Capítulo 22

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Todavía semidormida, siento estar acostada en una cama, pero aún no puedo abrir los ojos. El frío se hace visible en mí y me cubro con las mantas de la cama, sintiendo el olor conocido de las frazadas. Percibo un leve pero incómodo dolor de cabeza que me hace fruncir el ceño de malestar y no quiero abrir los ojos. Intento recordar todo lo que ha ocurrido e inmediatamente pienso en Teo y un frío recorre mi columna vertebral. De repente un aroma familiar me hace despertar asustada.

— Tranquila cariño, estás bien, estás a salvo — me dice Lucas sentado a mi lado y mis nervios se acrecientan.

No me puede estar pasando esto, cierro los ojos intentando recordar dónde estuve la última vez antes de aparecer aquí pero no logro recordar nada con claridad.

¿Qué ha pasado? ¿Es una pesadilla o todo lo que viví es un sueño o qué es lo que está sucediendo? ¿Cuándo me encontré con Lucas y como terminé aquí? Me trato de reincorporar con su ayuda y siento bastante dolor muscular, suspiro intentando controlar mi miedo porque no tiene que ver que causa eso sobre mí y aunque duele todo mi cuerpo, me siento para preguntarle.

— ¿Dónde estoy? ¿Dónde está Teo? — le pregunto nerviosa, ahora si empiezo a recordar que hemos tenido un accidente yendo a lo de mi tía.

Abro grande los ojos pensando que quizás Lucas nos habría chocado a propósito y trago saliva con fuerza. No pude ver bien cuál fue el auto que nos chocó por detrás, pero con su enfermedad no me sorprendería que haya sido él quién lo hizo. Tiemblo al pensar que estoy con él sin saber dónde, pero me intento tranquilizar.

— Tranquila, sabía que preguntarías por él, se encuentra en la otra habitación, si te portas bien, puedes ir a visitarlo — dice y asiento, pensando como saldremos de esto.

Me sigo preguntando como supo dónde estábamos cuando nos accidentamos. Tengo miedo, mucho más miedo que aquella vez que me golpeo o la vez que intento abusar de mí. Le tengo realmente pavor y el no saber qué se trae entre manos me hace erizar la piel.

— Pero ¿Dónde estamos? Se me hace conocido este lugar, pero no lo recuerdo, dime por favor — le pregunto, ya que las ventanas están todas tapadas y no puedo mirar hacia afuera.

No puedo descifrar ni dónde estamos, ni cómo habíamos llegado hasta aquí y mucho menos qué pasaría después.

¿Nos llevará a mi casa? ¿Tomás sabrá dónde estoy? No creo, sino, él ya estaría aquí ayudándonos.

Quiero llorar, pero me contengo, tengo que ser fuerte, no puedo demostrarle debilidad, tengo que hacerle creer que lo que está sucediendo no me afecta.

— No importa dónde, lo que tiene que importarte es que estamos juntos y lo estaremos por la eternidad. Ambos nacimos para pertenecernos y no debes de olvidarte de eso. Lo hemos jurado hace años cuando habías prometido que todos mis cumpleaños los pasaríamos juntos y aquí lo logramos, llegó ese día.

Me golpeo mentalmente mi cabeza, ¿Cómo pude haberlo olvidado? Hoy es su cumpleaños. Pero no está en sus cabales. Entro en pánico, no sé cómo salir de aquí sin que se me ocurra ninguna escapatoria y tampoco puedo dejar a Teo con él.

La habitación se me hace familiar y puedo intuir que ya habíamos estado aquí antes. Cierro mis ojos y comienzo a analizar la forma más inteligente que tengo para escapar de aquí. ¿Será seguirle la corriente hasta saber hasta dónde llega su locura o su plan de todo esto? ¿O tratar de golpearlo cuando tenga la oportunidad e irme corriendo de la casa como sea posible? Pero no puedo dejar a Teo con él.

Tengo que pensar bien lo que haré, no tendré oportunidad de hacer las dos cosas. Pero tampoco me siento capaz de actuar, me siento paralizada por el miedo, por la inseguridad.

Lo que me une a tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora