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El trayecto hasta la residencia transcurrió en completo silencio. Mientras él manejaba, yo miraba por la ventana, inmersa en mis pensamientos y analizando cada rincón de mi vida. Estaba tan perdida en mis reflexiones que no me di cuenta de que ya habíamos llegado.

—Ale, ya llegamos —dijo Jungkook.

—Oh, sí, sí —respondí, reaccionando de inmediato—. Lo siento.

—¿Estás bien? —preguntó él, preocupado.

—Sí, claro, ¿por qué no lo estaría?

—Eh, por lo que te pasó hoy, supongamos.

—Estoy más que acostumbrada —respondí.

—No deberías acostumbrarte a esas cosas, está mal —dijo él con firmeza—. Si quieres acostumbrarte a algo, acostúmbrate a mí.

Entonces, abrió la puerta del auto para bajarse. Yo hice lo mismo y caminé hacia la parte de atrás para buscar las maletas. Intenté agarrar una, pero él me detuvo con una mueca.

—¿Qué? —pregunté, confundida.

—Eres bien pesadita —respondió, medio en broma.

—Quiero ayudar. Ya bastante me has ayudado tú a mí, y ni siquiera sé cómo devolver todo lo que has hecho —dije, con sinceridad.

—Pero si no he hecho nada —contestó él, levantando una ceja.

Rodeé los ojos.

—Puedes pagarme con amor, por ejemplo —dijo, con tono juguetón.

—¡Sé serio, Jungkook!

—Es verdad, soy muy fácil de amar. Puedes intentarlo —dijo, riendo.

—Ya, ya, vamos. Te pones muy pesadito —le respondí, empujándolo ligeramente.

Subimos las escaleras juntos. Jungkook me abrió la puerta y, con una sonrisa de oreja a oreja, pasó primero.

Jungkook dejó las maletas en el pasillo y caminó directo al salón, con una actitud festiva.

—¡He vuelto, chicos, y no con las manos vacías! —anunció con entusiasmo.

—¿Qué pasa? —preguntó Namjoon, mirando curioso.

—Bueno, vengo a vivir aquí —dije, un poco avergonzada.

—¿¡Qué!? —gritó Lisa, bajando rápidamente del segundo piso.

—Hemos descubierto que nos queremos y amamos, y decidimos llevar nuestra relación un paso más allá —dijo Jungkook, abrazándome y colocándome su brazo por los hombros—. Así que les pedimos un poco de privacidad y respeto en estos momentos de felicidad.

—¡¿QUÉ?! —exclamó Jimin, con los ojos bien abiertos.

—¡Eso no es verdad! —dije, separándome de Jungkook, que estaba riendo—. Jimin, ¡deja de reírte! Tuve un problema.

Lisa se acercó corriendo hacia mí y me empezó a inspeccionar de arriba abajo, deteniéndose en mi cuello.

—¿Qué clase de padre tienes? —preguntó, claramente molesta.

—Uno muy idiota —refunfuñó Jungkook, acercándose a los chicos.

—No te preocupes, estoy bien —dije, acercándome a Lisa con los demás.

Me senté con ellos mientras Jin traía unas cervezas y pizza. La conversación se volvió más ligera y animada, y todos estábamos disfrutando de la comida y la compañía.

—¿Cómo va la relación abierta? —preguntó Suga.

—Bien, supongo —dije, encogiéndome de hombros—. Ya se acostó con alguien.

Todo comenzó... Por una relación abierta.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora