𝐀𝐌𝐎𝐑 𝐑𝐄𝐀𝐋 • Alexia Putellas

𝐂𝐀𝐏Í𝐓𝐔𝐋𝐎 𝟏𝟓

𝐋𝐀 𝐌𝐀𝐍𝐈𝐅𝐄𝐒𝐓𝐀𝐂𝐈Ó𝐍

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Alexia

La manifestación fue un punto de inflexión en nuestra historia, un momento en el que el país mostró que estaba listo para cambiar y aceptar el amor en todas sus formas. Desde mi perspectiva, fue un día lleno de emociones intensas y un apoyo abrumador que nunca olvidaré.

Las noticias sobre la manifestación llegaron a mí a través de las redes sociales. Fue un movimiento espontáneo, iniciado por los aficionados del fútbol y los defensores de los derechos LGBTQ+, quienes se unieron para expresar su solidaridad con nuestra causa. La Plaza de España se llenó de gente portando pancartas coloridas y cantando consignas de igualdad y amor.

Cuando vi las imágenes y los videos del evento, mis ojos se llenaron de lágrimas. No podía creer el poder y el impacto de lo que estaba viendo. Era como si nuestro amor hubiera desatado una ola de cambio que estaba transformando la sociedad española frente a mis propios ojos.

Esa tarde, mientras entrenaba con el equipo en el campo, mis compañeras se acercaron a mí con sonrisas emocionadas y abrazos cálidos.

-Alexia, ¡has visto las noticias! ¡La manifestación es increíble! Estamos contigo, estamos con Amelia -me dijo Aitana, con los ojos brillantes de emoción.

Sentí una oleada de gratitud y humildad al escuchar esas palabras. Saber que teníamos el apoyo de tantas personas, que nuestra historia estaba inspirando un cambio real, era más de lo que nunca había esperado.

-Gracias, Aitana. Significa mucho para mí -respondí, luchando por contener las lágrimas de felicidad que amenazaban con escaparse.

Después del entrenamiento, me uní a algunos de mis amigos y seguidores de la manifestación. La energía era palpable, llena de esperanza y determinación por un futuro donde el amor y la igualdad fueran celebrados sin reservas.

Cuando llegamos a la Plaza de España, el ambiente era eléctrico. La multitud estaba formada por personas de todas las edades y procedencias, unidas en un clamor por la justicia y la aceptación. Las pancartas ondeaban con mensajes de amor y respeto, mientras que las voces resonaban en un coro unificado de cambio.

Subí al escenario junto con otros activistas y oradores, compartiendo nuestra historia y nuestra lucha por un mundo donde el amor no conociera barreras. Hablé sobre mi relación con Amelia, sobre los desafíos que habíamos enfrentado y sobre la esperanza que sentía por un futuro donde todos pudieran amar y ser amados sin miedo.

-Hoy estamos aquí para demostrar que el amor no debería limitarse por el color de la piel, la orientación sexual o el estatus social. Estamos aquí para decirle al mundo que el amor es amor, y merece ser celebrado y respetado en todas sus formas -proclamé, mis palabras resonando con la determinación y la emoción que sentía en mi corazón.

La manifestación continuó durante horas, con discursos inspiradores, música vibrante y un sentido de unidad que parecía trascender cualquier barrera. Sentí que éramos parte de algo más grande, algo que estaba cambiando las percepciones y abriendo puertas hacia un futuro más inclusivo y justo.

Al final del día, mientras caminaba de regreso a casa, me sentí agotada pero llena de gratitud. Sabía que la lucha aún no había terminado, pero también sabía que habíamos dado un paso significativo hacia el cambio y la aceptación que tanto anhelábamos.

«Amelia, si estás escuchando esto, quiero que sepas que no estamos solas en esto. El país está cambiando, la gente está cambiando. Estamos juntas en esto, y juntas encontraremos la manera de estar juntas sin miedo ni barreras», susurré en la quietud de la noche, con la esperanza de que mi voz pudiera llegar a ella y traerla de vuelta a mí.

Mientras reflexionaba sobre el poder y la belleza de la manifestación, supe que nuestro amor había inspirado algo más grande que nosotras mismas. Era un paso hacia un futuro donde el amor verdadero finalmente podría brillar sin miedo ni discriminación.

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▪ Alexia sigue luchando por su amor. ¿Qué creéis que pasará con Amelia ahora?

▪ Nos vemos en el siguiente

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