El autobús avanzaba silenciosamente por la carretera oscura, el zumbido constante del motor era casi hipnótico. Dentro, la atmósfera había cambiado drásticamente desde que las luces se apagaron. John, quien estaba a punto de confesar sus sentimientos a Paul, se sintió aliviado por el repentino apagón. La oportunidad de hablar se desvaneció con la oscuridad, y por el momento, no tenía que enfrentar la intensa mirada de Paul, que segundos antes lo había desarmado.
John se recostó en su asiento, mirando de reojo a Paul, quien parecía haber relajado su postura también. Mientras el autobús rodaba hacia su destino, el cansancio comenzó a apoderarse de los estudiantes, y el murmullo constante de conversaciones fue reemplazado por el suave suspiro de quienes estaban empezando a dormitar.
Con el corazón aún acelerado por la confrontación que nunca llegó a ocurrir, John cerró los ojos, tratando de calmarse. Pero justo cuando estaba a punto de dejarse llevar por el cansancio, sintió algo inesperado: un leve roce en su mano. Abrió los ojos, y en la penumbra, pudo distinguir que Paul, aparentemente medio dormido, había dejado caer su mano sobre la de John.
El contacto era ligero, apenas un toque, pero para John, fue como si una corriente eléctrica lo atravesara. Su respiración se detuvo por un momento, y su corazón comenzó a latir con fuerza. No se atrevió a moverse, temiendo que cualquier gesto rompiera el frágil encanto del momento.
Paul parecía no haberse dado cuenta del contacto; su cabeza descansaba ligeramente inclinada hacia un lado, y su respiración era lenta y rítmica, como si estuviera a punto de quedarse dormido. John observó su rostro en la oscuridad, tratando de entender lo que estaba sucediendo. Por un lado, sabía que el gesto probablemente había sido un accidente, algo completamente involuntario por parte de Paul. Pero por otro, no podía evitar sentir una chispa de esperanza, como si este pequeño toque pudiera significar algo más.
Antes de que pudiera decidir qué hacer, escuchó un susurro detrás de él. Un grupo de compañeros de clase de Paul, que había estado conversando en voz baja, comenzó a moverse en sus asientos. John reconoció sus voces; eran chicos de clase alta, con quienes Paul solía pasar tiempo.
—Oye, vamos a hacer una foto rápida, ¿sí? —dijo uno de los chicos, sacando una cámara de su mochila. Su tono era alegre y despreocupado.
—Buena idea, así tendremos algo que recordar de este viaje —respondió otro, mientras se inclinaba hacia adelante para asegurarse de que todos estuvieran en el encuadre.
John se tensó. Sabía que cualquier destello de luz podría revelar el contacto accidental entre él y Paul, algo que no estaba seguro de cómo Paul reaccionaría si se diera cuenta. No había mucho que pudiera hacer; si intentaba mover su mano ahora, solo haría que la situación pareciera más sospechosa.
El chico con la cámara se levantó, apoyándose en el respaldo de uno de los asientos para tener una mejor vista del grupo. Sin más advertencia, el flash de la cámara iluminó el interior del autobús por un instante, capturando a los estudiantes en una instantánea improvisada.
La luz cegadora pareció sacudir a Paul de su adormecimiento. Parpadeó, desorientado, y luego bajó la mirada hacia sus manos, descubriendo de inmediato que estaba sujetando la mano de John. Se apartó rápidamente, un gesto casi instintivo, y miró a John con una mezcla de sorpresa y confusión.
—Lo siento, no me di cuenta... —murmuró Paul, claramente avergonzado.
—Está bien —respondió John, su voz temblando ligeramente, aunque intentó sonar tranquilo.
Pero algo en la mirada de Paul sugería que estaba procesando lo que acababa de suceder, más allá de lo evidente. Parecía estar preguntándose por qué su mano había terminado sobre la de John, y por qué, durante ese breve contacto, no había sentido la necesidad inmediata de retirarla. A pesar de la oscuridad, John pudo notar la leve tensión en la expresión de Paul, como si estuviera luchando con pensamientos que no entendía del todo.
El grupo de compañeros de Paul, por otro lado, parecía completamente ajeno a lo que acababa de suceder. Revisaban la pantalla de la cámara, riendo suavemente mientras comentaban la foto que acababan de tomar.
—¡Miren esta! —dijo uno de ellos, acercando la cámara a los demás. —No sabía que estábamos haciendo una foto romántica. Paul, ¿desde cuándo te has vuelto tan tierno?
Paul, aún desconcertado por lo que acababa de suceder, se volvió hacia ellos, su confusión transformándose en un reflejo de incomodidad. Se inclinó hacia adelante para ver la pantalla de la cámara, donde efectivamente, él y John aparecían, sentados juntos, y aunque la imagen no era completamente clara, el flash había capturado el instante en que sus manos estaban juntas.
—No... no es lo que parece —respondió Paul rápidamente, intentando sonar indiferente. Pero había un ligero rubor en sus mejillas que no pasó desapercibido para sus compañeros.
—Tranquilo, hombre, solo estamos bromeando —dijo uno de ellos, dándole una palmada en la espalda. —Pero quién lo diría, el serio McCartney tiene su lado dulce.
John permaneció en silencio, sintiendo cómo la situación escapaba de su control. El toque accidental, la foto y la reacción de Paul lo dejaban en un estado de confusión total. No podía entender completamente lo que estaba sucediendo, ni cómo esto afectaría la relación que estaba intentando construir con Paul.
Finalmente, los chicos decidieron dejar el tema, guardando la cámara y volviendo a sus asientos para intentar descansar. Paul se recostó nuevamente en su asiento, pero esta vez mantuvo las manos firmemente en su regazo, como si quisiera asegurarse de que no habría más accidentes.
El resto del viaje transcurrió en un silencio incómodo. John cerró los ojos, pero no pudo relajarse. Su mente seguía volviendo al toque accidental y a la manera en que Paul había reaccionado. ¿Había algo más detrás de su sorpresa? ¿O estaba simplemente avergonzado de haber sido visto en una situación comprometedora?
Mientras el autobús avanzaba por la carretera oscura, John se dio cuenta de que la situación con Paul se estaba volviendo más complicada de lo que había anticipado. Lo que había comenzado como una simple atracción estaba evolucionando en algo más profundo, pero también más confuso. Y aunque había logrado acercarse a Paul en más de un sentido, ahora tenía que enfrentarse a las consecuencias de sus acciones y a la posibilidad de que Paul, a pesar de todo, pudiera estar comenzando a sospechar sus verdaderas intenciones.
La oscuridad del autobús ofrecía un refugio temporal, pero John sabía que tarde o temprano, tendría que enfrentar lo que estaba sucediendo. Y lo más difícil de todo sería descubrir si Paul estaba dispuesto a aceptar esos sentimientos o si todo se derrumbaría antes de que pudiera siquiera intentarlo.
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1001 Formas De Enamorar A Un Colegial
RomanceJohn Lennon, de 25 años y en su quinto ciclo de medicina, acompaña a su hermano menor, George, de 17 años, a una prestigiosa universidad para su matriculación. Mientras recorren el campus, John se queda prendado de Paul McCartney, un joven de 19 año...