23. Enlazados

698 113 75
                                    

Seokjin se restregó una mano cansada por toda la cara, siendo un tanto brusco. Exhaló una gran bocanada de aire, como si eso le fuera a quitar el alcohol en su sangre. No estaba tan mal, según él, pues incluso se dió la molestia de llevarse a todos sus omegas, cuál mamá pato, directo a la cabaña de refugiados, luego de la sesión en el claro.

Sólo le faltó cobijarlos en sus respectivos nidos, pero eso ya era demasiado.

Puede que un patito peliplata se le haya escapado, pero sabía que estaba con su Alfa por lo que no le preocupaba en lo más mínimo.

A quien si ansiaba ver, era al lobezno de pelaje gris, que de seguro le esperaba como cachorro detrás de la puerta de la pequeña cabaña. No es que le importase de sobremanera, claro que no, era una preocupación como cualquier otra. Además él se encargada de rehabilitarlos. Era su trabajo velar por todos los omegas que rescataban de ese horrible lugar. Aunque puede que muy en el fondo, le apenase dejarle sólo por tanto tiempo, y es que mientras todos en la cabaña tenían la compañía de los demás, el lobo gris permanecía en un estado casi salvaje. Encerrado en su propio caos, sin poder convertirse de vuelta en humano.

A puesto que debía ser frustrante no poder comunicarse o decir lo que necesitabas. Suspiró.

Sus pensamientos le distrajeron, haciendo que tropiece en la entrada de la cabaña. No sé fue de cara por pura suerte, pero si le revolvió la cabeza el repentino traspié. Se recompuso lo mejor que pudo, cerrando la puerta detrás de él con llave. A pesar de haber transcurrido más de una semana, no podía fiarse del lobo.

—Le falta sal—Habló con la boca llena del emparedado de carne. Si no fuera por la ténue luz de la chimenea, estaria en completa oscuridad. No esperaba una respuesta sin embargo, le extrañó que el omega no le estuviera mostrando los dientes como era lo usual—Lo traje para ti. Si notas un poco de tierra es porque se me cayó en el camino, pero...todavía sirve.

Dejó una canasta de frutas en el suelo y se tambaleó al incorporarse. Mierda, bebió demasiado esa noche  cuando ya debería saber que su omega nunca fue resistente a la cerveza.

Buscó con sus ojos entre la oscuridad, creyendo que tal vez el lobo gris se encontraba sumido en un sueño profundo. Aún así, todo era muy calmado. Olfateo el lugar con discreción, notanto la escencia del omega, por lo que supo que todavía permanecía dentro. Que extraño.

—Jimin y Nam ellos se...hip...ellos creo que se fueron a engendrar al segundo heredero, y ¿Sábes qué? en verdad me parece asquerosa...la hip...idea de compartir fluidos con un Alfa de manera voluntaria...hip, no estoy diciendo que me desagraden pero....—Mientras Seokjin más se acercaba, más podía notar algo temblando bajo las mantas que dejó—¿Lobezno? Debiste ladrarme si tenías frío, aullar por último. Iré por leña-

No esperaba el cuerpo que salió disparado hacia el suyo con tanta fuerza que los tumbó a ambos al suelo. Su cabeza se llevó el peor impacto, causando que viera estrellitas de colores detrás de sus párpados. 

—Uff—El adormecimiento del alcohol, logró amortiguar el dolor de la caída pero no le distrajo del omega encima suyo—T-tu, tu...estas muy desnudo—Su boca habló antes que su cerebro le gritara que ya no había un lobo gris gruñendo en frente,  y que en su lugar,  un chico de cabellos casi blancos le observaba con una mirada salvaje. Los iris moviéndose como si intentara darle sentido al lugar en donde estaba—¿Lobezno?

—Te esperé t-todo el día y nunca llegaste—Jadeó el chico en una mueca dolorosa. Su voz, delatanto el inicio de un llanto que le volvió sobrio por completo. Demonios—Me mentiste.

Seokjin frunció el ceño, intentando tomar todo con calma. ¿Debía pedir ayuda? Ir con Namjoon tal vez, para que revise al omega con claros signos de heridas a medio sanar. No pudo distinguir bien los detalles de su rostro, pero no pasó por alto uno de los ojos cerrados del contrario. Al parecer se le dificultaba abrirlo por completo.

Al otro lado • Minimoni OmegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora