Sempiterno | KiriBaku/BakuShima

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La intimidad es uno de los mayores tesoros que tiene una persona. La esfera de la intimidad representa el espacio de la privacidad personal que cada ser humano debe de proteger; existe un ámbito que es propio e intransferible. Tienes que ser prudente para no abrir tu corazón ante una persona a la que acabas de conocer y es positivo que deposites tu confianza en personas que se ganan tu respeto. Para ello, tienes que tomarte tu tiempo para conocer a alguien tal y como es.

A pesar de que el estado anímico no era el mejor con la partida de Midoriya, el cumpleaños de Bakugo había llegado. Kirishima pasó mucho tiempo dándole vueltas al asunto, en qué podría hacer por él, siendo que él se había esforzado tanto cuando fue su cumpleaños.

Por las conversaciones que había tenido con él, sabía que Katsuki no tendría ganas de convivir con muchas personas, así que una fiesta como la que hizo para él no era una opción.

Al llegar la madrugada de su cumpleaños, Eijiro tocó la puerta del cuarto de Katsuki. Quizá él ya estaba dormido, aunque lo pensó justo después de haber tocado. No obtuvo respuesta, así que pensó en mejor volver a su habitación y visitarlo por la mañana. Antes de poder dar un paso de regreso a su propia pieza, la puerta frente a él se abrió.

Katsuki no se veía muy bien, debía admitir. El plan para acercarse a Midoriya seguía en marcha y él, junto a Uraraka e Iida, hablaban constantemente con All Might y otros profesores para poder desarrollarlo. Seguramente estaba cansado de todo eso.

—Quería desearte un feliz cumpleaños antes que nadie — Dijo Eijiro —, pero si es un mal momento, puedo volver después.

—No, está bien — Se rascó la nuca, bostezando — Estoy más tranquilo con el tema de Deku, no te preocupes.

Ya que All Might continuaba teniendo contacto con él, sólo era cuestión de tiempo para que pudieran interceptarlo.

—Bueno, feliz cumpleaños, Bakugo — Continuó, pasando al interior de la habitación.

—Gracias — Sonrió suavemente.

No habían tenido oportunidad de hablar de aquello de Año Nuevo. Si no eran clases o prácticas, eran malditas guerras o crisis en torno a sus compañeros de grupo o ellos mismos.

Desde entonces, habían interactuado de forma muy casual. Kirishima pensaba, a veces, que su relación había dado unos cuantos pasos hacia atrás, porque habían vuelto a comportarse como amigos igual que antes.

—Te traje... — Kirishima sacó de su bolsillo una pequeña caja — esto.

Bakugo recibió el regalo y se sentó en su cama, recorriéndose a un lado, invitándole, no verbalmente, a sentarse junto a él.

Retiró el pequeño listón que cubría la caja y la abrió, para encontrarse dentro con una cadena de baño de oro que tenía justo al centro un diseño con una explosión.

—¿Esto...?

—Es la primera pieza de mercancía del héroe Dyn... — Se frenó — Gran Dios de la Explosión Asesina Dynamight. ¿Lo dije bien?

—Dios de la Gran Explosión Asesina Dynamight.

Kirishima se contuvo de rodar los ojos.

—Amigo, realmente creo que tienes que reconsiderar ese nombre.

—¿Ni siquiera a ti te gusta, maldito? — Le empujó con el costado del brazo, de forma juguetona.

—Realmente me pregunto si alguien podrá llamarte de esa forma — Devolvió el empujón.

Bakugo, sin responderle, le dio a Kirishima la cadena que acababa de sacar del envoltorio y se puso de espaldas, indicándole que quería su ayuda para ponérsela. Luego de obedecer, Katsuki se volteó de regreso a él.