☆Capítulo 53☆

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La monja irrumpió en el peor momento de la discusión. Las cosas podrían ser fácilmente interpretadas. En primer lugar, la mujer estaba inconsciente en el piso de la habitación, Mikhail tenía la mejilla ensangrentada, Teruko tenía rastros de lágrimas en las mejillas y sus ojos estaban ligeramente rojizos, signo de haber llorado... ¡y el único que estaba intacto era él!

No había hecho nada. Esta vez en serio no había hecho nada, pero solo con ver la expresión de la monja, estaba claro lo que pasaba por su mente. No sabía si reír o llorar.

Sonrió por costumbre, lo cual pareció endurecer más la expresión enojada en el rostro de la mayor. Dio dos pasos firmes y fuertes en la habitación hasta llegar a ellos, con chispas de fuego brillando en la iris de sus ojos. — ¿Explicarán o quieren que saque mis conclusiones? —

En sólo tres segundos, Nikolai fue muy veloz para pensar. Esta vez, quién por lógica debía ser castigado era Mikhail, por haber golpeado a una mujer, y no importaba si ella era quien había empezado.

Teruko había peleado, y la había golpeado, pero si la desconocida no se levantaba a decir que ella había sido golpeada por Teruko, ¿quién podría incriminar a Teruko?

Como nadie habló, la monja lo volvió a hacer, sacando a la luz sus conclusiones. — Dos hombres en el pabellón de las mujeres. Una desmayada y otra llorando. ¿Quieren que siga? —

Lo que más temía estaba pasando. La monja castigaría a Mikhail también. Él no tenía miedo de recibir un castigo, pero Mikhail... Definitivamente no dejaría que él recibiera un castigo.

Pero, justo cuando iba a abrir la boca y decir alguna tontería, Teruko habló, con la voz ronca y la mirada un poco perdida. — Sus conclusiones están mal. — Aunque fue rápido, Teruko dio un rápido vistazo a Mikhail y suspiró. — Mikhail no ha hecho nada. Sólo éramos yo y Nikolai causando problemas... Mikhail quería ayudar a acabar la pelea, pero salió lastimado accidentalmente. Él no tiene nada que ver aquí. —

Nikolai suspiró aliviado. Aunque aún era culpable, al menos Mikhail fue rápidamente retirado de los culpables.

Mikhail no estaba para nada contento con ser salvado de esa manera, pero por el momento guardó su opinión y espero los resultados. Confiaba en Nikolai y sus acciones imprudentes.

La monja creyó fielmente las mentiras de Teruko y sin pensarlo ni dudarlo, dio su sentencia. — Ya saben que serán castigados. Siganme. — Dicho aquello, se dio la vuelta y no esperó ni un segundo para que hablaran. Además, ni siquiera le importó que la mujer siguiera desmayada en el suelo.

Ya que Teruko y Nikolai se fueron, Mikhail bajó su mirada hacia la desmayada. Chasqueó la lengua y luego de darle una patada, salió de la habitación, cerrando la puerta y dañando la cerradura con un pequeño truco que aprendió de Nikolai. Ella no podría salir en un buen rato.


Los pasillos del internado a veces podían ser interminables o ser muy cortos. Dependiendo la situación, las cosas podrían variar de muchas formas. Justo ahora, los pasillos parecían nunca acabar.

Lejos de estar ansioso, como Teruko, Nikolai estaba emocionado. Quería saber que nuevo castigo podría llevarse. Sus manos con cicatrices cosquilleaban de una manera que le causaba un éxtasis increíble. Era la adrenalina, esa que siempre experimentaba en cada una de sus travesías.

Teruko, por otra parte, estaba con una crisis existencial mental. Aún tenía el parque en en su mejilla, porque su anterior castigo aún no cicatrizaba por completo. Deseaba con todas sus fuerzas que el castigo no fuera tan grotesco.

Después de un camino casi interminable y en silencio, la monja finalmente se detuvo frente al cuarto de los castigos, en el que ambos ya habían estado antes y ya conocían. Ni siquiera la fachada era agradable a la vista. Esta fachada deteriorada causaba un malestar incómodo en el estómago a cualquiera, cualquiera a excepción de Nikolai.

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