Capítulo 16

24 5 0
                                    

Una semana había pasado desde aquella noche en la que John y Paul habían cruzado una línea invisible, una línea que cambió la dinámica entre ellos para siempre. La semana transcurrió con una mezcla de normalidad y tensión apenas perceptible. Ambos se comportaban de manera casi idéntica a como lo habían hecho antes del viaje, pero había un subtexto en sus interacciones, algo que ninguno de los dos se atrevía a mencionar directamente.

El viaje de regreso llegó más rápido de lo que cualquiera de ellos esperaba. La excursión había sido un éxito en términos académicos, pero para John, lo más importante era lo que había sucedido con Paul. Sin embargo, a lo largo de la semana, había notado una distancia sutil en Paul, como si estuviera evitando hablar de lo que había pasado entre ellos.

Cuando finalmente subieron al autobús para el regreso, John se aseguró de sentarse junto a Paul de nuevo. El ambiente estaba cargado de una tensión incómoda, pero ninguno de los dos parecía dispuesto a romper el silencio. El viaje había comenzado y el paisaje pasaba rápidamente por las ventanas, mientras la oscuridad de la noche envolvía el autobús.

Después de unas horas de silencio, cuando la mayoría de los estudiantes ya estaban dormidos, Paul finalmente rompió el silencio.

—John, tengo que preguntarte algo —dijo Paul en un tono bajo, lo suficientemente suave como para no despertar a nadie más.

John, que había estado mirando por la ventana, se giró para enfrentarlo. Había algo en la voz de Paul que lo hizo sentir un nudo en el estómago.

—Claro, Paul. ¿Qué sucede? —respondió, intentando sonar tranquilo.

Paul lo miró fijamente, sus ojos buscando una respuesta antes de siquiera formular la pregunta.

—¿Qué somos nosotros? —preguntó finalmente, sus palabras saliendo con una mezcla de inseguridad y curiosidad—. Después de todo lo que ha pasado... no sé cómo definir lo que hay entre nosotros.

La pregunta flotó en el aire, haciendo que John sintiera el peso de su significado. Era la pregunta que había estado temiendo y esperando al mismo tiempo. Sabía que tarde o temprano tendría que enfrentarla, pero no estaba seguro de cómo responder.

—Paul... —empezó John, pero se detuvo, buscando las palabras correctas—. No sé si hay una respuesta fácil para eso. Lo que sé es que lo que siento por ti es real, y no es algo que pueda ignorar.

Paul bajó la mirada, asimilando lo que John acababa de decir. No era una respuesta directa, pero entendía la complejidad de la situación.

—¿Y qué hacemos con eso, John? —preguntó Paul, levantando la vista de nuevo, esta vez con una expresión más decidida—. No quiero seguir fingiendo que no hay algo entre nosotros, pero tampoco quiero apresurar las cosas.

John lo miró con una mezcla de ternura y comprensión. Sabía que Paul tenía razón; esto era algo que no podían apresurar, pero tampoco podía dejar de lado lo que sentía.

—No tenemos que ponerle un nombre, Paul —dijo John finalmente—. Podemos tomarnos nuestro tiempo y ver a dónde nos lleva esto. Pero quiero que sepas que no importa lo que pase, siempre estaré aquí para ti.

Paul asintió lentamente, una pequeña sonrisa apareciendo en sus labios.

—Eso me parece bien, John —dijo, su tono más relajado ahora—. No sé qué depara el futuro, pero confío en ti.

El resto del viaje transcurrió en silencio, pero era un silencio cómodo, uno en el que ambos se sentían a gusto, sin necesidad de decir más.

Cuando finalmente llegaron a su destino, John y Paul se despidieron de manera casual, como si todo fuera normal. Sin embargo, ambos sabían que algo había cambiado entre ellos, algo que necesitarían tiempo para comprender por completo.

John llegó a su casa poco después, sintiendo el peso de todo lo que había sucedido en las últimas semanas. Cuando entró, se encontró con su familia esperándolo en la sala. George, su hermano menor, lo miró con curiosidad, mientras su madre lo observaba con una mezcla de alivio y preocupación.

—¡John! —exclamó George, levantándose rápidamente del sofá—. ¡Por fin llegas! ¿Cómo te fue en el viaje?

John esbozó una sonrisa cansada, pero sincera, y se dejó caer en el sofá junto a su hermano.

—Fue... interesante —dijo, eligiendo cuidadosamente sus palabras.

Su madre se sentó frente a él, estudiando su expresión.

—¿Hay algo que quieras contarnos? —preguntó, su tono suave pero firme.

John suspiró, sabiendo que no podía guardar todo lo que había pasado para sí mismo. Después de todo, su familia merecía saber lo que estaba sucediendo en su vida.

—Hay muchas cosas que contar —admitió John—. Pero lo más importante es que... creo que he conocido a alguien. Alguien que significa mucho para mí.

George levantó una ceja, claramente intrigado.

—¿Te refieres a Paul? —preguntó, sorprendiendo a John.

John lo miró, sin poder evitar sonreír ante la perspicacia de su hermano.

—Sí, me refiero a Paul —confirmó—. Pero es complicado... No estoy seguro de qué es exactamente lo que tenemos. Pero lo que sí sé es que es importante para mí, y quiero explorar lo que podría ser.

Su madre lo miró con comprensión, asintiendo lentamente.

—No importa qué sea, John —dijo suavemente—. Lo que importa es que sigas tu corazón y que hagas lo que te haga feliz. Aquí siempre tendrás nuestro apoyo, sin importar lo que pase.

George, por su parte, sonrió y le dio un ligero golpe en el brazo a John.

—Bueno, hermano, parece que te espera una aventura interesante. Solo asegúrate de no olvidarte de mí cuando estés con tu "nuevo amigo".

John rió, sintiéndose más relajado al haber compartido lo que había estado guardando en su corazón.

—Nunca podría olvidarme de ti, George. Tú también eres una parte importante de mi vida, y siempre lo serás.

La conversación continuó durante un rato más, pero en el fondo, John sabía que había dado un paso importante al abrirse con su familia. Ahora, solo quedaba ver qué depararía el futuro para él y Paul, y cómo manejarían lo que fuera que estaban construyendo juntos.

1001 Formas De Enamorar A Un ColegialDonde viven las historias. Descúbrelo ahora