Después de ese no muy corto periodo de tiempo en el comedor, el grupo de adolescentes se retiraron vagos y sin nada que hacer.
En realidad, no siempre estaban juntos. A veces ellos mismos se aburrían de la convivencia por un odio común, y cada uno desaparecía a buscar entretenimiento.
Pero por supuesto, Nikolai siempre era una excepción cuando se trababa de comportamientos básicos, prefiriendo quedarse pegado cuál chicle a las personas que apreciaba o le causaban un gran interés, y ya que la única persona que no lo había rechazado a pesar de ser un pegajoso de mierda era Mikhail, naturalmente se quedaba junto a él todo el tiempo.
Tenían un descanso de media hora antes de que las monjas los volvieran a llevar a la parte trasera para completar la tarea de pintar las paredes del orfanato, y como ambos apreciaban sus momentos de descanso, no se quedaron esperando pacientemente, por lo que caminaron en los alrededores.
Mikhail parecía tener un rumbo fijo, y caminaba sereno como siempre. Nikolai era reacio a permanecer en silencio más de dos minutos, así que meció sus manos en un juego para matar el tiempo, pero al final no pudo contenerse las ganas de preguntar con curiosidad palpable. -Mikhail, ¿hacia dónde caminas en realidad?
-¿Eso es una pregunta simbólica?
-¿Tengo cara de poeta acaso?
Mikhail sonrió a medias, contagiado por el pésimo humor de Nikolai, y respondió sarcásticamente, ignorando la respuesta anterior de Nikolai. -Ah, los caminos de la vida... En realidad no tengo un rumbo fijo. Estamos perdidos todos, sumidos en una oscuridad abismal, en la que nadie tiene una luz que brindar. Como alma errante que ha perdido toda voluntad de hallar una luz, sólo vago por el extenso mundo esperando mi muerte. -incluso había hecho movimientos de exclamación con la mano para profundizar sus palabras burlonas.
Nikolai rodó los ojos, sin poder creer que ese pequeño felino de apariencia bonita podía sacar las garras y atacar cuando estaba de mal humor. ¿En un día de su ausencia, Mikhail se había vuelto así? ¡Ah, que lamentable! ¡Que lamentable!
Pero de todos formas se carcajeó por las palabras tan clichés de Mikhail. -Pequeño demonio, en serio sabes hacer enojar a la gente. Sólo dime a dónde vamos.Como Mikhail ya no quería seguir bromeando, respondió honestamente esta vez, con un rostro ensombrecido. -A la enfermería. Atsushi me dijo que vaya cada dos días a monitorear mi peso y estado físico. Además, también tenía que darme unas vitaminas o algo así.
Por su reacción, Nikolai supo de inmediato que Mikhail debía estar dando todo de si mismo para no darse la vuelta y marcharse.
Aunque claramente ninguno de los dos sabía, tampoco era la intención de Atsushi hacer pasar un mal rato a Mikhail cada que tenía que pesarlo, pero era la única forma de saber si Mikhail se estaba alimentando adecuadamente, y en realidad, lo único que podía hacer por él para aliviar su ansiedad, era hacer que Mikhail no mirara el número en la báscula, sólo expresando su progreso con un corto "Estás en mejora" o un "Hm, bien"
Nikolai tomó su mano sin previo aviso, entrelazando sus dedos en un fuerte pero decidido agarre, y habló con sonrisas en el rostro. -¡Hm, ya veo! Entonces te molestaré con mi compañía. Quizás le pida pastillas para el dolor de cabeza a Atsushi también. Mi cabeza puede explotar en algún momento, ah...
El rostro de Mikhail fue espolvoreado con suaves manchas de rojo en el pálido de sus mejillas. De esta forma, aunque leve, su sonrojo aún podría ser visto por cualquiera con vista promedio. Bajó el rostro, dejando que los mechones tan oscuros como la tinta negra actuaran similar a una cortina, evitando que los curiosos vieran la primavera en sus facciones. Aún con el corazón cálido, su voz no sonó diferente a su tono habitual de falsa indiferencia. -Como sea, sólo no molestes demasiado a Atsushi. Sus ojeras crecen cada día más.
Pero de todas formas no deshizo el agarre en sus manos, y la sangre caliente en sus mejillas tampoco sé dispersó.
