El primer día de George en la universidad había sido un éxito, y a pesar del desánimo de John por su fallido intento de acercarse a Paul, ambos hermanos disfrutaron de una tranquila cena en casa. George estaba lleno de historias sobre sus nuevas clases y compañeros, pero no pudo evitar notar la distracción de su hermano mayor.
—¿Estás bien, John? —preguntó George, dejando su tenedor a un lado.
John, perdido en sus pensamientos, levantó la vista sorprendido. —Sí, claro. Solo estoy pensando en algunas cosas.
George frunció el ceño, claramente preocupado. —¿Es sobre algo que pasó en la universidad? Parecías muy interesado en algo hoy.
John se ruborizó, sintiéndose descubierto. —No, no es nada. Solo cosas de los estudios y trabajo. ¿Cómo fue tu primer día, George?
George sonrió, feliz por el cambio de tema. —Fue increíble. Conocí a mucha gente nueva y las clases parecen realmente interesantes.
La conversación con George fue reconfortante para John. Se dio cuenta de que necesitaba una nueva estrategia para acercarse a Paul, algo que lo hiciera destacar y que capturara su interés genuinamente. De repente, una idea se formó en su mente.
Justo en ese momento, el teléfono de John sonó. Fingiendo que era una llamada importante, John lo tomó rápidamente. —Hola, sí... Oh, claro, enseguida voy para allá —dijo, actuando.
George lo miró, intrigado. —¿Quién era?
—Era... un compañero de clase. Necesita ayuda con algo urgente. Tengo que irme, George. Hablamos después —dijo John, intentando no parecer demasiado apresurado.
George frunció el ceño pero asintió. —Está bien. Buena suerte, John.
John salió de la casa rápidamente, sintiendo una nueva ola de esperanza y determinación. La idea que había tenido era simple pero efectiva: sabía que Paul solía tocar el piano en la sala de música del campus. Si podía mostrarle a Paul que compartían un interés común, podría abrir una puerta a una conversación más genuina.
Al llegar al campus, John se dirigió hacia la sala de música con paso decidido. Al acercarse, escuchó los suaves acordes de un piano. Con el corazón latiendo con fuerza, John abrió la puerta lentamente y vio a Paul sentado frente al piano, concentrado en la melodía que estaba tocando.
John se quedó un momento en la entrada, admirando la habilidad de Paul y el fervor con el que tocaba. Decidido a seguir adelante con su plan, se acercó lentamente, asegurándose de no interrumpir.
Cuando Paul terminó de tocar, levantó la vista y vio a John. —¿John? ¿Qué haces aquí?
Antes de que John pudiera responder, la idea que había tenido se le vino a la mente. Con una sonrisa nerviosa, se aclaró la garganta. —Hola, Paul. En realidad, pasaba por aquí y escuché que alguien estaba tocando el piano. Toqué un poco en mi juventud y pensé en venir a escuchar.
Paul lo miró con sorpresa y algo de desdén. —¿Tú también tocas? No lo sabía.
—Sí, aunque hace tiempo que no practico mucho. Siempre me ha gustado la música —respondió John, intentando mantener la conversación ligera.
Paul se levantó del piano, claramente aún evaluando a John. —Bueno, supongo que todos tienen sus pasatiempos.
John sintió que su plan estaba a punto de fallar otra vez, pero no quería rendirse. —¿Te importaría si me siento y toco algo rápido? Me gustaría recordar esos viejos tiempos.
Paul pareció considerar la solicitud por un momento antes de asentir. —Adelante. Veamos qué tienes.
John se sentó al piano, sintiendo una mezcla de nerviosismo y emoción. Empezó a tocar una melodía suave y familiar, dejando que la música hablara por él. Paul observaba con interés, y por primera vez, John vio una chispa de genuina curiosidad en sus ojos.
Cuando terminó de tocar, Paul sonrió, un poco menos condescendiente que de costumbre. —No está mal, John. No está mal en absoluto.
John sonrió, sintiendo que había logrado dar un pequeño pero significativo paso hacia la conexión que tanto deseaba. —Gracias, Paul. La música siempre ha sido una forma de escape para mí.
Paul asintió, y John aprovechó la oportunidad para cambiar de tema. —¿Cómo va tu proyecto de investigación? Debe ser desafiante equilibrar eso con las clases.
Paul parecía complacido por el interés y comenzó a hablar sobre su trabajo, aunque seguía manteniendo su aire de superioridad. John escuchó atentamente, haciendo preguntas y mostrando genuino interés. A pesar del tono altivo de Paul, John pudo ver destellos de su pasión y dedicación.
Después de un rato, Paul miró su reloj y se disculpó. —Tengo que irme. Fue interesante hablar contigo, John. Buena suerte con tu música.
—Gracias, Paul. Igualmente, con tu investigación —respondió John, sintiéndose satisfecho con el progreso que había hecho.
Mientras caminaba de regreso a casa, John no pudo evitar sonreír. Había dado el primer paso y, aunque sabía que todavía quedaba un largo camino por recorrer, se sentía optimista sobre sus posibilidades. La actitud de Paul seguía siendo un desafío, pero John estaba decidido a enfrentarlo con paciencia y persistencia.
Al llegar a casa, encontró a George emocionado por su primer día y ansioso por compartir sus experiencias. John escuchó con atención, pero su mente seguía volviendo a Paul y a cómo podía seguir construyendo esa conexión. Con cada día que pasaba, John se sentía más seguro de que estaba en el camino correcto, listo para enfrentar los desafíos que vinieran en su búsqueda por conquistar el corazón de Paul.
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1001 Formas De Enamorar A Un Colegial
Roman d'amourJohn Lennon, de 25 años y en su quinto ciclo de medicina, acompaña a su hermano menor, George, de 17 años, a una prestigiosa universidad para su matriculación. Mientras recorren el campus, John se queda prendado de Paul McCartney, un joven de 19 año...