17

42 8 1
                                    


—¿Tu novia? —repliqué, sorprendida, apartando su mano de un empujón sutil. —Creo que te estás confundiendo, Mingyu.

—Ya te dije que quería arreglarlo —insistió él.

—¿Y yo no tengo derecho a opinar? —lo miré con incredulidad.

Su expresión se tornó más dura, casi despectiva. 

—Tú no sabes lo que piensas ni lo que quieres, Aleja. ¡Eres muy idiota a veces!

Me agarró del brazo de nuevo, aunque con menos fuerza que antes, pero la acción seguía molestándome. Sentí las miradas de las personas a nuestro alrededor, observando la escena. Tiré de mi brazo con fuerza para liberarme de su agarre.

—¿Qué haces? ¡Suéltame ahora mismo!

Mingyu me miró con furia en los ojos. 

—Vamos a ir a mi casa y vamos a hacerlo.

—¿A hacerlo? —repetí, sin poder creer lo que estaba escuchando. —¿Pero quién te crees que eres?

—¡Tu novio! —gritó —Así que deja las estupideces y súbete al jodido auto.

—¡No! ¡Ya déjame en paz! —grité, furiosa, sintiendo cómo la rabia me quemaba por dentro. —No es ninguna tontería, ¡que rompieras mi teléfono no es una tontería, que me dieras un puñetazo no es una maldita tontería!

—Alejandra... 

—No quiero hablar contigo, no quiero subirme a tu coche, ¡y puedes estar seguro de que no quiero acercarme a tu cama nunca más! —Respiré hondo, tratando de mantener la calma, aunque todo mi cuerpo temblaba. —¿Cómo hago para que entiendas y me dejes en paz?

Mingyu me miró fijamente durante unos segundos, y pude ver cómo su enojo crecía, transformando su expresión en una máscara de furia contenida.

Jeon, Tae, ¿Dónde están...?

Recordé las palabras de Jungkook: "puñetazo o patada". En caso de emergencia, esas eran mis opciones.

—Sube al auto —dijo Mingyu.

Di otro paso hacia atrás, sin quitarle la vista de encima. Él estaba fuera de sí.

—Sube al auto o te juro que voy a matar a tu nuevo novio.

—¡Que me sueltes de una vez, psicópata! —grité, tratando de liberarme de su agarre.

—¡Estoy harto de que me trates como una mierda! —masculló, abriendo la puerta del coche de un tirón—. ¡Se acabó, pórtate como una...!

Antes de que pudiera terminar su frase, Mingyu me soltó de repente, tambaleándome hacia atrás por la sorpresa. Entonces vi por qué. Jungkook había aparecido. Con un movimiento rápido y furioso, lo agarró por el cuello de la camiseta con una mano y lo estampó contra el auto con tanta fuerza que el metal crujió.

Abrí los ojos, sorprendida y aliviada al mismo tiempo.

—¿Qué...? —Mingyu no se lo esperaba e intentó zafarse del agarre de Jungkook, pero ambos quedamos igual de sorprendidos cuando Jungkook lo volvió a estampar contra el auto.

—¡Suéltame ahora mismo o...! —amenazó Mingyu, su voz llena de rabia.

—Llévatela de aquí —dijo Jungkook en voz baja, sin soltar a Mingyu.

No entendí nada hasta que me di cuenta de que hablaba con Tae. Él me puso una mano en el hombro suavemente.

—Vamos, Ale...

Todo comenzó... Por una relación abierta.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora