⊱✿⊰ 𝕏𝕍𝕀𝕀𝕀

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Una semana antes del encuentro con Ha Young Chul.


El ambiente en la sala de reuniones era denso, casi asfixiante. Cada vez que levantaba la vista de los documentos, sentía que el aire se volvía más pesado. Las paredes de cristal del despacho de Vincenzo no ayudaban; reflejaban las luces tenues de la ciudad y, a la vez, la gravedad de lo que estábamos desenterrando. Allá afuera, Seúl seguía su ritmo imperturbable, pero aquí dentro... aquí dentro el tiempo parecía haberse detenido, como si el mundo estuviera esperando a que nosotros tomáramos la próxima decisión.

Frente a mí, sobre la mesa, estaba el cúmulo de documentos que llevábamos semanas revisando. Carpetas, informes, fotografías; todo un mosaico de pruebas que, al principio, parecía desordenado, inconexo. Pero ahora lo veía claro. Lo veía todo. Cada documento era una ventana al horror que estábamos decididos a exponer, y mientras mis dedos repasaban las hojas, sentía un escalofrío subirme por la espalda. El doctor Ha había tejido su red de corrupción de manera minuciosa, cuidando cada detalle. Era un monstruo con una máscara de respetabilidad, y nosotros teníamos que arrancársela.

—Este es el patrón —dije, señalando un conjunto de registros médicos. Mi voz sonaba firme, pero por dentro me sentía desgastada, como si cada palabra me quitara un poco más de energía. Investigando por mi cuenta había conseguido relacionarlo con la muerte de mis padres, y me mataba por dentro no ser capaz de revelarlo al grupo.— Las fechas coinciden con las desapariciones. Aquí... y aquí. Este es el vínculo que necesitábamos.

Vincenzo, que estaba sentado a mi lado, asintió en silencio. Lo conozco lo suficiente para saber que su mente estaba a mil por hora, buscando los puntos débiles en la estructura que Ha Young Chul había construido. Es metódico, preciso, letal cuando quiere serlo. Pero incluso en su seriedad, percibo la misma sensación de urgencia que siento yo. Él también entiende lo que está en juego. En momentos como este, me arrepiento por haberle pedido ayuda a Min. La quiero tanto que me dolería que algo le pasara o que esto le afectara de alguna manera, cuando claramente ella no tiene nada que ver. La quería demasiado. Min y su incondicional amistad lo era todo para mí.

—Entonces, lo que hemos sospechado todo este tiempo es cierto —respondió, con su tono grave y profundo.— No es solo tráfico de personas. El doctor Ha está detrás de una red mucho más oscura: tráfico de órganos.

Esa palabra, "órganos", hizo que la habitación se enfriara aún más. Nadie lo dijo, pero todos lo sentimos. El tráfico de personas ya era una monstruosidad, pero esto... esto era peor. Estábamos hablando de seres humanos reducidos a piezas, como si fueran máquinas desechables. Y todo este tiempo, Ha había estado caminando entre nosotros, oculto a plena vista, disfrazado de un hombre intachable.

Hong Cha Young se acercó, sus pasos apenas audibles sobre el suelo de madera. Es tan meticulosa como Vincenzo, y lo sabe. Me miró con esa mezcla de preocupación y eficiencia que siempre la caracteriza.

—¿Estás segura de que estos registros son auténticos? —Pregunta. Su voz es suave, pero la carga detrás de sus palabras es inmensa. Me conoce lo suficiente para saber que no me equivocaría en algo tan importante, pero aun así necesitaba escucharlo de mí.

Asentí sin dudar. He revisado estos documentos tantas veces que podría recitar los números de memoria.

—Los he verificado tres veces. Las identidades están ocultas tras códigos de pacientes, pero el patrón es inconfundible. El número de coincidencias es demasiado alto para ser una casualidad. Esta red toca todo: hospitales, políticos, jueces. Ha sido minucioso, pero no tanto como para no dejar un rastro.

Sentí un nudo en el estómago al decirlo. Sabía que si estábamos en lo cierto, estábamos a punto de desenterrar algo mucho más grande de lo que habíamos imaginado. Era una red inmensa, y nosotros éramos solo un puñado de personas tratando de detenerla.

𝐖𝐢𝐭𝐡𝐨𝐮𝐭 𝐰𝐨𝐫𝐫𝐢𝐞𝐬 | ʟᴇᴇ ᴋɴᴏᴡ ˢᵏᶻDonde viven las historias. Descúbrelo ahora