16. William

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Después de mucho deliberar consigo mismo, Michael llegó a la conclusión de compartirle a Adrianne su teoría.

—Creo que fue William el que aventó la silla por la ventana.

—No. Fue Joey.

El que ella no se detuviera a meditar sus palabras o descartara su teoría de inmediato lo hizo verla con extrañeza.

El panorama del lago frente a ellos les daba una sensación de intranquilidad, muy contrastante a ese día cuando Michael le pidió saltarse el trabajo con él. Era la negrura lo que los perturbaba. El hecho de sentir libertad en el ambiente era refrescante, pero la oscuridad a su alrededor seguía siendo un factor para que su paranoia se disparara.

Al menos ahora podían ver sus rostros y saber que se tenían uno al otro. La mano de Addie sobre la de Michael era una garantía de que todo saldría bien.

—¿Crees que Joey sería capaz de matar a alguien a golpes? —preguntó Michael, recordando el cadáver de Catherine.

—Sí.

No quería decirlo en voz alta, pero en su última discusión, Adrianne de verdad pensó que ese golpe a la pared estaría dirigido hacia ella. Esa fue una de las razones por las que se marchó. Cuando Joey se ponía fúrico tendía a perder el control. Según Addie, si alguien le daba una razón suficiente, su impunidad ante la ley le sugeriría saltarse algunas reglas.

—Tal vez Catherine le dijo que estábamos dentro de tu oficina. Su último error. —Tembló debido a un escalofrío que recorrió su cuerpo—. ¿Crees que William sería capaz de hacerlo?

—Puede ser. El sujeto es un psicópata.

—¿Qué lo hace un psicópata?

—Es un retraído, un antisocial. Nunca he conocido a ninguno de sus amigos, no sé siquiera si esté interesado en alguna especie de relación de ningún tipo... Solo sé que si hago algo relacionado al hospital, el sujeto estará sobre mí para decirme que lo estoy haciendo mal. A veces en esos temas es demasiado... intenso.

—Entonces... eso lo descartaría, ¿no?

—¿Por qué?

—Teniendo el problema encima, no creo que sea lo suficientemente descuidado para matar a su propia recepcionista... o para dejar una muestra de sangre en la escena del crímen.

Michael pensó un momento. Había una parte de él que de verdad quería culparlo; probar que era el psicópata que planeó todo desde el inicio.

—Si tanto le importa como dices —siguió Adrianne—, podríamos escondernos con él.

—No creo que acceda.

—Al contrario, creo que sería lo mejor desde su perspectiva. Sentiría cierto control sabiendo dónde estás mientras él "arregla el caos". Créeme, sé cómo piensan los controladores. —Giró sus ojos.

Él apretó la mandíbula de frustración al pensar en cómo Adrianne sabía eso.

—¿Sabes dónde vive? —preguntó ella.

—Sí... Creo que sí.

—Bueno, pues llámalo. Ya casi amanece. —Se paró de un salto.

***

La privación del sueño no era un tema nuevo para William. Ya había acostumbrado a su cuerpo a permanecer despierto a base de cafeína y azúcar, pero valoraba una siesta reparadora de vez en cuándo. Por eso, cuando él fue residente, le sugirió a su padre proporcionar a los médicos pequeños cuartos donde pudieran dormir dentro del hospital para aguantar las jornadas tan largas.

Operativos invisiblesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora