una botella de vino tinto esperando por nosotros.

- ¿Te gusta?-. le pregunté mientras nos sentábamos.

- Me encanta-. respondió sonriendo. -Este lugar es perfecto para una noche como esta-.

Pedimos la comida y brindamos por nuestro amor.

-Por tres meses de felicidad y muchos más por venir-.  dije.

- Por nosotros-. repitió ella, chocando su copa contra la mía.

Después de cenar, le propuse un plan. -¿Qué te parece si vamos a la feria que está en la ciudad?-. le dije.

-¡Me encantaría!-. exclamó. -Hace años que no voy a una feria. ¿Qué hay en la feria?-.

-Hay juegos, comida, y una rueda de la fortuna-. le dije. -Podemos subirnos y ver la ciudad desde arriba-.

(...)

Después de la cena nos dirigimos hacia la feria.

Subimos a la rueda de la fortuna y nos sentamos en una de las cabinas. Mientras ascendíamos, Isabella se apoyó en mi hombro y yo la abracé. La ciudad se veía impresionante desde arriba, con las luces parpadeando como estrellas.

-Esto es increíble-. dijo Isabella, mirando hacia abajo.

-Lo sé-. respondí. - Pero lo que es aún más increíble es estar aquí contigo-.

Ella sonrió y se acercó a mí. Nos besamos mientras la rueda giraba, y el mundo parecía detenerse. La ciudad se convirtió en un borrón de colores y luces, y solo quedamos nosotros dos, suspendidos en el aire.

Después de la rueda de la fortuna, nos fuimos al carrusel. Nos sentamos en un caballo blanco y nos abrazamos mientras el carrusel giraba. Isabella se reía y se inclinaba hacia mí, y yo no podía dejar de mirarla.

-Eres tan hermosa-. le dije, mientras le acariciaba el cabello.

Ella sonrió y se acercó a mí. -Tú también eres muy guapo-. respondió.

Mientras el carrusel giraba, nos besamos de nuevo. El caballo subía y bajaba, y nosotros nos reíamos y nos besábamos. La música del carrusel era como una melodía de amor, y nosotros éramos los protagonistas de nuestra propia película romántica.

En ese momento, admiré la belleza de Isabella. Su sonrisa era radiante, y sus ojos brillaban como estrellas. Su cabello ondeaba en el viento, y su piel parecía brillar bajo la luz de las luces del carrusel.

- Te amo-. le dije, mientras la abrazaba.

- Yo también te amo-. respondió, mientras se acercaba a mí.

(...)

Después de la feria, nos fuimos a un lago cercano. Alquilamos un bote y nos fuimos a remar en medio del lago. La luna estaba llena y iluminaba el agua. El reflejo de la luna en el lago era impresionante, parecía que estábamos remando en el cielo.

-¿Quieres que te cuente un secreto?-. le dije.

- Sí, dime-. respondió acercándose.

- Te amo-. le dije. -Eres la persona más importante en mi vida. Me haces feliz cada día-.

-Yo también te amo-. respondió. -Eres mi media naranja. Me haces reír y me haces sentir viva-.

Nos besamos en medio del lago, bajo la luz de la luna. Fue un momento mágico, como en las películas de amor. El agua estaba tranquila, y solo se escuchaba el sonido de los grillos y el chapoteo del agua contra el bote.

Después, nos fuimos a casa, cansados pero felices. Sabía que esta noche sería inolvidable para ambos. Y mientras nos íbamos a dormir, abrazados, supe que nuestro amor seguiría creciendo cada día.

Al día siguiente, me desperté con un mensaje de texto de Isabella. "Ayer fue la noche más perfecta de mi vida", decía. Sonreí y le respondí. "La mía también. Te amo". Y supe que nuestro amor seguiría siendo perfecto por mucho tiempo.

confusing love -Héctor FortDonde viven las historias. Descúbrelo ahora