Después de días de intensa planificación y preparación, los Autobots y el agente Fowler estaban finalmente listos para ejecutar su plan de rescate. La situación era crítica, y sabían que no podían permitirse ningún error. La base Autobot estaba en plena actividad mientras se ultimaban los detalles del asalto a la Némesis.
Optimus Prime estaba al frente, revisando el plan una última vez con su equipo. Todos los Autobots presentes estaban completamente equipados y listos para la batalla. Streamline, aún llevando consigo el peso de la culpa, se encontraba entre ellos, más decidida que nunca a rescatar a Lincoln y redimirse por haberlo perdido.
Optimus Prime: “Autobots, el momento ha llegado. Nuestra misión es clara: infiltrarnos en la Némesis, rescatar a Lincoln y regresar a salvo. El agente Fowler ha coordinado un ataque aéreo que nos dará la distracción que necesitamos para ingresar sin ser detectados. Esta es una misión peligrosa, pero confío en cada uno de ustedes para llevarla a cabo con éxito.”
El agente Fowler, que estaba en comunicación con sus pilotos, dio la orden de atacar. En cuestión de minutos, una formación de aviones de combate comenzó a volar en dirección a la Némesis, lanzando un aluvión de misiles y disparos para atraer la atención de los Decepticons.
Agente Fowler (por radio): “¡Ataque aéreo en marcha! Mantengan la presión sobre la Némesis. No les den un respiro.”
Los aviones se abalanzaron sobre la Némesis, desatando una tormenta de fuego sobre la nave. Los Decepticons dentro de la nave se vieron obligados a desviar recursos y atención hacia la defensa de la nave, lo que creó la ventana de oportunidad que los Autobots necesitaban.
Mientras los aviones de combate continuaban con su ataque, los Autobots, liderados por Optimus, se prepararon para abordar la Némesis. Streamline estaba entre los primeros en la línea de infiltración, determinada a ser la que llegara a Lincoln lo antes posible. Cada uno de los Autobots tenía su papel bien definido: Arcee y Bumblebee se encargarían de las defensas internas, mientras que Bulkhead se encargaría de abrir camino con su fuerza bruta.
Optimus Prime: “Recuerden, debemos trabajar juntos y mantener la comunicación. No podemos permitir que la misión fracase.”
Con la distracción en pleno apogeo, los Autobots iniciaron su asalto a la Némesis, utilizando sus habilidades para pasar desapercibidos y llegar al corazón de la nave, donde creían que Lincoln estaba retenido. La misión estaba en marcha, y el destino de Lincoln estaba en manos de sus amigos y aliados.
En el interior de la Némesis, mientras los Decepticons luchaban por contener el ataque aéreo, Starscream observaba desde una ventana, su rostro retorcido por la ira y el deseo de venganza. Los aviones de combate humanos estaban causando un daño considerable a las defensas de la nave, y Starscream no estaba dispuesto a quedarse de brazos cruzados.
Starscream: "¡Esos insignificantes humanos se atreven a atacarnos! No puedo permitir que sigan socavando nuestra fortaleza."
Sin esperar la autorización de Megatron, Starscream giró sobre sus talones y se dirigió hacia un grupo de Decepticons que estaban esperando órdenes. Su decisión estaba tomada: contraatacarían inmediatamente.
Starscream: "¡Decepticons! Nos lanzamos al ataque ahora mismo. Derribemos a esos insectos humanos de los cielos y demostremos quién manda aquí."
Los Decepticons presentes asintieron, algunos con entusiasmo, otros con cierto temor, conscientes de que desafiar directamente a Megatron podía tener consecuencias graves. Sin embargo, la mayoría de ellos confiaba en la habilidad de Starscream para liderar un ataque aéreo.
En cuestión de minutos, Starscream y su grupo de Decepticons abandonaron la Némesis, transformándose en aviones de combate y lanzándose hacia los aviones humanos. Los cielos se llenaron rápidamente de rayos láser y misiles mientras los Decepticons atacaban sin piedad.