Capítulo 13

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El viaje continuaba, y el autobús, envuelto en un manto de oscuridad, se movía con suavidad por las carreteras sinuosas. En su interior, la mayoría de los estudiantes ya estaba medio dormida, agotada por las actividades del día. John, sin embargo, permanecía alerta, su mente ocupada con las palabras que había escuchado de uno de los compañeros de Paul: "Todo está saliendo como planeamos."

Esas palabras resonaban en su cabeza, haciéndole pensar que había algo más de lo que él entendía, un plan oculto que involucraba a Paul de alguna manera. Durante el resto del viaje, no podía dejar de observarlo, notando una ligera tensión en su rostro que no había percibido antes.

Cuando finalmente llegaron a su destino, un encantador hotel rodeado de montañas, los estudiantes comenzaron a descender del autobús, hablando en voz baja, demasiado cansados para su habitual entusiasmo. John, caminando un poco más atrás, observó cómo Paul se unía a sus amigos, aunque su expresión seguía siendo distante, como si también estuviera lidiando con sus propios pensamientos.

Después de una cena ligera, los estudiantes se dispersaron hacia sus habitaciones. La mayoría estaba deseando dormir, pero John no podía quitarse de la cabeza lo que había oído. Necesitaba respuestas, y sabía que solo Paul podía dárselas.

Esperó hasta que el vestíbulo se vació y la quietud de la noche envolvió el hotel. Decidido, caminó hacia la habitación de Paul, sus pasos resonando suavemente en el pasillo. Golpeó la puerta con suavidad, y después de unos segundos, Paul abrió, sorprendido de verlo allí.

—John, ¿qué haces aquí? —preguntó Paul, claramente incómodo.

—Necesito hablar contigo, Paul —respondió John, su voz cargada de seriedad—. Es importante.

Paul lo miró por un momento, como si estuviera sopesando si dejarlo entrar o no. Finalmente, se hizo a un lado y le permitió entrar en la habitación. Cerró la puerta detrás de él y se cruzó de brazos, en un gesto que revelaba tanto defensa como nerviosismo.

—¿De qué se trata? —preguntó Paul, su tono tenso.

John tomó aire antes de hablar, consciente de que debía ser cauteloso con sus palabras.

—Hoy, en el autobús, escuché algo que me hizo pensar —comenzó, manteniendo la calma en su voz—. Uno de tus amigos dijo que "todo está saliendo como planeamos". Me hizo preguntarme qué es lo que realmente está pasando. ¿Qué están planeando?

Paul lo miró fijamente, su rostro endureciéndose mientras la incomodidad se apoderaba de él. Sabía que John estaba acercándose peligrosamente a la verdad, una verdad que preferiría mantener oculta.

—No es nada, John —respondió Paul rápidamente, su voz un poco más aguda de lo normal—. Solo... tonterías entre amigos. No te preocupes por eso.

John frunció el ceño, sin convencerse.

—Paul, algo no está bien. Puedo sentirlo. Si hay algo que me concierne, quiero saberlo.

Paul desvió la mirada, claramente incómodo. Sabía que no podía seguir esquivando el tema por mucho tiempo, pero admitir la verdad significaría revelar algo que llevaba oculto desde que había conocido a John.

Finalmente, Paul suspiró, resignado. Se sentó en el borde de la cama y se pasó una mano por el cabello, evitando la mirada de John.

—Está bien, te lo diré... pero no es lo que piensas —empezó, su voz apenas un susurro—. Les pedí a mis amigos que... que actuaran como si sospecharan de ti. Les pagué para que hicieran preguntas, para que pareciera que te estaban vigilando.

John lo miró, atónito, intentando procesar lo que acababa de escuchar.

—¿Por qué harías algo así? —preguntó, su voz reflejando la confusión que sentía.

Paul tragó saliva, sintiendo cómo el nudo en su garganta se hacía más grande.

—Porque... —comenzó, titubeando—, porque no quería que nadie sospechara de mí. No quería que supieran que... —Hizo una pausa, como si las palabras fueran demasiado difíciles de pronunciar—. Que estoy enamorado de ti, John.

El silencio que siguió fue abrumador. John no supo qué decir, sus pensamientos arremolinándose mientras trataba de entender la confesión de Paul. Nunca había esperado que sus sentimientos fueran correspondidos, y mucho menos que Paul estuviera tan preocupado por ocultarlos.

Paul, por su parte, parecía querer desaparecer en ese momento. Había mantenido esos sentimientos ocultos durante tanto tiempo, temiendo las consecuencias si salían a la luz. Pero ahora, frente a John, sentía que toda su fachada se derrumbaba.

Finalmente, John dio un paso hacia adelante, acortando la distancia entre ellos.

—Paul... —comenzó, con voz suave—, no tenías que hacer todo esto. No tenías que ocultarlo.

Paul levantó la mirada, encontrándose con los ojos de John, y en ese momento sintió una mezcla de alivio y temor.

—Lo sé —admitió—. Pero no quería que las cosas se complicaran. Pensé que si todos creían que solo estaba investigándote por ser un estudiante infiltrado, nadie sospecharía la verdad. Que estaba demasiado interesado en ti... por razones personales.

John asintió, ahora entendiendo el peso que Paul había llevado consigo. Se acercó más, hasta estar lo suficientemente cerca como para que ambos sintieran la tensión del momento.

—¿Y qué harás ahora? —preguntó John en voz baja, consciente de que su proximidad aumentaba la tensión entre ellos.

Antes de que Paul pudiera responder, la puerta de la habitación se abrió de golpe, revelando a Tom, quien entró sin llamar. John dio un paso atrás instintivamente, mientras Paul se levantaba rápidamente, su expresión endureciéndose.

—Tom... ¿qué haces aquí? —preguntó Paul, claramente incómodo por la interrupción.

Tom miró a John con desconfianza antes de dirigirse a Paul.

—Necesitamos hablar, Paul. Ahora —dijo con un tono que no admitía réplica.

Paul asintió, consciente de que la conversación con John tendría que esperar. Mientras John se dirigía a la puerta, no pudo evitar lanzar una última mirada a Paul, una mezcla de emociones en sus ojos.

—Hablaremos después —dijo John, su voz tranquila, pero cargada de significado.

Paul asintió, observando cómo John salía de la habitación antes de volverse hacia Tom. Sabía que, aunque esa conversación había terminado, aún quedaban muchas cosas por resolver, tanto con John como con sus propios sentimientos.

Esa noche, mientras John se recostaba en su cama, no pudo evitar pensar en lo que había descubierto. Paul estaba enamorado de él, un hecho que lo sorprendía y lo emocionaba al mismo tiempo. Pero también sabía que ese amor estaba rodeado de complicaciones, de secretos que aún debían desvelarse.

Mientras las sombras de la noche cubrían el hotel, John decidió que, pase lo que pase, no dejaría que esos secretos los separaran. Había llegado demasiado lejos para retroceder ahora, y estaba dispuesto a enfrentar lo que fuera necesario para entender lo que Paul realmente sentía.

1001 Formas De Enamorar A Un ColegialDonde viven las historias. Descúbrelo ahora