Después de que Tom irrumpiera en la habitación, Paul se quedó solo con él, tratando de aparentar calma mientras su mente seguía agitada por la conversación inconclusa con John. Tom, como siempre, era directo al grano.
—Paul, ten cuidado con lo que haces —le advirtió, su tono severo—. No podemos permitirnos distracciones ahora. Tienes que mantenerte enfocado.
Paul asintió, aunque su mente estaba en otro lugar. No podía dejar de pensar en lo que había ocurrido con John y en cómo la confesión había salido a la luz, de una manera tan inesperada y descontrolada.
—Lo sé, Tom —respondió finalmente, tratando de calmar a su amigo—. Pero ya no puedo ignorar lo que siento. No puedo seguir fingiendo.
Tom lo miró, estudiando su expresión antes de asentir con un suspiro.
—Haz lo que creas que es mejor, pero recuerda lo que está en juego —dijo antes de salir de la habitación, dejando a Paul solo con sus pensamientos.
El silencio que siguió fue pesado, y Paul se sentó en el borde de la cama, intentando procesar lo que acababa de ocurrir. Sabía que tenía que hablar con John, terminar la conversación que había sido interrumpida y enfrentar lo que ambos habían comenzado a revelar.
Decidido, Paul salió de su habitación y caminó por el pasillo, sus pasos resonando suavemente en la alfombra. Se dirigió hacia la habitación de John, sabiendo que tenía que hacerlo antes de que la incertidumbre y las dudas crecieran entre ellos.
Al llegar, golpeó la puerta con suavidad, y después de unos segundos, John la abrió, con una mezcla de sorpresa y expectativa en su expresión.
—Paul, ¿qué pasa? —preguntó John, aunque en el fondo ya sabía la respuesta.
Paul tomó aire, preparándose para lo que estaba a punto de decir.
—Necesitamos hablar —dijo, su voz firme pero con un toque de vulnerabilidad—. Sobre todo esto... sobre nosotros.
John asintió y lo dejó entrar, cerrando la puerta detrás de él. Ambos se sentaron en la pequeña mesa de la habitación, el ambiente cargado de tensión y expectativas.
—Lo que ocurrió antes... —comenzó Paul, mirando a John directamente a los ojos—. No fue fácil para mí. Admitir lo que siento, lo que he estado tratando de ocultar... No sé qué piensas tú de todo esto, pero necesito saberlo.
John lo observó en silencio por un momento antes de decidir que era el momento de dejar las cosas claras, de ser honesto con Paul y consigo mismo.
—Paul, desde que te vi por primera vez, supe que había algo especial en ti —comenzó John, su voz baja pero decidida—. No sabía exactamente qué era, pero no pude sacarte de mi cabeza. Al principio, intenté mantener la distancia, centrarme en ayudar a mi hermano, pero... cuanto más te observaba, más me daba cuenta de que no podía ignorar lo que sentía.
Paul lo miró con atención, sintiendo su corazón acelerarse mientras escuchaba las palabras de John.
—El viaje... —continuó John—. Lo planeé para acercarme a ti, para conocerte mejor. Quería encontrar la manera de estar cerca de ti, de entenderte. Sabía que no pertenecía aquí, que no debía estar en este viaje, pero no pude evitarlo. Necesitaba estar cerca de ti.
Paul sintió una mezcla de emociones agolparse en su pecho: sorpresa, alivio, y una creciente comprensión de que sus propios sentimientos no estaban tan lejos de los de John.
—Y ahora... —dijo John, bajando la voz mientras se inclinaba hacia adelante, sus ojos fijos en los de Paul—. Ahora sé que no puedo dar marcha atrás. No quiero hacerlo. Paul, mis intenciones siempre fueron estar cerca de ti, conocerte, y sí... tal vez algo más.
Paul se quedó en silencio, su mente procesando las palabras de John, y sintió una oleada de emoción recorriéndolo. Era la primera vez que alguien lo enfrentaba de esa manera, con tal honestidad y vulnerabilidad, y no podía negar que lo que sentía por John era algo más profundo de lo que había admitido, incluso para sí mismo.
—John... —comenzó, su voz temblando un poco—. No sé cómo responder a eso. Todo esto es nuevo para mí, y... no esperaba que fuera tan complicado.
John sonrió levemente, comprendiendo lo que Paul estaba tratando de decir.
—No tiene que ser complicado, Paul. Solo quiero que seamos honestos el uno con el otro. Que dejemos de lado las dudas y los miedos. Lo que siento por ti es real, y no quiero seguir fingiendo que no es así.
Paul sintió un peso levantarse de sus hombros, y por primera vez en mucho tiempo, sonrió sinceramente.
—Yo tampoco quiero fingir más, John. No sé qué pasará entre nosotros, pero... estoy dispuesto a averiguarlo.
El silencio que siguió no fue incómodo, sino lleno de una nueva comprensión entre ellos. Finalmente, John se levantó y se acercó a Paul, colocando una mano en su hombro.
—Lo que sea que venga, lo enfrentaremos juntos —dijo John con firmeza.
Paul asintió, sintiendo una extraña mezcla de paz y emoción al mismo tiempo. Por primera vez en mucho tiempo, no se sentía solo en lo que estaba experimentando. No sabía a dónde los llevaría todo esto, pero con John a su lado, estaba dispuesto a descubrirlo.
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1001 Formas De Enamorar A Un Colegial
RomanceJohn Lennon, de 25 años y en su quinto ciclo de medicina, acompaña a su hermano menor, George, de 17 años, a una prestigiosa universidad para su matriculación. Mientras recorren el campus, John se queda prendado de Paul McCartney, un joven de 19 año...