𝐀𝐌𝐎𝐑 𝐑𝐄𝐀𝐋 • Alexia Putellas

𝐂𝐀𝐏Í𝐓𝐔𝐋𝐎 𝟏𝟑

𝐄𝐋 𝐂𝐎𝐍𝐅𝐋𝐈𝐂𝐓𝐎 𝐈𝐍𝐓𝐄𝐑𝐍𝐎

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Amelia

La entrevista había sacudido los cimientos de mi mundo de una manera que nunca antes había experimentado. Mientras reflexionaba sobre mis palabras y las repercusiones que podrían tener, también tenía que enfrentar la realidad de la división dentro de mi propia familia real.

Desde que nuestras fotos se filtraron y mi relación con Alexia se hizo pública, las opiniones dentro de la familia real habían sido polarizadas. Algunos miembros me apoyaban en silencio, expresando comprensión por mis sentimientos y admiración por mi valentía para enfrentar las expectativas. Otros, sin embargo, veían mi relación con Alexia como una amenaza potencial para la imagen y la estabilidad de la monarquía.

La tensión en el palacio era palpable. Cada reunión familiar se volvía un campo minado de opiniones encontradas y miradas cargadas de significado. Mis padres, en particular, habían mostrado preocupación por el impacto que mi relación con Alexia podría tener en la institución que representábamos.

-Amelia, entiende que las decisiones que tomas no solo afectan a tu vida personal, sino también el futuro de la monarquía -me había dicho mi madre en una conversación privada en su estudio. Su voz era suave pero firme, sus ojos reflejaban una mezcla de amor maternal y preocupación por el legado familiar.

-Lo sé, mamá. Pero también creo que es importante ser honesta sobre quién soy y lo que siento. No quiero sacrificar mi felicidad por el bien de las tradiciones que pueden estar volviéndose obsoletas -respondí, tratando de transmitir mi convicción sin desafiar abiertamente su autoridad.

Mi padre, por otro lado, mantenía un silencio reservado que a veces era más elocuente que cualquier palabra pronunciada. Podía ver la lucha interna en sus ojos, la dualidad de su papel como padre y como figura que representaba a la monarquía española.

Las reuniones con consejeros reales y asesores políticos se volvieron más frecuentes. Cada paso que daba se analizaba minuciosamente en términos de su impacto potencial en la opinión pública y en la estabilidad política del país.

Pero mientras la presión aumentaba y la división dentro de la familia real se hacía evidente, no pude evitar sentir una mezcla de determinación y miedo por el futuro. Sabía que había desafiado las expectativas y normas establecidas, pero también sabía que había hecho lo que sentía que era correcto para mí y para Alexia.

Cada noche, cuando me retiraba a mi habitación, pensaba en ella. Me preguntaba cómo estaría lidiando con la tormenta mediática que había desatado nuestra relación, si seguía esperando que encontrara una manera de reconciliar nuestro amor con mis responsabilidades como futura reina.

«Alexia, si estás escuchando esto, quiero que sepas que aunque enfrentemos obstáculos, mi amor por ti no ha disminuido. Estoy luchando por encontrar una solución, por encontrar un camino hacia el futuro donde podamos estar juntas sin comprometer lo que creo que es justo y correcto», susurré en las noches solitarias.

Mientras enfrentaba el conflicto interno y externo que mi relación con Alexia había desencadenado, encontré fuerza en el apoyo silencioso de algunos miembros de mi familia y en la esperanza de que algún día podría encontrar una manera de reconciliar mi amor con mi deber hacia mi país y mi posición.

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