22. Tócame

705 109 69
                                    

Su cuerpo ardía en calor, pero a la vez temblaba. No era por frío, era algo diferente que le hizo afianzarse al cuerpo del moreno, posando ambos brazos alrededor del cuello, enterrando la nariz en el centro de los pectorales. Ahí donde el olor parecía brotar con más fuerza.

—Duele—Ahogó un quejido al sentir los músculos que se le tensaron y destensaron en la parte baja del vientre, así como en la zona de su cadera. Pero lo soportó frotando su mejilla contra la piel del Alfa, que parecía una estatua en frente suyo.

El dolor podría pasar a segundo plano, pues su preocupación inicial era otra. Jimin no podía evitar recordar la imagen de la marca que descansaba como un moretón verduzco sobre la piel canela.  Aquello le hizo sudar las manos, la espalda,  la frente. En todos lados. Incluyendo  una leve sensación de náuseas ¿Él la descuidó tanto para verse así? No era normal, lo sabía vagamente ante una imagen clara de una marca saludable y rosada que alguna vez existió en ese lugar.

—Tengo que rehacerla—Se separó del pecho del Alfa para mirarlo a los ojos, notando con brevedad que este no lo tocaba de ninguna forma ni se movía de su posición arrodillada en la cama. Necesitaba que eso cambiara, pronto—Déjame hacerlo...por favor.

Se acercó listo para perforar la piel una vez más. Estaba tan cerca de tocar su cuello, casi saboreando lo salado de su piel, sin embargo Namjoon en frente suyo pareció reaccionar. Tomando con dedos fuertes su mandíbula, pero sin hacerle daño

Lo miró con tanta intensidad que el mismo contrajo los músculos inferiores.

Oh, Luna. Si solo sostuviera su cuello de esa misma forma...¿Pero que cosas pensaba?

—No—Respondió Namjoon muy bajo y tal vez con un ligero temblor en su voz—Nadie va a morder a nadie hoy, olvídalo.

—Yo...yo necesito—Se acercó un poco más a la figura del Alfa, quien parecía alejarse con discreción de él ¿le estaba evitando?—Mi lobo me lo pide—Refutó como si fuera argumento suficiente. 

—Es el celo, tu lobo va a pedirte muchas cosas—El Alfa se tomó del cabello, en una actitud nerviosa, jalando un poco las hebras color miel—Mierda, es difícil para mí también, tu aroma me hace querer ceder. Es casi asfixiante.

Y puede que se hubiera ofendido de no tomarse unos valiosos segundos para realmente ver al Alfa en frente suyo. Con los labios entreabiertos respirando superficialmente, las mejillas sonrojadas y una ligera sudoración bañando su frente. Ahora que lo pensaba, la piel del Alfa estaba un tanto pegajosa.

Pero él no se quedaba atrás.

La sensación extraña que le acompañó desde esa mañana, ahora se manifestaba como las llamas de la hoguera en el claro. Extendiéndose por sus extremidades, concentrándose en su vientre, como un nudo que crecía sin cesar y necesitaba ser liberado. Se removió incómodo, creyendo que así disminuiría algo de la presión, pero sus intentos eran inútiles cuando no sabía con exactitud que hacer al respecto.

—Ellas dijeron que los pone violentos—Dijo Jimin, refiriéndose a las sacerdotisas, y puede que estuviera mal seguir rememorando sus enseñanzas, pero es que era todo lo que sabía y el miedo de que el Alfa le haga daño, existía. Incluso si era nula—No me asusta tenerte a mi lado...sólo...sólo no me hagas sangrar, por favor. 

Sus palabras causaron algo dentro del Alfa, pues de lo poco que se había alejado tomó su rostro entre sus manos. Suavizando su mirada y acariciando con sus pulgares la piel de sus mejillas. 

Cerró los ojos momentáneamente para disfrutar de aquello que se le permitió.

—Alfa....—Suspiró ido en la fiebre, acunando su propio rostro en las grandes palmas. 

Al otro lado • Minimoni OmegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora