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La mañana de Navidad estaba llena de risas y emoción en la casa de Dalia. Damian, con los ojos brillantes de felicidad, estaba rodeado de sus abuelos, su tía Audrey y su tío, uno de los hermanos de Dalia, que había llegado la noche anterior. Jay se encontraba a su lado, disfrutando del momento con una sonrisa en el rostro mientras observaba a la familia de Dalia reunida.

"¡Mira este, mamá!" exclamó Damian, sosteniendo un nuevo videojuego entre sus manos. "¡Es justo lo que quería!"

"Me alegra que te guste, hijo," respondió Dalia, sintiendo una calidez en el corazón al ver a su hijo tan feliz. El ambiente festivo era justo lo que necesitaban, pero mientras las risas resonaban en la habitación, Dalia sintió una punzada de nostalgia.

Al terminar la sesión de apertura de regalos, Dalia se giró hacia Jay. "Tengo que hablar contigo un momento," dijo, tratando de que su voz sonara casual. La mirada de Jay se tornó seria, y asintió.

"¿Qué pasa?" preguntó, un poco preocupado.

Dalia tomó una respiración profunda. "Quiero ir a un lugar esta tarde, sola. Es algo que necesito hacer."

"¿Dónde?" Jay frunció el ceño, sintiendo que había algo más en su tono.

"Al lago Michigan," explicó Dalia. "Es donde lancé el collar que me diste en nuestra adolescencia. Solo quiero sentarme allí y recordar un poco."

Jay sintió un nudo en el estómago. Sabía lo importante que era ese collar para Dalia y lo que significaba ese lugar en su historia. "¿Estás segura de que quieres ir sola?" preguntó, con preocupación en su voz.

"Sí," respondió Dalia con una sonrisa suave. "Solo necesito un momento para reflexionar. Te prometo que estaré bien. Solo necesito un poco de tiempo para mí."

Jay la miró a los ojos, viendo la determinación en su expresión. "Está bien, pero si necesitas algo, llámame. Estaré esperando," dijo, con un tono protector.

Dalia asintió y se despidió de su familia, quien la animó a disfrutar de su paseo. Mientras se dirigía hacia el lago, una mezcla de sentimientos la invadía: tristeza, nostalgia, pero también una profunda gratitud por lo que tenía en su vida ahora.

Al llegar al lago, la vista era majestuosa. El agua estaba congelada y cubierta de un suave manto de nieve, y el viento frío acariciaba su rostro. Se sentó en una banca, recordando momentos pasados, tanto felices como dolorosos. El collar que Jay le había regalado en su adolescencia era un símbolo de su amor y de lo que habían compartido.

Mientras contemplaba el paisaje helado, Dalia recordó la promesa que había hecho de nunca dejar que el dolor del pasado la definiera. Miró hacia el horizonte, y aunque el frío era intenso, sentía que su corazón se llenaba de calidez al recordar los buenos momentos. Se dio cuenta de que, aunque había perdido a Alex, había encontrado una nueva oportunidad para amar, y eso le dio esperanza.

Sacó su teléfono y miró una foto de Damian, sonriendo felizmente en la mañana de Navidad, rodeado de sus seres queridos. En ese momento, entendió que era hora de seguir adelante. Se levantó de la banca, sintiendo el peso del pasado desvanecerse con cada paso que daba hacia su nuevo futuro.

Mientras regresaba a casa, una sonrisa se dibujó en su rostro. Estaba lista para enfrentar lo que viniera, con Jay y Damian a su lado. La Navidad no solo celebraba los regalos y la familia, sino también las nuevas oportunidades y el amor que estaba floreciendo en su vida.

Dalia regresó a casa con el corazón ligero y una sonrisa radiante en el rostro. La calidez del hogar la envolvió en un abrazo reconfortante cuando cruzó la puerta. Se detuvo un momento para observar a su familia, donde Damian estaba sentado en el suelo, rodeado de sus juguetes, y los abuelos conversaban animadamente.

"Mamá, ¡ya volviste!" exclamó Damian al verla, dejando de lado su juego y corriendo hacia ella. "¿Dónde estabas?"

"Tenía que hacer una pequeña visita a un lugar especial," respondió Dalia, acariciando la cabeza de su hijo. "Pero tengo una sorpresa para ti."

Los ojos de Damian se iluminaron de inmediato. "¿Una sorpresa? ¿De qué se trata?"

Dalia se dirigió a su bolso y sacó cuidadosamente una caja decorativa. "¡Mira esto!" La abrió con un movimiento teatral, revelando una edición limitada de BT21. "Es un set completo de tus personajes favoritos."

Damian soltó un grito de alegría que resonó por toda la casa. "¡No puede ser! ¡Es increíble, mamá!" Se lanzó hacia Dalia, abrazándola con todas sus fuerzas.

"Y eso no es todo," continuó Dalia, disfrutando de la felicidad de su hijo. "También tengo algo más." Sacó el nuevo álbum de Jimin, "Who", que había estado esperando ansiosamente.

"¡El nuevo álbum! ¡No puedo creerlo!" Damian casi salta de la emoción mientras tomaba el álbum entre sus manos. "Gracias, gracias, gracias, mamá. ¡Eres la mejor!"

Dalia se echó a reír ante la euforia de su hijo. "Te quiero mucho, cariño. Solo quiero que seas feliz."

"Aprendí de la mejor," respondió Damian con una sonrisa traviesa, haciendo que todos en la habitación rieran.

Los abuelos de Dalia intercambiaron miradas de complicidad, sonriendo al ver la conexión especial entre madre e hijo. La risa y la alegría llenaron la sala mientras Damian comenzaba a hojear el álbum, sus ojos brillantes de emoción.

"¿Vas a abrirlo ya?" preguntó Jay, entrando en la habitación con una sonrisa. "¿Y qué tal tu paseo, Dalia?"

"Fue perfecto," respondió Dalia, sintiéndose agradecida. "Y ahora, tengo el mejor regreso a casa que podría pedir."

Damian continuó hojeando el álbum, maravillándose con las imágenes de su ídolo. "¡Mira, mamá! ¡Jimin se ve increíble en esta foto!"

Dalia se acercó a su hijo y miró las imágenes junto a él, sintiendo que cada pequeño momento era un tesoro. "Me alegra que te guste. Es tu día especial, y mereces todo esto y más."

La tarde continuó llena de risas y música mientras Damian mostraba su nueva colección y Jay se unía a ellos. Era un momento simple, pero lleno de amor y conexión, donde cada uno de ellos se sintió más unido que nunca.

Mientras el sol comenzaba a ponerse, Dalia miró a su alrededor y se sintió en paz. Había pasado por momentos difíciles, pero ahora estaba aquí, rodeada de amor y alegría. Todo lo que había aprendido y sufrido la había llevado a este momento, y se prometió a sí misma que lo atesoraría siempre.

"SERENDIPITY OF LOST LOVE" || JAY HALSTEADDonde viven las historias. Descúbrelo ahora