se salió de control

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Los días pasaban en la Nemesis y la tensión crecía. El liderazgo de Starscream había comenzado a desmoronarse, como lo había previsto Knockout. Sabía que el caos era inevitable bajo el mando de alguien tan inestable y egoísta como Starscream, y ahora ese caos se desataba frente a sus propios ojos.

En los pasillos de la nave, los Decepticons empezaron a mostrarse impacientes, algunos frustrados por las decisiones fallidas de Starscream, otros simplemente aprovechando la oportunidad para obtener poder por sí mismos. Las peleas comenzaron de forma aislada, en las sombras, pero pronto se convirtieron en una guerra abierta dentro de la nave. Los golpes metálicos resonaban por todos lados, y las chispas volaban mientras los soldados Decepticons luchaban entre sí, intentando tomar el control.

Knockout observaba desde una distancia segura, ajustando uno de sus espejos mientras sonreía con ironía. "Sabía que esto pasaría", se dijo a sí mismo. Había visto señales desde hacía tiempo: Starscream no tenía la capacidad de mantener el control. Los Decepticons no seguían a alguien por miedo únicamente; necesitaban un líder que representara fuerza, no arrogancia ni promesas vacías. Y ese líder, en su mente, nunca sería Starscream.

La situación en la Nemesis había empeorado rápidamente. Vehicons se atacaban entre sí, y los más poderosos buscaban la oportunidad de derrocar a Starscream. Knockout había visto suficiente para saber que esto solo era el comienzo. "La cadena de mando está rota", pensaba mientras se cruzaba de brazos. "Starscream nunca ha sabido manejar el poder que ha deseado tanto. Su ambición ha hecho que cada uno de estos soldados quiera su parte del pastel".

En uno de los hangares, varios Decepticons de alto rango se enfrentaban, intercambiando disparos y ataques brutales. Los sonidos de la batalla se hacían cada vez más intensos, y las grietas en la estructura de la Nemesis comenzaban a hacerse visibles. Para Knockout, la situación ya no era solo peligrosa, era una completa desintegración del orden que alguna vez había mantenido a los Decepticons unidos.

Sabía que había otros, como él, que habían visto esto venir, pero no todos tenían la astucia para mantenerse fuera del conflicto directo. “Los más sabios siempre esperan el momento correcto para moverse”, se dijo mientras consideraba sus siguientes pasos. Aunque no tenía intención de liderar, tampoco quería ser un peón en este juego destructivo.

Sin embargo, Knockout sabía que no podía mantenerse al margen para siempre. "Debo prepararme para lo peor", murmuró, ajustando sus herramientas con un brillo de satisfacción en su mirada. Al final, siempre había algo que ganar en el caos, y él estaba decidido a aprovecharlo.

Mientras observaba cómo la violencia se desbordaba en toda la nave, su mente se centraba en una pregunta más grande: ¿Quién tomaría el control después de que Starscream cayera? Y, más importante aún, ¿cómo asegurarse de estar en el lado correcto cuando eso sucediera?

En medio del caos y la desordenada batalla que sacudía la Nemesis, Arachnid, siempre calculadora y oportunista, decidió que era el momento de actuar. Sabía que quedarse allí, bajo el mando errático de Starscream, solo conduciría a su destrucción, al igual que muchos otros Decepticons. Mientras observaba a sus antiguos compañeros pelearse entre sí como animales salvajes, una idea comenzó a formarse en su mente.

Arachnid, en su modo helicóptero, aterrizó suavemente en uno de los corredores principales de la nave, donde varios Decepticons se estaban enfrentando, sumidos en una lucha sin sentido. Se transformó a su modo robot y, con una sonrisa desdeñosa, alzó la voz lo suficiente como para ser escuchada por todos.

"¡Escuchen, insensatos!" gritó, capturando la atención de los que luchaban. Algunos se detuvieron, curiosos por lo que Arachnid tenía que decir, mientras otros solo la miraban de reojo, sin bajar la guardia.

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