A no muchos metros de ahí, quién podría imaginar que Fyodor pasara casualmente, y por pura casualidad había visto al par de jóvenes tomarse la mano y actuar tan cariñosamente en público. Una pesadumbre se instaló en su pecho, haciendo que incluso su saliva fuera amarga. Algo que hacía mucho tiempo no experimentaba, emergió desde las profundidades de su turbulento corazón; una mezcla de nostalgia y una casi imperceptible molestia. Caminó con más rapidez y aumentó el silencio, deslizándose por los pasillos como una serpiente experimentada hasta perderse en el exhuberante bosque.
Ambos rusos finalmente llegaron a la enfermería, y entraron aún tomados de la mano. Ninguno de los dos había recordado separarse, así que cuando Atsushi los miró y sonrió con una ceja elevada, deshicieron el agarre como si el otro tuviera fuego en las manos. Definitivamente no quería que la relación de ambos fuera malinterpretada así...
Atsushi no profundizó más en el tema, y le hizo algunos chequeos básicos a Mikhail como tomarle la temperatura, tomar su pulso y esas cosas de rutina. Luego, con algo de pena en la voz, Atsushi señaló la báscula ya colocada en el piso, con una sonrisa desganada. -Sabes qué hacer.
Mikhail no respiró por unos segundos, pero luego fue como si su cerebro le recordara que debía respirar, y sintió una punzada directamente en el cerebro. Para no hacer este proceso tedioso aún más tedioso de lo que era, caminó con un poco de velocidad hasta ella y esperó a que Kenji le dijera que debía subir.
Atsushi tomó un papel cualquiera y el lapicero en su saco, y estaba preparado para escribir ahí los resultados de Mikhail. -Puedes subir.
Nikolai no estaba tan lejos de ambos, de hecho el consultorio no era grande, así que estaba a no más de un metro. Miró a Mikhail, y la imagen superpuesta de su hermana haciendo exactamente lo mismo apareció en su mente. Sacudió su cabeza inmediatamente. Antes había sido un mocoso débil que no pudo hacer nada aunque su hermana moría cada día más delante de él, y definitivamente no dejaría que algo así volviera a suceder bajo sus narices.
Mikhail aún tenía la costumbre de mirar hacia abajo cada que se subía a una báscula, con el corazón latiendo a mil por hora cada que los números salían.
Antes de siquiera poder ver uno de los números, su vista fue bloqueada por esa hoja de papel que Atsushi debía usar para apuntar los resultados. También escuchó su ligera voz haciéndole recordar algo que por segundos había olvidado. -La mirada hacia arriba, Mikhail.
Tal como se le ordenó, y aunque con su corazón sintiéndose igual de pesado que antes, alzó la mirada y no se atrevió a bajarla nuevamente.
Después de dos segundos que para él fueron casi como media hora, Atsushi le permitió bajarse y los números en la pantalla digital volvieron a cero, ahora incapaz de saberlo. Atsushi terminó de apuntar y tarareó un alegre. -Hm, leve progreso a diferencia de la última vez.
No era idiota, y sabía que cada que Atsushi decía que había una mejora, sólo significaba que había subido de peso.
Lo que para todos era alegría, para él era un sentimiento asqueroso e insoportable.
Nikolai se acercó a él y desacomodó su cabello con unas cuantas palmadas. -Bien, ahora deja de ser el centro de atención. Este abuelo necesita también sus pastillas. -aunque apreciaba mucho el intento de subirle el ánimo, sólo sonrió por un breve tiempo antes de que sonrisa se marchitara en su rostro.
Atsushi le dió un frasco de vitaminas a Mikhail que ayudarían q su estómago. Mikhail no obtuvo mucha información de parte de Atsushi a parte de un "mejoraran tu salud", pero aún así reconoció de inmediato que esas pastillas en realidad, a parte de cumplir ese mejoramiento de salud, también tenían como segundo propósito incentivar el hambre. Gran parte de su vida había estado siendo torturado por su propia enfermedad, así que el hambre era algo que ya no sentía, pero si iba a ser abarrotado por pastillas de ese tipo, incluso él no podría no querer ceder.
En su corazón, una pizca de maldad cruzó su mirada. La loca idea de deshacerse de ellas no estaba tan lejos de ser solo una idea impulsiva del pelinegro.
Nikolai estaba ocupado justo en ese momento con Atsushi, exclamando sobre su dolor de cabeza, que realmente no se percató de esa mirada en el sombrío rostro de su pequeño -no tan pequeño- amigo.
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Dark Religion
FanfictionNikolai Gogol, un chico criado en una familia creyente a un dios omnisciente, obligado a creer en esta religión, fue enviado a un internado religioso en Japón, Yokohama. Siendo él un menor de edad, se resigna ante la inminente decisión tomada por Va...