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— Es de mala educación escuchar las conversaciones, Jungkook. — Dije con un tono bromista.

Él seguía mirándome y sentí mis mejillas arder, así que desvié mi mirada hacia la vista de la ventana.

— No es que hayan sido discretos, prácticamente lo gritó. — Sonrió y también miró hacia la vista.

— Bueno... — Recosté mis brazos en el marco de la ventana y posé mi cabeza en mis manos. — Es que es complicado.

— Sí, ya lo dijiste. — Respondió sin mirarme.

— Me dijo que quería tener una relación abierta cuando me venía, y me sorprendió. No por el hecho de que lo pidiera, sino que esperara hasta que faltaran 20 minutos para despedirnos.

Jungkook levantó una ceja, intrigado.

— ¿Y qué le dijiste?

— Que estaba bien. — Me reí, tratando de restarle importancia.

— ¿Y te sientes bien con esa decisión?

— Realmente, no es que me importe mucho. — Respondí, encogiéndome de hombros.

Jungkook me miró sorprendido. — ¿Cómo no te importa que tu novio se acueste con alguien más?

— Ya lo sé. — Hice una mueca. — Ya ves... soy rara. — Me reí, tratando de aligerar el ambiente.

Jungkook negó con la cabeza, una sonrisa apareciendo en su rostro.

— No eres rara, Alejandra. Solo... diferente.

En ese momento, mis ojos se encontraron con los de él, y por alguna razón no aparté la mirada... y él tampoco. Sentí mis pupilas dilatarse al verlo, los vellos de mi cuerpo erizarse, y todo mi cuerpo estremecerse. No fue para nada raro... fue... ¿agradable?

Él fue el primero en desviar la mirada, volviendo a la vista de la ventana por un segundo. Luego, volvió a mirarme a los ojos, bajó la mirada a mis labios y recorrió con su mirada todo mi cuerpo. Sonrió.

— Te queda mejor a ti que a mí.

Al principio no entendí, luego me di cuenta de que se refería a la camisa que me había dado.

— Todo está en cómo lo uses y el estilo que tengas. — Bromeé.

— No es malo, ¿sabes?

— ¿Qué? — Pregunté confusa.

— Tener una relación abierta. — Se giró, quedando recostado a la pared. — Tiene sus ventajas.

— Hombre tenías que ser. — Rodé los ojos. — Preferiría estar soltera.

— Eso estaría mucho mejor. — Guiñó un ojo y sonrió.

Sonreí y volví a mi postura anterior, observando la vista y el cielo estrellado. Me gustaba ver el cielo, las estrellas, podía pasar toda la noche acostada en el pasto de algún parque contando las estrellas. Era mi método de escape de la realidad. En casa, tenía que lidiar con mi padre maltratador y alcohólico, y mi madre matándose trabajando hasta tarde para no lidiar con él. Mi hermano Leo, mayor que yo, se fue de casa cuando tuvo la oportunidad, dejándome atrás en ese infierno. Pero gracias a él también pude entrar a la universidad y pagar las pasantías. Sin darme cuenta, estaba perdida en mis pensamientos y jugando con mis dedos.

— ¿Alejandra? — Jungkook me empujó suavemente con su cadera. — ¿Me escuchas?

Lo miré desconcertada. ¿Me acaba de empujar? Sonreí, pero lo oculté enseguida.

Todo comenzó... Por una relación abierta.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora