El resto del viaje transcurrió en una especie de calma tensa. El suave traqueteo del autobús sobre la carretera y la oscuridad envolvente ayudaron a relajar a los estudiantes, muchos de los cuales ya habían caído en un sueño ligero. Sin embargo, para John, la tranquilidad era solo superficial. Todavía sentía el toque de la mano de Paul, su mente repetía una y otra vez el momento, tratando de descifrar cualquier significado oculto detrás del gesto accidental.
Paul, por su parte, parecía haber adoptado una actitud más reservada después del incidente. Había vuelto a recostarse en su asiento, pero su cuerpo estaba ligeramente inclinado hacia la ventana, como si estuviera tratando de poner distancia entre él y John. John podía sentir la tensión en el aire, pero al mismo tiempo, notaba que Paul no estaba tan relajado como intentaba aparentar. La confusión seguía reflejada en sus ojos cada vez que, sin querer, sus miradas se encontraban en la penumbra.
Sin embargo, el cansancio comenzó a ganar terreno. Las horas de viaje acumuladas y el ambiente casi soporífero dentro del autobús terminaron por vencer a Paul, y antes de que se diera cuenta, sus párpados se cerraron y su respiración se volvió más profunda y regular. John observó cómo Paul caía en el sueño, y sintió una mezcla de alivio y frustración. Parte de él estaba agradecido por la tregua momentánea, pero otra parte no podía evitar desear que las circunstancias hubieran sido diferentes, que hubiera podido decir lo que sentía sin que el ambiente entre ellos se volviera tan complicado.
A medida que la noche avanzaba, el autobús cruzaba kilómetros y kilómetros de carretera, acercándose cada vez más a su destino. John, incapaz de conciliar el sueño, miraba por la ventana, perdiéndose en el paisaje apenas visible bajo la luz de la luna. Sus pensamientos vagaban entre lo que había sucedido y lo que podría suceder una vez que llegaran al destino. Estaba nervioso, pero también esperanzado. Quizás, una vez que Paul se hubiera olvidado del pequeño incidente, las cosas podrían volver a la normalidad, o al menos, a una versión de la normalidad que les permitiera seguir adelante.
Finalmente, después de lo que pareció una eternidad, el conductor del autobús anunció que estaban a solo unos minutos de llegar. La voz grave del hombre resonó por los altavoces, sacando a varios estudiantes de su letargo.
Paul se despertó sobresaltado, parpadeando varias veces para despejarse el sueño. Por un instante, sus ojos se posaron en John, y John sintió que el momento de la verdad había llegado. Pero, para su sorpresa, Paul no mencionó nada sobre lo sucedido antes. De hecho, su expresión era casi neutral, como si los eventos de las últimas horas se hubieran desvanecido de su memoria con el sueño.
—Parece que ya llegamos —dijo Paul en un tono casual, estirándose ligeramente en su asiento.
John asintió, un poco desconcertado por la repentina indiferencia de Paul, pero también agradecido de que el tema de sus intenciones no se hubiera retomado. Tal vez Paul había decidido dejarlo pasar, o quizás simplemente había decidido que no valía la pena seguir pensando en ello. Fuera como fuese, la tensión que había estado sintiendo durante el viaje comenzó a desvanecerse lentamente.
El autobús redujo la velocidad mientras giraba por un camino bordeado de árboles, y finalmente se detuvo frente a una amplia estructura iluminada por farolas. El destino del viaje era un lugar que John reconoció de inmediato: un complejo universitario rodeado de naturaleza, con edificios antiguos y bien conservados que reflejaban la historia y prestigio del lugar.
Los estudiantes comenzaron a moverse en sus asientos, recogiendo sus pertenencias y preparándose para bajar. Paul se levantó, tomando su mochila del compartimento superior, y luego se giró hacia John con una ligera sonrisa.
—Bueno, bienvenido al campus —dijo, extendiendo la mano como un gesto de cortesía.
John, aún un poco desconcertado, estrechó la mano de Paul, agradecido por la oportunidad de empezar de nuevo, al menos por el momento. La fricción entre ellos parecía haberse disipado, y John decidió aprovechar la oportunidad para no complicar más las cosas.
—Gracias, Paul. Estoy seguro de que será un viaje interesante —respondió John, devolviendo la sonrisa.
Ambos bajaron del autobús junto con el resto de los estudiantes, el aire fresco de la noche los envolvió inmediatamente. El campus estaba casi en silencio, con solo unas pocas luces encendidas en la distancia, indicando que la mayoría de las actividades habían terminado por el día. Paul y John caminaron en silencio hacia el área designada para los dormitorios temporales, donde se les asignaría una habitación para pasar la noche.
Mientras caminaban, John notó que Paul parecía mucho más relajado que antes, incluso bromeando un poco con otros compañeros de clase. Había algo en su comportamiento que sugirió que la pregunta incómoda que le había hecho antes ya no estaba en su mente. Tal vez la había olvidado por completo, o quizás, había decidido que no valía la pena seguir dándole vueltas. De cualquier manera, John decidió seguirle la corriente, aliviado de que la tensión entre ellos no fuera tan palpable como antes.
Finalmente, llegaron a la entrada del edificio donde dormirían. Un asistente les entregó las llaves de las habitaciones y les indicó dónde debían dirigirse. John y Paul intercambiaron un último vistazo antes de dirigirse a sus respectivas habitaciones.
—Supongo que nos veremos en la mañana —dijo Paul, antes de entrar en su habitación.
—Claro, hasta mañana —respondió John, forzando una sonrisa mientras veía cómo Paul desaparecía tras la puerta.
Una vez en su habitación, John se dejó caer en la cama, dejando escapar un suspiro largo y profundo. La tensión de las últimas horas finalmente lo alcanzó, y por un momento, solo se quedó mirando el techo, tratando de procesar todo lo que había sucedido. La confusión que sentía era abrumadora, pero había algo más: un pequeño atisbo de esperanza. Aunque no había podido expresar lo que realmente sentía, sabía que el viaje aún no había terminado. Tal vez, solo tal vez, todavía habría una oportunidad para él.
A medida que cerraba los ojos, permitiéndose finalmente descansar, John se prometió a sí mismo que aprovecharía al máximo los días que estaban por venir. Había mucho que explorar, tanto en el campus como en su relación con Paul. Y aunque el camino por delante era incierto, John estaba dispuesto a seguirlo hasta el final, sin importar cuán complicado pudiera ser.
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1001 Formas De Enamorar A Un Colegial
Storie d'amoreJohn Lennon, de 25 años y en su quinto ciclo de medicina, acompaña a su hermano menor, George, de 17 años, a una prestigiosa universidad para su matriculación. Mientras recorren el campus, John se queda prendado de Paul McCartney, un joven de 19 año...