13

78 7 0
                                    

Han pasado meses desde aquel tenso encuentro en el hospital, y la vida de Dalia ha tomado un giro inesperado. Aunque el cáncer aún acechaba en la distancia, su espíritu había renacido. Jay y Dalia habían logrado construir una sólida amistad, dejando atrás las sombras de su pasado. Ambos se dieron cuenta de que la conexión que una vez tuvieron no se había extinguido, solo se había transformado.

Dalia estaba disfrutando de una nueva rutina, en la que Jay se había convertido en una parte importante de su vida. Se reunían regularmente, compartiendo risas y confidencias, y aunque había momentos de nostalgia, la alegría de la amistad prevalecía. Jay, con su inquebrantable apoyo, se había ganado la confianza de Damian, quien ahora veía en él no solo al antiguo amor de su madre, sino a un amigo que estaba ahí para ellos.

Una tarde soleada, Dalia decidió preparar una comida especial para Jay y Damian. La cocina estaba impregnada de aromas de platos coreanos que había aprendido a hacer durante su tiempo de convalecencia. Mientras cocinaba, su mente se llenó de recuerdos de momentos felices con Jay, pero también de la satisfacción de poder crear nuevas memorias.

Damian entró en la cocina, mirando con curiosidad.

—¿Qué estás haciendo, mamá? —preguntó, viendo los ingredientes esparcidos por la mesa.

—Voy a sorprender a Jay con una cena coreana —respondió Dalia, sonriendo.

Damian frunció el ceño, pensativo.

—¿No deberías dejar que él te sorprenda a ti? —sugirió, un poco celoso de que su madre estuviera haciendo algo tan especial.

—A veces es bueno sorprender a los amigos también —le explicó Dalia—. Además, estoy muy feliz de que él esté en nuestras vidas.

Damian asintió, aunque aún parecía un poco indeciso. Sin embargo, se sintió aliviado al ver que su madre estaba tan animada.

Poco después, mientras Dalia terminaba de cocinar, recibió un mensaje de Jay.

"Estoy en camino. No puedo esperar para probar lo que estás cocinando. ¡Cuidado con no hacer una explosión en la cocina! 😄"

Dalia rió, recordando un momento en el que había quemado un plato durante sus primeros intentos de cocinar. Se sintió afortunada de tener a Jay a su lado, alguien que podía hacerla reír y olvidarse de los problemas por un rato.

Cuando Jay llegó, la mesa ya estaba lista. Damian salió corriendo a recibirlo.

—¡Jay! —gritó, emocionado—. ¡Mamá está cocinando tu comida favorita!

Jay sonrió al ver la energía de Damian.

—Eso suena increíble, amigo. ¿Te ayudó en la cocina? —preguntó mientras entraba en la casa.

—¡Claro! —respondió Damian con orgullo—. Estoy aprendiendo a ser un gran chef, como mi mamá.

Dalia los observó, sintiendo su corazón llenarse de amor. La conexión entre Jay y Damian era natural, como si fueran amigos de toda la vida. En ese instante, sintió que todo lo que había pasado había valido la pena.

La cena fue un éxito rotundo. Mientras comían, el ambiente se llenó de risas y charlas sobre la escuela, los amigos y sus sueños. Dalia sentía que, a pesar de los desafíos que había enfrentado, en ese momento todo estaba bien.

—¿Sabes? —dijo Jay mientras terminaban la cena—. Siempre he admirado tu fortaleza, Dalia. Has superado mucho y has logrado mantenerte positiva.

Dalia sonrió, sintiendo un cálido reconocimiento.

—Gracias, Jay. Tu apoyo ha sido crucial en todo esto. No sé cómo hubiera hecho sin ti —admitió, su voz llena de sinceridad.

Damian los observó, sintiendo que estaba en medio de algo especial. La conexión entre su madre y Jay era evidente, pero no era algo que le molestara. Al contrario, lo hacía sentir seguro y feliz.

"SERENDIPITY OF LOST LOVE" || JAY HALSTEADDonde viven las historias. Descúbrelo ahora