Capítulo 9

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El autobús avanzaba lentamente por la carretera mientras la luz del día comenzaba a desvanecerse, tiñendo el cielo de tonos anaranjados y rosados. John había pasado gran parte del viaje charlando con Paul sobre temas triviales, intentando mantener una atmósfera relajada entre ambos. Sin embargo, no podía sacudirse la sensación de que Paul se mantenía a cierta distancia, como si estuviera midiendo cada palabra que decía.

Durante una breve parada para que los estudiantes pudieran estirarse y tomar un descanso, John notó que Paul se apartaba un poco del grupo para revisar su teléfono, aparentemente distraído por algo. John decidió darle su espacio, sin querer parecer demasiado entrometido, y se quedó cerca del autobús, observando a los demás estudiantes mientras trataba de mantener la calma.

Poco después de que el viaje se reanudara, Paul volvió a su asiento junto a John, pero esta vez su expresión era distinta. Había algo en su mirada, una especie de cautela que John no había visto antes. John intentó iniciar otra conversación ligera, pero Paul parecía distraído, respondiendo con monosílabos.

Finalmente, después de unos largos minutos de silencio, Paul cerró su libro de golpe y se volvió hacia John con una mirada seria.

—John, tengo que preguntarte algo —dijo Paul, su voz firme y sin rastro de la cordialidad que había mostrado antes.

John sintió que su estómago se encogía. —Claro, Paul. ¿Qué pasa?

Paul lo miró directamente a los ojos, sin desviar la mirada. —He estado hablando con algunos de los otros estudiantes... y parece que tu nombre no estaba en la lista de los que debían estar en este autobús.

John sintió que su corazón se aceleraba. Había sido descubierto, y no tenía idea de cómo iba a salir de esta situación.

—No solo eso —continuó Paul, sin darle tiempo a John para responder—, también me enteré de que se suponía que el asiento junto a mí estaba reservado para otra persona. Entonces, ¿qué estás haciendo realmente aquí, John? ¿Cuáles son tus intenciones?

John intentó mantener la compostura, pero la intensidad en los ojos de Paul lo desarmó. Sabía que cualquier excusa que intentara dar sería inútil; Paul ya sospechaba, y no parecía dispuesto a aceptar respuestas vagas o mentiras.

El silencio entre ellos se hizo pesado, solo roto por el suave murmullo del autobús en movimiento. John abrió la boca para responder, pero las palabras se atascaban en su garganta. Sabía que cualquier cosa que dijera en ese momento podría empeorar la situación, pero también sabía que Paul no iba a dejarlo escapar tan fácilmente.

El autobús continuaba su viaje hacia el destino, pero para John, se sentía como si todo estuviera detenido en ese momento, con la mirada inquisitiva de Paul sobre él, esperando una respuesta que podría cambiar todo entre ellos.

1001 Formas De Enamorar A Un ColegialDonde viven las historias. Descúbrelo ahora