Después de la noche mágica en el baile, Paul y John se sumergieron en su rutina diaria con una relación más sólida. Paul sentía que era el momento adecuado para presentar a John a su familia, algo que había esperado hacer desde hace tiempo. Había planeado una cena en su casa durante el fin de semana, con la esperanza de que fuera un evento tranquilo y positivo.
El día de la cena, Paul estaba nervioso. Había hablado con su familia sobre John, pero sin entrar en muchos detalles. Ahora era el momento de ver cómo reaccionarían al conocerlo en persona. Margaret y Jim, los padres de Paul, estaban ocupados en la cocina, preparando la comida con esmero, mientras que Ruth, la hermana menor, ayudaba a poner la mesa.
Paul entró en la cocina, intentando mantener la calma mientras ayudaba con los últimos preparativos. Su madre, Margaret, lo miró con curiosidad.
—Paul, ¿cómo estás? —preguntó Margaret—. Estás muy callado hoy.
—Estoy un poco nervioso, mamá —admitió Paul—. Quiero que todo salga bien esta noche.
Margaret le sonrió con comprensión y le dio una palmada en la espalda.
—Estoy segura de que todo saldrá bien. Solo recuerda ser tú mismo.
Mientras tanto, Jim estaba en el salón, leyendo el periódico y preparándose para recibir a los invitados. Notó la tensión en el rostro de su hijo y decidió ofrecerle un poco de aliento.
—Paul, ¿todo bien? —preguntó Jim—. Estás más nervioso de lo habitual.
—Sí, papá. Solo quiero que conozcan a John y que todo salga bien —respondió Paul—. Me preocupa cómo lo recibirán.
Jim le dio una palmada en el hombro y asintió.
—Solo asegúrate de que sea una noche agradable. Estoy seguro de que te llevarás bien con ellos.
Finalmente, llegó el momento. John llegó a la casa de Paul con una mezcla de emoción y nerviosismo. Paul lo recibió con una cálida sonrisa y lo guió hacia el comedor, donde la familia ya estaba esperando. La introducción fue sencilla.
—Familia, este es John —dijo Paul, presentándolo con una mezcla de nervios y orgullo—. John, esta es mi madre, Margaret; mi padre, Jim; y mi hermana, Ruth.
Margaret, con una sonrisa educada, extendió su mano hacia John.
—Un placer conocerte, John —dijo—. Espero que disfrutes de la cena.
—Gracias, Margaret —respondió John, estrechando su mano con firmeza—. Estoy muy contento de estar aquí.
Jim y Ruth también saludaron a John, aunque Jim tenía una expresión ligeramente reservada. La cena comenzó en un ambiente relativamente relajado, pero Paul notó que sus padres parecían un poco distantes. Mientras conversaban, John hizo todo lo posible para integrarse y mantener una conversación agradable.
A medida que avanzaba la cena, Paul decidió que era el momento de hablar más abiertamente sobre su relación con John.
—John y yo hemos estado saliendo durante algunos meses —dijo Paul, mirando a sus padres con una mezcla de nervios y sinceridad—. Quería que los conocieran porque significa mucho para mí.
Margaret asintió, pero había una sombra de duda en su mirada. Jim, por su parte, se mantuvo en silencio, observando a John con una expresión neutral.
—Entiendo —dijo Margaret—. Es bueno que te sientas feliz, Paul. Solo espero que todo esté bien.
El comentario de Margaret, aunque educado, dejó a Paul con una sensación de preocupación. Notó que sus padres parecían no estar completamente convencidos. La conversación continuó, pero el ambiente se sentía un poco tenso.
Después de la cena, Paul y John ayudaron a limpiar, y Margaret y Jim continuaron con sus actividades. Paul trató de mantener una conversación ligera con John, pero no pudo evitar notar que sus padres estaban más reservados de lo que había esperado.
Finalmente, cuando John se preparó para irse, Margaret y Jim se despidieron con una amabilidad formal. Paul sentía un nudo en el estómago mientras veía a John salir de la casa. Sabía que la noche no había sido todo lo que había esperado, pero también estaba decidido a enfrentar la situación.
Cuando John se alejó en su coche, Paul se dirigió a la sala, donde Margaret y Jim estaban sentados en el sofá.
—¿Qué les pareció John? —preguntó Paul, tratando de mantener la calma.
Margaret miró a Paul con una expresión comprensiva pero preocupada.
—Paul, John parece una buena persona —dijo Margaret—. Pero no pimuedo evitar sentir que tal vez no encaja del todo con nuestras expectativas. Solo queremos lo mejor para ti.
Jim asintió, agregando con seriedad.
—Es solo que, conociendo la situación, necesitamos tiempo para acostumbrarnos a la idea. No es que no te apoyemos, pero queremos estar seguros de que estás tomando las decisiones correctas.
Paul sintió un nudo en la garganta. No había esperado una reacción tan reservada, pero entendía que sus padres necesitaban tiempo para procesar la información.
—Lo entiendo, mamá, papá —dijo Paul, su voz llena de determinación—. Solo les pido que le den una oportunidad. John es importante para mí, y quiero que lo conozcan mejor.
Margaret y Jim se miraron entre sí, asintiendo lentamente.
—Haremos el esfuerzo, Paul —dijo Margaret—. Solo necesitamos tiempo.
Paul agradeció a sus padres por su honestidad y, con una mezcla de esperanza y preocupación, se despidió de ellos. Sabía que el camino hacia la aceptación total podría ser largo, pero estaba dispuesto a enfrentarlo por el bien de su relación con John.
Cuando finalmente se quedó solo en su habitación, Paul se sentó en el borde de la cama, reflexionando sobre la noche. A pesar de la reacción de sus padres, sentía que había dado un paso importante. La relación con John estaba en un punto crucial, y estaba decidido a trabajar en los desafíos que se presentaran.
ESTÁS LEYENDO
1001 Formas De Enamorar A Un Colegial
DragosteJohn Lennon, de 25 años y en su quinto ciclo de medicina, acompaña a su hermano menor, George, de 17 años, a una prestigiosa universidad para su matriculación. Mientras recorren el campus, John se queda prendado de Paul McCartney, un joven de 19 año...