Un abrazo y muchos besos por mi rostro me despiertan en esta mañana de viernes. Muy fría por cierto. Sonrío por sentir a Martín acariciándome y disfruto de su toque hasta que decide hablar.
— Buenos días hermosa, es hora de despertarse, ya te traje el desayuno — dice y gruño porque me gustaría dormir unas cuantas horas más.
— ¡No! ¿Qué hora es? — le pregunto incorporándome de golpe en la cama.
— Las ocho de la mañana — me contesta mirando su celular.
— ¡Oh no! Perderé mi clase — digo y llevo una mano a mi rostro en modo de fastidio — Tendré que pedir los apuntes más tarde — le digo mirándolo mientras levanto mis hombros.
— Anoche nos quedamos dormidos, no se a que hora habrá sido, pero me pude despertar hace unos minutos, cuando sonó el teléfono para buscar el desayuno en el buffet — me cuenta para después seguir — Pero, ¿Vas a darme mi beso de buenos días? — pregunta y me acerco a su lado para darle un corto beso en los labios debido a que suena el tono de llamada de su celular y larga un sonido de fastidio — Dame un minuto — me dice y se levanta para agarrar el celular que lo había dejado en el sillón cerca de la cama.
"Buenos días, ¿Quién habla?" "Si, soy yo, esperaba este llamado" "Si, dígame por favor"
Son las pocas frases que puedo escuchar mientras habla por teléfono hasta que se detiene a mirarme y deja de responder. Lo que empieza a impacientarme y a sentir que algo malo está sucediendo.
"Muchas gracias" Dice y corta la llamada sin dejar de mirarme ni siquiera por un segundo.
— ¿Qué pasa Martín? Me estás asustando — le contesto y veo como traga saliva y busca las palabras correctas para contestarme.
— Acaban de llamar del laboratorio, por los análisis que nos hicimos ayer — dice y siento que no tiene que hablar más, por su rostro puedo saber la respuesta.
— No puede ser — susurro
— Somos hermanos — me contesta y escuchar esas palabras de su boca hacen que por asco a la situación, salga corriendo al baño a vomitar en el retrete. Siento que él se acerca a mi y trata de brindarme contención pero no lo quiero cerca de mí.
— No, Martín, por favor, déjame. Necesito bañarme — le digo mientras no puedo hacer contacto con su mirada. Vergüenza quizás.
— Stefi, ¿Estás bien? — me pregunta confundido.
— ¿Qué pregunta es esa Martín? Obviamente que no. La persona que amo es mi hermano, ¿Cómo crees que me siento?
— Tranquila, vamos a poder superarlo, tendremos que buscar la forma de estar juntos — dice y lo interrumpo.
— No estaremos juntos Martín. Nuestra relación no tiene futuro, es repulsivo todo esto. Sabes que no puedo estar contigo
— Lo prometiste — me recrimina.
— Prometí que estaremos juntos siempre y lo estaremos, somos hermanos. Pero no puedo tener una relación contigo como a ti te gustaría.
— ¿Tan fácil es para ti dejarme? ¿Así sin más? ¿Así fue con Lucas? ¿Lo dejaste y te pusiste con él primero que se te cruzó? Y para mi mala suerte fui yo — no puede seguir hablando porque antes de darme cuenta, le doy una bofetada, que recién reacciono cuando lo veo agarrarse la mejilla.
— Vete Martín, no quiero verte, por favor — le pido al filo de las lágrimas sintiendo ese ardor característico en mi nariz de cuando voy a llorar con todas mis fuerzas y sin control.
— Perdóname Stefi, no quise decir eso
— Nunca quieres decir lo que dices pero lo haces y me lastimaste. No eres el único que está mal con esto. Vete por favor.
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Lo que me une a ti
Teen FictionStefanía Scarpello tenía su vida resuelta. Un novio con el que planeaba mudarse a fin de año, unos amigos que la amaban y una pequeña familia que siempre la apoyaba. Pero llegará la traición, que cambiará todos sus planes, descubrirá secretos y enga...