⊱✿⊰ 𝕏𝕍

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El pinganillo en mi oído zumbaba con un leve ruido estático, una señal constante de que no estaba sola. Me detuve un momento para ajustarlo, sintiendo la adrenalina correr por mis venas, más rápida y punzante con cada latido. Tae Ri, Cha Young y Vincenzo estaban en el bufete de los dos últimos; mientras tanto, Min estaba en el refugio, observando cada movimiento a través de los monitores.

—¿Me escucháis bien?—Murmuré, intentando mantener la voz firme, aunque sabía que los nervios me traicionaban.

—Te escuchamos perfectamente, Hana—respondió Min. Su tono de voz calmado y seguro fue un bálsamo para mi ansiedad, dándome un empuje de valor. Ya era hora de adentrarme en el hospital.

De repente, un flashback me llevó a la reunión en el bufete de abogados Jipuragi, donde el aire estaba cargado de tensión, y la seriedad en los rostros de todos reflejaba la gravedad de lo que estábamos por hacer. Desplegué un plano del hospital sobre la mesa, mis manos temblorosas apenas visibles mientras señalaba con un bolígrafo todos los puntos sin cámaras de seguridad, aquellos rincones que podrían ser nuestra única ventaja.

—Estas son las zonas sin cámaras —expliqué, moviendo el bolígrafo sobre el papel con una precisión que ocultaba mi preocupación.—Aquí, aquí y aquí. Si logramos pasar por estos puntos, podemos llegar a las áreas clave sin ser detectados. Lo malo es que cualquier alteración en las rondas de vigilancia nos dejará en desventaja.

Cha Young se levantó y comenzó a apuntar en la pizarra las zonas a las que deberíamos acceder.

—Entonces—comenzó a señalar esta vez Vincenzo en la pizarra, bajo la mirada expectante de mis dos amigas, las cuales aún no asimilaban que el mismísimo consigliere de la mafia fuera el hombre que nos estaba ayudando en ese instante—los puntos claves que nos ayudarán a conseguir más información y a los que debemos acceder son el congelador y la morgue, ¿cierto?—Terminó dirigiendo esa pregunta a mí, a lo que asentí.

Tae Ri frunció el ceño.

—¿Cómo vamos a entrar a conseguir entrar allí? La seguridad es bastante estricta.

Sonreí con una mezcla de alivio y amargura, agradeciendo en silencio haber previsto la necesidad de hacer una copia de las tarjetas electrónicas del hospital. Después de la tragedia que se llevó a mis padres, había aprendido a no confiar en nadie en ese lugar. cada precaución tomada era una barrera más entre mí y los sucios secretos enterrados en ese lugar. Saqué una tarjeta de mi bolsillo y la sostuve frente a ellos.

—Conseguí una copia por si acaso —dije, dejando que la tarjeta descansara en la mesa por un instante mientras sentía el peso de los recuerdos aplastándome.—Desde lo sucedido con mis padres, siempre he intentado tener un plan B. No puedo darme el lujo de confiar en nadie en ese lugar.

Nuestras miradas se cruzaron, y Min comprendió al instante lo que estaba pasando por mi mente. Sin decir una palabra, tomó mi mano con un gesto reconfortante, transmitiéndome una silenciosa solidaridad. Los demás bajaron la vista, evitando el incómodo tema que flotaba en el aire, mientras Tae Ri, con evidente incertidumbre, no se atrevía a preguntar.

Entonces, Vincenzo, con su habitual inquebrantable semblante, se acercó a mí y me tendió una pistola, el frío metal pesando más de lo que esperaba. Los demás no eran conocedores de lo que él y yo habíamos conversado en privado. Habíamos delineado un plan más rápido y certero para derribar al doctor Ha, conscientes de que, si las chicas lo supieran, se opondrían de inmediato. sabíamos que la única forma de llevar esto a cabo era mantenerlas al margen de las partes más sucias del plan. No quería que las cosas fueran mal para ellas, así que tomaría la responsabilidad.

—Mantén esto contigo, por si acaso—dijo con una voz firme, pero baja. No era algo que quisiera usar, pero sabía que debía estar preparada para todo.

—¿Estamos todos de acuerdo entonces?—Pregunté, buscando la confirmación en sus rostros. Unánimemente, asintieron. habíamos que no había vuelta atrás.

La escena se desvaneció mientras volvía al presente, respirando hondo antes de entrar al hospital. La pistola escondida en mi pantalón pesaba, recordándome la gravedad de lo que estaba a punto de hacer. Saludé a algunos antiguos colegas, sonriendo con normalidad mientras les explicaba que venía a recoger algunas cosas,

—Estás cerca del primer punto—dijo Min a través del pinganillo.—Ve con cuidado.

Asentí, aunque sabía que a partir de ese punto ya no podía verme, ya que era una zona restringida sin cámaras de vigilancia.

Dentro del congelador, el aire frío y cortante me golpeó de inmediato, calándome hasta los huesos. Empecé a comprobar los nombres que Tae Ri me decía por el pinganillo, comprobando el estado de los cuerpos y su antigüedad. Tendría que comprobar los historiales médicos, si es que aún existían en algún rincón olvidado del hospital. Quise salir lo antes posible antes de enloquecer. Cuerpos de personas desaparecidas se encontraban allí, y eso era suficiente para presentar una denuncia al hospital. Cada descubrimiento era un golpe al estómago. Personas que alguna vez estuvieron llenas de vida, ahora reducida a frías estadísticas en una lista de víctimas.

—Está bien, Hana—intentó tranquilizarme Cha Young, aunque se notaba la urgencia en su voz.—Ahora ve a la morgue, tenemos que verificar las desapariciones más recientes.

Salí de ahí, cuidadosamente dirigiéndome a la morgue con los nervios a flor de piel. Justo cuando estaba por entrar, Min me alertó.

—Hana, un guardia se acerca. No es parte de la ronda ordinaria de seguridad. Corre.

El pánico se apoderó de mí mientras avanzaba rápidamente hacia el sótano, con mi corazón latiendo con fuerza. Llegué al archivo donde se almacenaban todos los historiales medicos físicos de los pacientes y me escondí entre las estanterías, tratando de controlar mi respiración. El suspense era casi insoportable. Oí unos pasos acercándose, deteniéndose justo fuera de mi escondite. Aguanté la respiración más que nunca. El miedo me atenazaba mientras el guardia se quedaba inmóvil, como si pudiera oír el frenético latido frenético de mi corazón.

Finalmente, el guardia recibió una llamada y, después de unos segundos que parecieron eternos, se alejó. Dejé escapar un suspiro de alivio mientras me dejaba caer en el suelo, luchando por recuperar la compostura.

—Todo despejado, lo acabo de captar saliendo del area restringida—informó Min.—Continúa, pero con cuidado.

Me levanté lentamente, saliendo de entre los estrechos pasillos llenos de archivos médicos, mi corazón aún martillando en el pecho. El sótano estaba en silencio, y el eco de mis pasos resonaba en la oscuridad, creando un ambiente de tensión que no terminaba de disiparse.

Estuve un rato rebuscando entre los archivos, buscando cualquier detalle incriminatorio o mínimamente sospechoso. Por suerte había varios archivos que detallaban procedimientos inusuales y luego de echarles un vistazo más en profundidad, algo hizo clic en mi cabeza.

—Lo tengo—susurré.—Esto será nuestro apoyo.

Pero justo cuando estaba viviendo mi momento de gloria, escuché la puerta abrirse de golpe. El guardia había regresado, esta vez con otro hombre. Mi corazón se detuvo mientras me quedaba quieta entre las estanterías, rogando que no me descubrieran.

—¿Qué haces aquí?—Inquirió uno de ellos, lo que hizo que el mundo se me callera encima.

──────────❀◦∘NOTA DE LA AUTORA

Pipipi, traigo nuevo capítulo aunque me disculpo por hacerlo tan corto.

Para quien no sepa los dos personajes que aparecen los saqué de la serie <<Vincenzo>>, así que en este capítulo hay bastantes guiños a lo que pasa en ella.

Pero en fin, gracias por leer y espero que os haya gustado!!

PD: Para las personas que leéis, podéis al menos comentar un "aquí" o un "presente", es que sino parece que hablo sola😭😭

Sin nada más que añadir, besitos muakmuak <33

❁ Con mucho amor, Vin.

𝐖𝐢𝐭𝐡𝐨𝐮𝐭 𝐰𝐨𝐫𝐫𝐢𝐞𝐬 | ʟᴇᴇ ᴋɴᴏᴡ ˢᵏᶻDonde viven las historias. Descúbrelo ahora