AldoGeo.
Caminaba por la casa junto a Agustín, ambos charlábamos de nuestros últimos problemitas. Ambos sabíamos que sólo éramos un tipo de entretenimiento para el otro o al menos eso sabía yo.
-. Aldo, vos me gustas -. Dijo deteniéndose en una esquina, me detuve junto a él y mire su rostro con lastima.
-. Tenemos reglas, Agustín -. Dije recordando aquel acuerdo que hicimos la primera vez.
-. Lo sé, pero no pensé que me llegaras a gustar tanto -. Dijo soltando mis manos y tomándose la frente.
-. Créeme, eres un buen tipo y estoy seguro que encontrarás a alguien -. Respondí.
-.¿No te gusto?-. Preguntó.
-. No, solo fuiste un buen polvo -. Respondí sincero, su rostro se torno molesto o al menos así lo percibí.
-. Bien, tu solo rogaras por mi -. Paso por mi lado.
Rodé los ojos, engreído, camine de vuelta saliendo al patio. Mire a Plex junto a Mariana, ambos observando el atardecer. La casa estaba sobre una colina donde se podía ver de manera directa, cayendo sobre la ciudad de Madrid.
Di media vuelta abriendo las puertas de cristal, al llegar a la cocina pude ver a Carre sentado mientras usaba su celular, mantenía una sonrisa en su cara y no tardaba en teclear.
Camine a la sala, me senté en el sofá y espere a que las horas pasaran. Llego la noche, seguí en soledad en la sala.
Camine con lentitud hasta el tercer piso, entrando a la habitación que me pertenecía. Me tire sobre el colchón, solté el primer sollozo y luego le siguió otro y otro.
Me sentía tan solo, no podía mantener una amistad y aunque trataba de cambiar mi actitud tan horrible no podía, lloraba por esa razón.
Porque si no fuera tan tosco y tan antipático, estaría allá abajo mientras charlaba con los demás haciéndolos reír.
Pero no, tenía que ser tan esquivo que nadie me soportaba, ni siquiera Osvaldo.
Lloraba recostado en el colchón, mis mejillas empapadas y el sentimiento de soledad enterrado en mi alma.
No quería pensarlo, no quería volverlo a intentar. Pero algo me pedía hacerlo, al menos una vez más, y salía.
Camine a mi baño mirando aquellas navajas las cuales iban en las perfiladoras, me senté en la tina cerrando las cortinas.
Cerré los ojos intentando cortar mis venas, cuando esta iba a atravesar mi piel escuche el sonido de la puerta de la habitación ser tocada.
No hice el afán de levantarme, e intente enterrarlo nuevamente -.¿Aldo?-. Preguntó Ger detrás de la puerta del baño.
No respondí, pero escuche la manija -.¿Aldo?
Preguntó nuevamente y escuche sus pasos hasta la tina, abrió la cortina sentándose en la orilla.
Lo mire, la navaja yacía tirada en la tina, no dije nada y él tampoco. Me sonrió tranquilizador, sentía más lágrimas bajar por mis mejillas y no pude evitar sollozar.
-. Perdón.
Su mirada se quebró al ver el desastre que hice al quitarle la navaja a la perfiladora -.¿Donde esta la navaja?-. Su voz se volvió baja.
Alcé mi mano tomando la navaja, la tomó y aventó hasta la otra esquina. Guardo silencio mirándola en el suelo, mi mirada estaba clavada en mis pies al otro lado de la tina.
Por un momento no me sentí tan solo.
N/A: Mientras escribía esto no pude evitar pensar en que Aldo estaba solo, o sea si, tiene a Roberto pero no son cercanos, apenas y cruzan palabras.
Lloré al saber eso, no se porque me dio tanto sentimiento ver que Aldo estaba solo. Me sentí tonta porque yo lo hice solitario pero bueno, haré de todo por cambiar eso.
Hasta lindos, prontos.
(El que entendió, entendió)
605 palabras.
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En una Velada.
Fiksi PenggemarEl amor que Mariana le tenía a Plex cruzaba fronteras. ¿Unicornio logrará quedarse con Aldo? Carrera no sabrá si tener a Viruzz detrás de él es bueno, ya que esta enamorado de Spreen.