⊱✿⊰ 𝕏𝕏𝕀𝕀

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Alerta gogogo, leer con precaución.


Empujé la puerta del cuarto de MinHo con cuidado, como si al hacerlo estuviera adentrándome en el lugar más sagrado de todos. El cuarto estaba bañado en una luz suave, proveniente de una lámpara de mesa que lanzaba un resplandor cálido sobre las paredes. Los colores eran neutros, con tonos de gris y blanco que creaban una atmósfera tranquila y acogedora. Era un reflejo perfecto de MinHo: elegante, ordenado y con un matiz de simplicidad que lo hacía ver aún más atractivo.

Cerré la puerta detrás de mí, tomando un momento para familiarizarme con la tranquilidad del lugar. Mis ojos recorrieron cada detalle, desde los libros cuidadosamente apilados en el estante hasta las fotografías enmarcadas que adornaban las paredes, capturando momentos de la vida de MinHo que ahora estaba comenzando a conocer mejor. Había algo tan íntimo en estar en su cuarto, como si cada objeto, cada rincón, hablara en voz baja sobre él.

Avancé lentamente hacia la cama, sintiendo el suave tacto de la alfombra bajo mis pies descalzos. La cama estaba hecha con esmero, las sábanas estaban perfectamente alisadas, invitándome a dejarme caer y disfrutar de su suavidad. No pude evitar sonreír al imaginarlo a él acostado allí, rodeado de ese orden que lo caracterizaba. Me senté al borde de la cama, dejando que la sensación de las sábanas frías bajo mis muslos me relajara aún más.

Con un suspiro ligero, aflojé el nudo de la toalla que había mantenido mi cuerpo envuelto en una sensación de seguridad. La toalla se deslizó por mi piel, cayendo en silencio a mis pies, dejando mi cuerpo desnudo bajo la suave luz de la habitación. Sentí una ligera brisa acariciar mi piel, una mezcla de frescura y timidez que me hizo sonrojarme. Me quedé quieta un momento, permitiendo que la sensación de vulnerabilidad y libertad me invadiera, antes de extender la mano hacia la ropa que MinHo me había prestado.

La camiseta, suave y ligeramente holgada, se deslizó sobre mi piel con una afinidad demasiado satisfactoria. El algodón fresquito abrazó mi cuerpo de una manera diferente a mis propias prendas, como si realmente estuviera siendo envuelta por un abrazo invisible. Al ajustármela, sentí como el dobladillo caía más allá de mis caderas, cubriéndome de manera protectora pero dejando entrever mis piernas desnudas, lo que me hizo sentir una mezcla de pudor y travesura.

Me levanté para mirarme en el espejo de cuerpo entero que estaba en la esquina de la habitación. El reflejo que me miró de vuelta era a la vez familiar y extraño: yo, con el cabello aún húmedo y desordenado, la piel rosada por la reciente ducha, y la camiseta de MinHo colgando suelta sobre mi figura. La imagen de mí misma portando su ropa me arrancó una sonrisa tímida. No era capaz de organizar mis pensamientos al completo, pero lo que sí entendía es que había descubierto una nueva forma de intimidad. Nunca habían compartido su ropa conmigo de manera que me hicieran sentir tan amada y apreciada.

Mis ojos vagaron por el reflejo, deteniéndose en como la camiseta se arrugaba ligeramente en mi cintura y cómo el escote caía un poco más bajo de lo que estaba acostumbrada, revelando la curva de mi clavícula y un atisbo de mi piel. Después de un momento, me decidí a ponerme los pantalones que él me había ofrecido. Eran mucho más grandes de lo que necesitaba, por lo que tuve que ajustarlos en mi cintura, sintiendo como la tela caía suelta sobre mis caderas y muslos. Me miré de nuevo en el espejo, y esta vez la imagen que me devolvió la mirada era de alguien que había encontrado un refugio, un lugar donde sentirse completamente a salvo. Mis manos recorrieron la suave tela, tirando de los bordes de la camiseta para ajustarla mejor, pero sonriendo al darme cuenta de que, sin importar cómo lo hiciera, seguía siendo ropa de MinHo: grande, suave y totalmente impregnada de su esencia.

𝐖𝐢𝐭𝐡𝐨𝐮𝐭 𝐰𝐨𝐫𝐫𝐢𝐞𝐬 | ʟᴇᴇ ᴋɴᴏᴡ ˢᵏᶻDonde viven las historias. Descúbrelo ahora