☆Capítulo 57☆

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La tarde en el internado era lenta si no había nada productivo que hacer. Las clases en el taller se habían suspendido por unas semanas debido a que el viejo que solía vigilarlos había enfermado y estaba descansado en casa, y al parecer ninguna monja o novicia tenía la paciencia y habilidad del viejo. Las paredes que solían pintar en las tardes también fueron terminadas, pero por profesionales, ya que por órdenes del jefe, si seguían así, nunca lo terminarían porque los jóvenes, a pesar de ser varios, eran muy lentos y pintaban horrible.

Sin nada que hacer, los jóvenes se quedaban dentro de sus habitaciones durmiendo, y otros preferían caminar junto a sus amigos o simplemente conversar en una esquina.

Nikolai se quejaba en voz alta con Mikhail todo el día, diciendo que estaba aburrido, que moriría, que necesitaba salir y hacer algo, por lo que, ni siquiera su mejor amigo lo soportaba, entonces, lo sacó de la habitación y le dijo que buscara su propia diversión. De todos modos, Nikolai terminó arrastrando a Mikhail fuera de la habitación.

Caminaron por cinco minutos hasta que de uno en uno, fueron encontrando a todos sus amigos y se reunieron en una de sus esquinas favoritas. Estaban sentados y algunos recostados en la pared, era todo normal, a excepción de que esta vez había un nuevo acompañante, Karma.

Dazai era un experto en molestar gente, así que no se demoró ni más de dos minutos en empezar a molestar al pobre muchacho que sólo sonreía nervioso. — Entonces, Karma, si tuvieras que elegir entre suicidarte con pastillas o una sobredosis de alcohol, ¿cuál preferirías? —

Por supuesto que nadie nunca le había hecho ese tipo de preguntas a Karma. No sabía que responder. La mirada de Dazai era algo aterradora por lo extraña que era. Sonrió nervioso, jugó con sus manos y vaciló al responder. — Bueno... Es casi similar. Creo que... ¿las pastillas? —

Todos miraban curiosos a Karma, y nadie tenía ni la más mínima intención de ayudarlo a salir de la situación extraña con Dazai. Preferían ser simples expectantes y reírse.

— Oye, idiota, ¿por qué nunca puedes hacer una sola pregunta normal? — Por supuesto que el único que se atrevería a insultar tan cómodamente a Dazai sería Chuuya Nakahara. — Ya deja de ser tan imprudente. —

Dazai rodó los ojos, pero obedeció las ordenes y dejó de hostigar a Karma.
Karma vio a Chuuya como una divinidad en ese momento.

Nikolai no les estaba prestando tanta atención. Seguía pensando en cómo escapar en la noche mientras todos estaban distraídos con esa reunión de reflexión de la que Fyodor le habló. Le echó una rápida mirada a Teruko y observó como ella estaba en silencio con la mirada casi perdida. Más convencido que antes, aclaró su garganta y detuvo el ruido que generaba sus amigos. Entonces, les comunicó lo que tenía en mente. — ¿No han pensado en escaparnos? No por siempre, solo una noche. No me van a negar que estar aquí es jodidamente aburrido. — No quería exponer directamente la situación de Teruko, por lo qu disfrazó su ayuda con una invitación a una simple escapada por aburrimiento.

Por supuesto que Dazai ni siquiera se detenía un segundo a pensar las consecuencias y de inmediato saltó en su lugar y motivó a los demás. — ¡Deberíamos hacerlo! —

En el grupo de amigos, Dazai y Nikolai siempre eran los que los invitaban a cometer actos imprudentes. Nikolai proponía, Dazai disponía, los demás lo seguían y Mikhail simplemente existía.

Como siempre, terminaron aceptando, aunque dudando un poco. Incluso Karma fue acorralado por Dazai y debido a la presión social, terminó cediendo.

— ¿Pero no será obvio si nos escapamos todos? Todos aquí son idiotas, pero no creo que sean lo suficientemente estúpidos para no percatarse de la ausencia de tantos. — Habló Sigma, pensativo.

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