𝐀𝐌𝐎𝐑 𝐑𝐄𝐀𝐋 • Alexia Putellas

𝐂𝐀𝐏Í𝐓𝐔𝐋𝐎 𝟐𝟑

𝐄𝐋 𝐂𝐎𝐍𝐒𝐄𝐉𝐎 𝐃𝐄 𝐀𝐍𝐂𝐈𝐀𝐍𝐎𝐒

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Amelia

Después de semanas de intensos debates públicos y presiones crecientes tanto dentro cómo fuera del palacio, los ancianos consejeros reales fueron convocados para una reunión especial. Sentí una mezcla de expectación y nerviosismo mientras me dirigía al salón de consejos, consciente de la importancia de esta reunión para el futuro de nuestra relación y de mi país.

Al entrar en la majestuosa sala, me encontré con rostros serios pero comprensivos de los ancianos consejeros, cuyas arrugas marcaban décadas de servicio a la corona y a la familia real.

-Amelia, por favor, siéntate -me dijo el consejero mayor con voz grave pero amable, indicándome un asiento cerca de la gran mesa de madera pulida.

Me senté con dignidad, consciente de mi posición cómo futura reina y de la responsabilidad que recaía sobre mis hombros en este momento crucial.

-Sabemos que has enfrentado una situación difícil, Amelia -comenzó otro consejero con voz suave pero firme. -Pero también entendemos que el amor verdadero es algo que no se puede ignorar ni reprimir por mucho tiempo.

Asentí con respeto, agradecida por su comprensión y apertura hacia nuestra situación.

-Nosotros, los ancianos consejeros, hemos visto muchos capítulos de la historia real en nuestra vida. Hemos presenciado amores perdidos, sacrificios hechos por deber y la tristeza que conlleva. No queremos que repitas nuestros errores, Amelia -continuó el consejero mayor, su mirada penetrante buscando la mía con seriedad.

Sus palabras resonaron profundamente en mí. Me recordaron las historias que había escuchado sobre amores perdidos y sacrificios hechos por deber en generaciones pasadas de la familia real. Pero también me llenaron de esperanza al saber que estos ancianos consejeros estaban dispuestos a considerar la posibilidad de aceptar a Alexia en nuestras vidas.

-Entendemos que la aceptación pública pueda ser lenta y dolorosa a la vez, pero también creemos que el tiempo para el cambio ha llegado -agregó otro consejero con voz sabia, sus palabras resonando con la autoridad acumulada por años de servicio leal.

Mis pensamientos se volvieron hacia Alexia, preguntándome cómo estaría enfrentando este momento de incertidumbre y expectativa. Sabía que ella estaba al tanto de la reunión y de lo que significaba para nuestro futuro juntas.

-Amelia, ¿qué piensas de todo esto? -preguntó el consejero mayor, interrumpiendo mis pensamientos mientras me miraba con expectación.

Respiré profundamente, consciente de que mis palabras no solo reflejarían mis propios sentimientos, sino también los de Alexia y nuestra lucha por el amor verdadero en medio de las expectativas y tradiciones.

-Creo que ha llegado el momento de considerar un nuevo camino para nuestra familia real. Un camino donde el amor y la autenticidad puedan coexistir con el deber y la tradición -respondí con determinación, mis palabras resonando en el silencio solemnemente respetuoso de la sala.

Los ancianos consejeros intercambiaron miradas significativas entre ellos antes de asentir con solemnidad.

-Entonces, es tiempo de tomar decisiones valientes y sabias. Estaremos aquí para apoyarte en lo que sea necesario, Amelia -dijo el consejero mayor con una sonrisa tranquilizadora, extendiendo su mano en un gesto de apoyo y aliento.

Me sentí reconfortada por sus palabras y gestos de apoyo. Sabía que enfrentábamos un camino lleno de desafíos y cambios, pero también de esperanza y posibilidades para un futuro donde el amor verdadero y la felicidad pudieran ser alcanzados por encima de todo.

Mientras la reunión de los ancianos consejeros llegaba a su fin, me sentí renovada en mi determinación de seguir luchando por un futuro donde Alexia y yo pudiéramos compartir nuestras vidas juntas, sin miedo ni restricciones.

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▪ Amelia cree que ha llegado el momento de cambiar las cosas, y tiene razón.

▪ Hasta el siguiente

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