15. Mirrors (Kayla)

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Están discutiendo. Otra vez. Oigo los gritos llegar hasta mí desde la cocina. Me centro en el programa de televisión y balanceo las piernas que cuelgan del borde del sofá. Cuando los gritos aumentan, subo el volumen de mis dibujos animados favoritos hasta que sus voces parecen imposibles de diferenciar a través del sonido de la televisión. Mamá me dice que es lo que tengo que hacer cuando las cosas se ponen feas con papá.

Por la cantidad de insultos que oigo de la boca de mi padre sé que no va a faltar mucho para que comience a romper todo lo que está a su alcance. Solo me queda esperar a que no lo haga. La última vez mamá y yo tardamos mucho en recoger todos los cristales rotos. Fulmino con la mirada la botella de alcohol que se encuentra en la mesilla frente a mí. Sé que es la culpable de que papá se enfade y acabe discutiendo con mamá.

A pesar de que soy consciente de que no debería hacerlo, bajo el volumen para oír la conversación de mis padres. Mamá está intentando calmar a papá de todas las formas posibles, pero por la brusquedad de sus contestaciones, veo que no está surtiendo efecto. Contengo las ganas que tengo de decirle que se aleje de papá y me quedo quieta en el sitio. Hay un pequeño momento de silencio. Uno, dos, tres segundos pasan hasta que de pronto el caos estalla.

Algo de cristal se rompe en la cocina y yo como instinto me encojo en el sofá. Gracias a que el salón y la cocina están unidos puedo ver las figuras de mis padres cuando se acercan hacia donde yo estoy. Los restos rotos del plato que se encuentran en el suelo llaman mi atención y antes de que pueda evitarlo ya me he levantado. Me dirijo hacia allí y agradezco que mi corta altura no supere la encimera central. Así mientras mi padre se encuentra al otro lado puedo recoger los trozos de cristal sin que me vea. Las manos de mi madre temblaban tanto la última vez que acabo cortándose con un trozo puntiagudo y no quiero que eso vuelva a ocurrir.

A pesar de que intento con todas mis fuerzas pasar inadvertida, no lo consigo porque noto como la mirada de papá se centra en mí. Por un momento me congelo en mi lugar y solo puedo rezar para que no se enfade conmigo también.

—¡Mira lo que consigues, Elaine!—grita y me encojo en mi sitio. Siento que he metido la pata y el miedo de lo que pueda llegar a pasar clava sus garras en mis entrañas—. ¡Qué Kayla tenga que recoger tu puto desastre!

—Ahora mismo lo limpio—dice mi madre y sé que el temblor de su voz se debe al hecho de que yo me encuentre aquí. No quiere que me pase nada y está buscando una forma para sacarme de aquí sin enfadar más al hombre frente a mí—. Sólo déjame que acueste a Kayla y bajo en un par de segundos.

La mano de mi madre se cierra en torno a mi antebrazo y hace que me levante de la posición acuclillada en la que me encontraba. Me quita los pocos cristales que había recogido y los deja sobre la encimera.

—Treinta segundos te doy—declara mi padre y la mirada que me lanza hace que tenga ganas de llorar. Pero no lo hago. Sé que no le gusta absolutamente nada así que me trago las lágrimas de la mejor forma que puedo—. Ni uno más.

Mi madre asiente varias veces y prácticamente me arrastra fuera de la cocina a la velocidad de la luz. Pero aún así me da tiempo a echar un pequeño vistazo sobre mi hombro. Por un momento el hombre a mis espaldas me parece el auténtico diablo. Y ojalá nunca hubiese sabido que estaba terriblemente equivocada. Que ese hombre era mucho peor.

* * *

Los pequeños golpes que estoy recibiendo en mi hombro hacen que me alce de la posición tumbada en la que me encuentro. La respiración agitada obliga a que mi pecho suba y baje con fuerza mientras intento acompasar mis latidos lo mejor que puedo.

—Tranquila, soy yo—dice una voz detrás de mí así que me giro para observar el rostro de Jeydon.

Sus cejas están fruncidas en un gesto de preocupación y tiene una mano apoyada en mi brazo como si estuviese reconfortándome. La realidad llega a mí momentos después y siento la presión envolver mi cuerpo de una forma asfixiante. La pesadilla que he tenido sigue dando vueltas en mi cabeza así que intento apartarla de alguna forma. No puedo pensar en eso ahora.

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