Dark Religion

☆Capítulo 55☆

Como datito extra, Fyodor y Nikolai están hablando en ruso... 👄 Ellos hablan en ruso cuando están solitos y japonés en público.
Ahora sí, lean puercos y esta será la última vez q escribo este tipo de cosas, PLS no pidan otra vez, xq neta no me gusta escribir esto. Es incómodo aiudaaaaaa😔 ni modo los héroes siempre se sacrifican
Además, con las nuevas reglas de Wattpad, me da miedo que se ponga de sensible y me borre la historia (recuerden que nikolai es menor de edad por un año)

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Los labios de Nikolai eran como el néctar, dulces y suaves, con una fragancia que se quedaban impregnadas en cada parte que conformaba su miserable y agonizante ser, eclipsado por completo al adictivo movimiento de su cuerpo bajo el suyo. Sus suaves jadeos y respiraciones entrecortadas eran agradables, calentaban su corazón y nublaban su juicio.

Besaba sus labios con fulgor, anhelando un contacto que fuera más allá de lo físico. Quería fundirse junto a él.

Su mano cosquilleó, queriendo tocar hasta la mínima parte de el albino. Con la yema de sus dedos alzó el desordenado fleco de Nikolai, besando la zona roja y ligeramente hinchada, expresando sus sinceras emociones con ese pequeño contacto.

Nikolai no pasó por alto los actos y gestos cariñosos de Fyodor. Un sentimiento tibio desbordaba desde su corazón hasta abarrotar su pecho y haciéndolo sentirse caliente. Nadie nunca había tenido tantas consideraciones con él.

El beso en su frente fue tan dulce. No podía procesar sus propias emociones, y por momentos solo quería dejarse llevar por el pensamiento intrusivo de llorar. Pero, no un llanto de tristeza.

Nunca había sentido un verdadero éxtasis durante el sexo en sus anteriores relaciones. Nunca había experimentado el verdadero sentimiento caliente que carcomía toda su piel en ese momento. Era indescriptible.

Aún tenían la ropa puesta, disfrutando primero de las caricias tiernas y los besos tranquilos que pronto desencadenarían más pasión que los quemaría a ambos con la intensidad del fuego de mil infiernos. Un sentimiento desconocido para ambos que estaban dispuestos a experimentar.

Fyodor solo podía pensar en una cosa. Desde que había conocido a Nikolai, ya había marcado su sentencia en el infierno.

Toda su vida había sido monótona. La llegada de un joven como Nikolai solo le había le había hecho aprender muchas cosas que nunca antes se atrevió a explorar, cosas como apreciar lo inapreciable y amar lo repudiado.

Si por la compañía de Nikolai debía quemarse en el infierno, caminaría por su propia cuenta hacia las puertas del purgatorio, firmaría con su sangre su sentencia y luego haría arder su propia carne.

La suave sensación de la piel blanca entre sus manos quemaba todos sus pensamientos, enfocándose únicamente en la forma lasciva en la que Nikolai arqueaba su espalda por la corriente de excitación que incineraba hasta el último de sus nervios.

La ropa era un obstáculo para los obscenos deseos mutuos, pero Fyodor quería llevar todo con calma. Besó por última vez el cuello pálido de Nikolai, dejando la última marca roja.

Tomó la cintura de Nikolai, con cuidado. Ahora ambos estaban sentados en el colchón de la cama. Con una pequeña sonrisa tranquilizadora, le indicó a Nikolai lo que debía hacer. — Siéntate en mi regazo, Kolya. No quiero lastimar más tu espalda cuando te quite la camisa. —

Nikolai obedeció, cautivado por la forma tan cuidadosa con la que era tratado, casi como si él fuera algo valioso. A horcajadas logró sentarse en el regazo de el otro ruso, enredando sus brazos alrededor del cuello de este mismo. Las yemas de los dedos fríos de Fyodor se deslizaron como dos serpientes por su espalda, contorneando toda la estructura de su columna, siendo cuidadoso de sus heridas. El frío roce que generó en su cintura cuando alzó su camisa lo derritió por completo, y aunque el toque era frío, quemaba la piel de Nikolai.