⊱✿⊰ 𝕏𝕍𝕀

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El cuarto estaba en penumbra, apenas iluminado por la tenue luz que parpadea en el techo, proyectando las sombras sobre las estanterías llenas de archivos polvorientos. Estaba escondida entre dos de esas estanterías, mi cuerpo pegado a la fría pared de metal mientras intentaba hacerme lo más pequeña posible. Mi respiración era lenta y controlada, pero cada latido de mi corazón resonaba en mis oídos como un tambor.

La puerta se cerró con un chirrido metálico y, de repente, el sonido de los pasos resonó por el estrecho pasillo central. El eco de las pesadas botas sobre el suelo me hizo tensarse. Contuve la respiración, sabiendo que estaban demasiado cerca. Los pasos se detuvieron y, por un momento, el silencio fue tan denso que sentí que podía cortarse con un cuchillo.

—¿Estás seguro de que fue aquí? —Preguntó uno de ellos, su voz grave y llena de suspicacia.

—Sí, la alerta de movimiento vino de esta zona. No hay muchos lugares donde alguien podría esconderse aquí —respondió el otro guardia, su tono más pragmático, como si ya estuviera seguro de que me encontrarían.

A través de la estrecha rendija entre las estanterías, pude ver sus sombras moverse mientras exploraban la habitación. Uno de ellos caminó hasta una esquina, iluminando con su linterna los estantes llenos de archivos. El haz de la luz se movía de un lado a otro, acercándose cada vez más a mi escondite. Mi mente trabajaba a toda velocidad, buscando una salida.

Estaba atrapada, eso era un hecho. Pero no podía permitirme entrar en pánico. Me había preparado mentalmente para situaciones como esta, aunque nunca había imaginado estar en una situación tan delicada. Mientras los guardias hablaban, mi mente analizaba rápidamente el entorno. Había un pequeño conducto de ventilación cerca del suelo, apenas visible tras unas cajas viejas. Podría ser mi única salida, pero tendría que llegar hasta allí sin hacer ruido.

—Voy a revisar este lado —dijo el segundo guardia, y oí cómo se acercaba lentamente hacia mí. Cada uno de sus pasos era una amenaza directa.

Mis manos, cubiertas por guantes, comenzaron a moverse despacio, tanteando el borde de una de las cajas a mi lado. Tenía que hacer algo, y rápido. Los guardias estaban demasiado cerca, y si me descubrían, todo terminaría aquí.

—Hazlo rápido. No tenemos toda la noche —respondió el primer guardia, su voz sonaba irritada, como si esta tarea le pareciera una pérdida de tiempo.

Con un movimiento calculado, empujé suavemente la caja más cercana con el pie, dejando que cayera hacia adelante, causando un leve ruido al impactar contra el suelo al otro extremo de la habitación. Ambos guardias se giraron instantáneamente hacia el sonido.

—¿Qué fue eso? —exclamó uno de ellos, levantando su linterna y enfocando hacia el punto donde la caja había caído.

Aprovechando su distracción, me deslicé lentamente hacia el conducto de ventilación. Cada movimiento era lento, preciso. Sentí el borde metálico bajo mis dedos mientras me inclinaba para abrir la pequeña rejilla. Las voces de los guardias estaban más cerca ahora, el sonido de sus botas moviéndose rápidamente hacia el lugar donde había caído la caja.

—¡Revisa esa esquina! —Ordenó uno de ellos, y pude oír cómo se acercaban.

Con un último esfuerzo, me escabullí por el conducto, empujando mi cuerpo delgado a través de la estrecha abertura. Sabía que si hacía ruido, me descubrirían, así que avancé lo más despacio que pude, sintiendo cada pequeño rasguño del metal contra mi ropa.

Desde mi posición en el conducto, escuché a los guardias rebuscar entre las estanterías. El sudor me perlaba la frente mientras me desplazaba con dificultad, consciente de que cualquier sonido podría delatarme.

𝐖𝐢𝐭𝐡𝐨𝐮𝐭 𝐰𝐨𝐫𝐫𝐢𝐞𝐬 | ʟᴇᴇ ᴋɴᴏᴡ ˢᵏᶻDonde viven las historias. Descúbrelo ahora