El tiempo que la monja les había dado para supuestamente reflexionar pasó más rápido de lo normal gracias a la compañía de Teruko. Se había secado las lágrimas y se recompuso rápidamente, volviendo a ser la Teruko de siempre. Luego de eso y planificar la fuga, hablaron de muchas cosas sin sentido para matar el tiempo, y después de media hora, llegó la monja.
Por su expresión, aún seguía evidentemente estresada y su ceño estaba tan fruncido que dolía solo verlo. Caminó con pasos resonando por toda la habitación, luego se detuvo frente a ellos. — ¿Están arrepentidos de lo que han hecho? —
Teruko y Nikolai eran personas que odiaban ser débiles y odiaban a los débiles, por supuesto que ni aunque los amenazaran de muerte se atreverían a mostrar una imagen débil de ellos, por lo que, decididos, negaron.
La mujer asintió sin decir nada. Volvió a retomar su caminata, hablando mientras se acercaba a unos estantes y buscaba algo. — Normalmente les daríamos un castigo tranquilo, pero ya va más de una vez que causan problemas, en especial tú, niño albino, así que soporten las consecuencias si no se quieren arrepentir y mejorar. —
Nikolai se sintió algo fastidiado por el apodo. Rodó los ojos, ignorando todo el discurso.
La monja encontró lo que buscaba. Tenía dos tablillas de 20 cm x 15 CM y aproximadamente dos dedos de grosor. En la parte superior de cada tablilla habían muchos pequeños picos de madera aparentemente inofensivos. Cuando se acercó, Nikolai observó las diminutas manchas de sangre en las tablillas y rápidamente quitó la palabra inofensivo de la descripción.
La mujer se detuvo nuevamente delante de ellos y colocó ambas tablas frente a los chicos. — Arrodillense en las tablas. —
Antes de arrodillarse, Nikolai notó que la tablilla que se le había colocado a él, tenía esos pequeños picos mas pequeños pero también más afilados a comparación con los de Teruko, que eran ligeramente más grandes pero con poco filo. No le prestó tanta atención a eso, y pensó que sería una buena oportunidad para descubrir que tan crueles podrían ser estas esposas de Dios.
El primer minuto de estar arrodillado a penas le causaba cosquillas, pero con el tiempo transcurriendo, Nikolai entendió que era una forma de tortura lenta y estresante. Además, para complicarle más las cosas a él, le obligaron a subirse el pantalón hasta la altura de las rodillas, exponiendo su piel a la madera y causándole más raspones de los que podría haber tenido si mantuviera la tela del pantalón como barrera.
La mujer se quedó cinco minutos viéndolos en silencio. Ella misma se sintió frustrada al ver cómo ninguno de los dos suplicaba o doblegaba y en realidad estaban sumergidos en sus propios pensamientos, como si sus rodillas no hubieran empezado a sangrar ya. No podía quedarse así, entonces, con el rencor carcomiendo su ser, buscó más cosas para molestarlos.
Ahora tenía su famoso látigo. Por muchos años, cuando alguien cometía un grave error, se enfrentarían a su ira. No se contenía ni se dejaba ganar por la misericordia. Sus castigos leves hacían que las personas nunca más repitieran sus actos. Ahora, ella ya había hecho uso de su látigo con ambos jóvenes, y aún habían vuelto a cometer el mismo error. Lo único que se le cruzó por la mente fue aumentar la cantidad de golpes y hacer uso de más fuerza.
Estaba a nada de pedirles que extendieran las manos, cuando una idea maliciosa pasó por su mente. Normalmente, no se usaría ese objeto a menos de que la infracción fuera más seria, pero sentía un rencor especial con ambos jóvenes, en especial con "el niño albino", entonces, ignoró las propias reglas que ella misma apoyó, y busco el objeto.
A todo esto, Nikolai estaba divagando en sus pensamientos, recordando a su familia aún en Rusia. No quería admitirlo, pero extrañaba a sus hermanos. Extrañaba a su mamá despertándolo en la mañana para que vaya a la escuela, aún sabiendo que Nikolai preferiría irse con sus amigos y escaparse de las clases. Extrañaba los fines de semana en casa, viendo películas en la sala con toda la familia, aún cuando se quedaba dormido a mitad de la película. Pero, no extrañaba a su papá. Para Nikolai, su papá era poco importante en su vida.
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Dark Religion
FanficNikolai Gogol, un chico criado en una familia creyente a un dios omnisciente, obligado a creer en esta religión, fue enviado a un internado religioso en Japón, Yokohama. Siendo él un menor de edad, se resigna ante la inminente decisión tomada por Va...