No sé en qué momento he acabado en el sofá de Austin entre un tío inconsciente y una pareja que se están besando como si les fuese la vida en ello. La música está tan alta que estoy contando los minutos hasta que alguno de los vecinos decida llamar a la policía. El refresco que descansa sobre la mesa en frente de mí casi parece un chiste rodeado de todas las latas de cervezas vacías que hay desperdigadas por toda la casa. Por un instante, me replanteo beber, aunque solo sea un poco, de alguna bebida que tenga alcohol, pero saber que tengo que conducir hace que la mano se quede a mitad del recorrido y la culpa me invada. La próxima vez no pienso ofrecerme a llevar a nadie a casa y no pienso coger el coche. Una rápida ojeada al reloj en mi muñeca me indica que apenas son las doce de la noche. Me levanto para dirigirme hacia la cocina donde todos están jugando a algún juego que consiste, prácticamente, en beber mucho alcohol.
Estoy a punto de llegar cuando una pelirroja me intercepta a la mitad. Su pelo está completamente revuelto y solo lleva puesto un pantalón vaquero y el sujetador negro de encaje. Su pintalabios está corrido, pero dudo que ella sea consciente y su mirada brilla por la embriaguez. Se tambalea hacia un lado en esos tacones de infarto y mi mano sale por inercia hacia ella, para impedir que acabe en el suelo. Ella se toma ese pequeño contacto de nuestros cuerpos como una señal y sus labios se estiran en una sonrisa seductora.
—¿Quieres un poco?—pregunta con lentitud y arrastrando las palabras.
Un vaso de plástico rojo aparece entonces en mi campo de visión y el olor a cerveza llega a mí de una forma muy tentadora. Mi mano sube hasta poder enredar mis dedos en la muñeca de la chica y alejar la bebida de mí antes de que pueda probarla.
—No puedo, conduzco—digo y por algún extraño motivo los ojos de la chica frente a mí brillan más.
—Un chico responsable, me gusta—musita y toma un pequeño sorbo de su bebida. Sus ojos no se separan de los míos cuando su lengua pasa por su labio inferior para quitarse la humedad producida por la bebida—. Soy Blair, por cierto.
—Y yo el novio de alguien—murmuro y espero a que se aparte para poder llegar hasta la cocina.
—No conozco a ese alguien—puntualiza y suelta una pequeña risa—. Y al parecer, tampoco está aquí. Así que, ¿por qué no nos divertimos un rato tú y yo y mañana hacemos como si nada hubiese ocurrido? Nadie tiene que enterarse.
Tomo aire con fuerza y me obligo a calmarme. Me digo a mí mismo que Blair está borracha y que no es consciente de lo que dice. Que apenas puede mantenerse en pie. Y surte efecto, porque la irritación desaparece considerablemente.
—¿Sabes qué? Me has convencido—digo y coloco un mechón de pelo tras su oreja—. ¿Por qué no vas al piso de arriba y nos buscas una habitación libre? Enseguida subo.
Mis palabras parecen hacerle reaccionar porque su cuerpo se encamina hacia las escaleras, balanceándose en el proceso. Mis ojos le siguen mientras sube a duras penas por las escaleras y una vez que le pierdo de vista camino hacia la cocina. Zev y Olivia se encuentran en un lado de una mesa de ping-pong mientras que Liam y Seth están en el otro. Todos gritan cuando la pequeña bola entra en uno de los muchos vasos que hay repartidos sobre la superficie de la mesa y me hace la gracia la forma en la que Olivia aprovecha que nadie está mirando para beberse su contenido a pesar de que no es su turno.
Mi mirada se pasea inquieta por la estancia buscando con la mirada a la persona que más me interesa y cuando la encuentro no puedo evitar que una sonrisa se apodere de mis labios. Está tan guapa que casi duele mirarla. Su cabello oscuro está rizado en suaves ondas que se enredan en torno a su rostro, balanceándose a la altura de sus hombros con cada uno de sus movimientos. El jersey gris con escote en V deja sus hombros al descubierto y mis dedos pican por tocar su piel. Los pantalones de cuero se le ajustan como una segunda piel y las botas con tacón le aportan diez centímetros a su corta estatura.
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La Propuesta
RomanceKayla lleva toda la vida enamorada de Jeydon Davies. Y, durante todo ese tiempo, ha llegado a comprender que sus sentimientos jamás van a ser correspondidos porque Jeydon está enamorado de su mejor amiga. Sin embargo, cuando este le ofrece una propu...