𝐂𝐀𝐏Í𝐓𝐔𝐋𝐎 𝟓

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𝐄𝐋 𝐃𝐄𝐒𝐂𝐔𝐁𝐑𝐈𝐌𝐈𝐄𝐍𝐓𝐎

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Alexia

El día había comenzado como cualquier otro. Después de un entrenamiento matutino, me dirigí a casa para descansar un poco antes de la próxima sesión. Mientras me relajaba en el sofá, mi teléfono comenzó a vibrar incesantemente. Mensajes, notificaciones, llamadas perdidas. Algo no estaba bien.

Decidí revisar mi correo electrónico primero. Entre los muchos mensajes, uno captó mi atención de inmediato. El asunto decía: Fotos de la princesa Amelia con Alexia Putellas. Mi corazón se aceleró mientras abría el correo. Al ver las imágenes adjuntas, sentí un nudo en el estómago. Eran fotos de nuestra escapada a la costa catalana, capturando nuestro primer beso y los momentos íntimos que habíamos compartido.

-No puede ser... -murmuré, con el pánico comenzando a instalarse. Tomé mi teléfono y llamé a Amelia, esperando que ella aún no hubiera visto las noticias.

Mientras esperaba que respondiera, mi mente corría a mil por hora. ¿Cómo había sucedido esto? ¿Quién había tomado esas fotos? La llamada fue directamente a su buzón de voz. Decidí enviarle un mensaje de texto urgente.

-Amelia, tenemos un problema. Han filtrado fotos nuestras en los medios. Llámame en cuanto puedas.

Seguí revisando las redes sociales, viendo cómo las imágenes se compartían y comentaban a una velocidad vertiginosa. Los titulares eran escandalosos: La princesa Amelia y Alexia Putellas: Romance Prohibido, Amor Secreto en la Realeza, Escándalo en la Casa Real. Mi mente se llenó de preocupación por Amelia. Sabía que esto no solo afectaría su imagen, sino también su vida dentro de la monarquía.

Finalmente, recibí una llamada de Amelia. Contesté rápidamente, sintiendo el peso de la situación.

-Amelia, lo siento tanto. No sé cómo sucedió esto -dije, con la voz temblorosa.

-Alexia, lo sé. No es tu culpa. Pero tenemos que enfrentar esto juntas -respondió ella, su voz tratando de mantener la calma.

-¿Qué vas a hacer? ¿Qué te han dicho en el palacio? -pregunté, temiendo por las consecuencias que podría enfrentar.

-Todavía no he hablado con nadie, pero sé que será un escándalo. Necesito que sepas que estoy contigo en esto, pase lo que pase. No dejaremos que esto nos separe -su firmeza me dio algo de consuelo, aunque la incertidumbre seguía siendo abrumadora.

Hablamos un rato más, tratando de encontrar una manera de enfrentar la tormenta que se avecinaba. Sabía que nuestras vidas cambiarían para siempre, pero estaba decidida a luchar por nuestro amor, sin importar las consecuencias.

Amelia

Estaba en medio de una reunión cuando recibí el mensaje de Alexia. Al leerlo, sentí que el suelo se desmoronaba bajo mis pies. Pedí una pausa y salí rápidamente de la sala, buscando un lugar privado donde pudiera hablar con ella.

Llamé a Alexia y cuando escuché su voz, supe que la situación era tan grave como imaginaba. Las fotos, el escándalo... todo era un caos. Traté de mantener la calma mientras hablábamos, pero mi mente estaba en un torbellino.

-Amelia, lo siento tanto. No sé cómo sucedió esto -dijo Alexia, su voz llena de angustia.

-Alexia, lo sé. No es tu culpa. Pero tenemos que enfrentar esto juntas -le respondí, tratando de infundir la misma determinación que sentía en mi interior.

Hablamos un rato más y finalmente colgué. Tomé un momento para respirar profundamente. Necesitaba tiempo para pensar, pero sabía que no lo tendría. Apenas volví a la reunión, fui llamada por mi madre. Su rostro era una mezcla de ira y decepción.

-Amelia, ¿qué es esto que estoy viendo en los medios? -preguntó, sosteniendo su teléfono con las fotos filtradas.

-Madre, puedo explicarlo... -comencé, pero ella me interrumpió.

-¡No hay excusa para esto! ¿Sabes el daño que esto puede causar? -su voz era fría y dura, y sentí una punzada de dolor.

-Sé que es un escándalo, pero Alexia y yo... nos queremos. No puedo ignorar lo que siento por ella -traté de explicarle, aunque sabía que mis palabras caerían en oídos sordos.

-Amelia, tu deber es hacia el país, hacia la corona. No puedes permitirte que tus sentimientos personales pongan en riesgo todo por lo que hemos trabajado -dijo, su tono implacable.

Las siguientes horas fueron un torbellino de reuniones con consejeros y miembros de la familia. Todos tenían opiniones, y la mayoría eran críticas. Sentí que estaba siendo arrastrada en un maremoto de expectativas y obligaciones, sin espacio para mi propia voz.

Finalmente, encontré un momento de soledad en mi habitación. Llamé a Alexia de nuevo, buscando consuelo en su voz.

-¿Cómo estás? -me preguntó ella, con preocupación evidente.

-Ha sido un día largo. No sé cómo vamos a salir de esto, pero sé que no quiero perderte -dije, con lágrimas en los ojos.

-No lo harás, Amelia. Estamos juntas en esto, y encontraremos una manera. Te lo prometo -respondió Alexia, su firmeza dándome la fuerza que necesitaba.

Esa noche, mientras trataba de conciliar el sueño, las imágenes de nuestras fotos seguían en mi mente. Sabía que el camino por delante sería arduo, lleno de desafíos y críticas. Pero también sabía que no estaba sola. Tenía a Alexia, y con ella a mi lado, estaba dispuesta a luchar por nuestro amor, sin importar las consecuencias.

El descubrimiento de nuestro romance había complicado nuestras vidas de una manera inimaginable, pero también había reafirmado algo importante: nuestro amor era real y valía la pena luchar por él. Y aunque el mundo parecía estar en nuestra contra, no dejaría que nada ni nadie nos separara.

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▪ Se van complicando las cosas.

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▪ Hasta el próximo capítulo

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𝐀𝐌𝐎𝐑 𝐑𝐄𝐀𝐋 • Alexia PutellasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora