⊱✿⊰ 𝕏𝕀𝕀𝕀

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Pasaron varios días. Días en los cuales desconecté del mundo y a la vez recibí una cruda dosis de realidad. Una vez más, la vida volvió a romper y machacar mi corazón. Quería creer que algún día todo se resolvería, pero para ello debía actuar de inmediato, cosa que no había sucedido en los últimos días. Quería mantener a MinHo tranquilo, así que simplemente le mentí. Pero cuánto me duele no poder decirle la verdad, cuánto me duele faltarle el respeto a nuestros sentimientos, jugando con la sensibilidad ajena y la mía propia.

Llevaba varios días tumbada en el sofá mirando el techo. Si no estaba vomitando de la repugnancia, me encontraba llorando desconsoladamente, sin saber exactamente como debería sentirme. Me hace odiar quien soy no poder comprender qué son todas estas emociones que habitan en mí. Quisiera poder pausar el tiempo y resolver todos los enredos de mi mente; aclarar uno por uno todos los sentimientos incomprensibles y darme tiempo a mí misma para adaptarme a cada uno de ellos. Pero eso no era posible y, por ello, debía levantarme, de nuevo, y luchar por mi paz. Mi merecida paz.

⚬⚟ Minho ⚞⚬

Hana: MinHo, siento decirte esto por mensaje pero siento la necesidad de informarte que tengo que irme por un tiempo por trabajo.

MinHo: Hana, ¿por qué has ignorado mis llamadas por cinco días? El último día que nos vimos todo fue bien entre nosotros. ¿Acaso he hecho algo mal?

Hana: MinHo, solo quería decirte que intentaré resolverlo todo antes de tu gira mundial y darte las respuestas que mereces. Hasta entonces, apreciaría que esperaras por mí.


Ese fue nuestro último intercambio de mensajes, lo cual me rompía el corazón. No quería que MinHo se viera mezclado en este tipo de problemas, así que incuso si nos terminábamos por distanciar por completo, al menos podría asegurarme de que él estuviera a salvo.

Pasados los días y llegada la noche del viernes, estábamos las tres reunidas en mi apartamento: Min, Tae Ri y yo. Nos encontrábamos sentadas alrededor de la mesa del comedor, con una carpeta llena de archivos impresos, los cuales me había entregado Tae Ri varios días antes como prueba de los delitos del doctor Ha y que yo me había encargado de imprimir.

Días antes, junto a Min, abrí las distintas carpetas de la memoria USB con las manos temblorosas y el peso de la responsabilidad aplastando mi pecho. La primera imagen que encontré era una fotografía de mí misma, capturada en el estacionamiento del hospital. Estaba de perfil, con la mirada perdida en mis pensamientos, completamente ajena al ojo que me vigilaba. Una sensación de vulnerabilidad y desasosiego me invadió al darme cuenta de que había estado siendo espiada. Mis ojos recorrieron los documentos que seguían, cada uno más perturbador que el anterior. Eran contratos ilegales, fríos y mecánicos, detallando transacciones horrendas de una red de trata de personas. Los nombres de las jóvenes mujeres, sus edades y los precios a los que se les valoraba eran una bofetada a la dignidad humana. A medida que avanzaba, las fotos de las víctimas comenzaron a aparecer: enfermeras y otras trabajadoras, sonriendo en la vida cotidiana, llenas de esperanzas y sueños. Luego, esas mismas mujeres aparecían en horrendas escenas, sus cuerpos inertes marcados por la brutalidad y el sufrimiento. Cada imagen era una herida abierta en mi alma, un testimonio del dolor y la injusticia que acechaba en las sombras de ese hospital. Sentía las lágrimas arder en mis ojos, pero no podía apartar la vista. La rabia y la tristeza se entrelazaban en mi corazón, formando una determinación férrea. Sabía que debía actuar, no solo por mí misma, sino por todas las mujeres que habían sido silenciadas y por aquellas que aún podían ser salvadas.

𝐖𝐢𝐭𝐡𝐨𝐮𝐭 𝐰𝐨𝐫𝐫𝐢𝐞𝐬 | ʟᴇᴇ ᴋɴᴏᴡ ˢᵏᶻDonde viven las historias. Descúbrelo ahora