17. El lobo gris

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—¿Me extrañaste? Yo creo que si—Dijo Seokjin con una voz cantarina.

Entró a la diminuta cabaña cargando un recipiente de agua en sus manos, junto con unas mantas gruesas y trozos de carne seca en los bolsillos del abrigo. Ignoró el gruñido amenazante del lobo gris, quien con agresividad, bajó las orejas mostrando los dientes.

—Traje tu desayuno y algo para el frío—Con calma se acercó al lobo que permaneció encorvado contra una esquina de la pared—Lo mínimo que espero de ti es que me muevas la cola, ¿o es mucho pedir?

Seokjin realmente no calculó lo fuera de sí que se encontraba el lobo, confiandose demasiado en que no atacaría. Así que se sorprendió cuando amagó morderle, ocasionando que se echara todo el agua encima.

Miró con la boca abierta, perplejo, sin retroceder a los ladridos, parpadeando para quitar las gotas que se deslizaban por sus pestañas.

—Tú... tú ¡aish!—Dijo molesto—¿Sabes desde donde caminé para traerte algo de beber? ¿es qué estas idiota? Actúas como un lobezno caprichoso—El mismo lobo saltó ante el ruido del cuenco dando vueltas en el suelo, distrayendolo de su principal objetivo, y Seokjin se preguntó si es que acaso le entendía lo que gritaba—Secarás todo esto con tu hocico.

Seokjin observó con una ceja levantada, como el lobo gris caminaba a modo de caza, con los ojos amarillos directos a su cuello. Apretó los puños para no demostrar que le estaba poniendo nervioso y plantó los pies evitando retroceder, a pesar de estar en una posición vulnerable. Seokjin podía mutar, claro que si, pero no quería entrar en confrontación. Yoongi se lo había advertido antes de que insistiera en cuidar de aquel lobo.

—No voy a jugar contigo—Ignoró el peligro actuando despreocupado.

Sabía que el lobo gris estaba muy dañado por el estado de su pelaje y que intentaría defenderse incluso si nadie le estaba amenazando. Pero no podía dejarlo solo, merecía que alguien se preocupara por él, no sólo por ser un Omega, sino por ser un humano.

Así que esperó a que el lobo estuviera lo más cerca posible para colocarse de rodillas frente él, esperando que no sea algo estúpido pues el corazón le latía desbocado en advertencia. El lobo gris no era un Alfa, estaba claro por su aroma suave y su tamaño pequeño,  pero si rabioso, y eso podía ser más aterrador. Sin vacilar, tomó el hocico con su mano para que no le mordiese, manteniéndose firme cuando el lobo intento safarze. Lo miró a los ojos sacando a su propio lobo para amedrentarlo solo lo necesario, pues quería que no lo viera como el eslabón más débil, sino como un igual.

—Podrás tener miedo, pero yo sé que debajo de todo ese pelo apestoso está un humano cuerdo—Advirtió con una voz muy diferente a la animada de antes. Aplicó un poco más de fuerza cuando el lobo gris se resistió—Vas a dejar de mostrarme los dientes o el agua que te traeré dejará de ser tan fresca. Aceptarás las mantas que por cierto son mías y no deseo verlas destruidas ni meadas más tarde ¿me entendiste Lobezno?

Para su sorpresa, el lobo se calmó un poco, ahora solo gruñendo bajito con los pelos erizados en todas las direcciones. Respiraba agotado, y Seokjin lo entendía. Estar siempre a la defensiva debía de ser agotador.

Suspiró frunciendo los labios, optando por confundir al lobo en vez de responder con violencia así que le dejó un besito sonoro en la punta del hocico negro, a ver si con eso se le quitaba.

El lobo gris, levantó sus orejas cesando cualquier gruñido y tildando su cabeza a un lado de una forma muy cómica, por lo que no pudo aguantar la risita que le brotó del pecho.

—Ahora si pareces un verdadero cachorro—Dejó de apretar el hocico, decidiendo rascarle la cabeza—No me voy a rendir contigo, nosotros  los lobos de la tribu somos muy tercos, nos cuidamos entre si, y yo lo haré contigo—Suspiró levantándose del suelo y tomando el cuenco en sus manos. El lobo volvió a retroceder, con la cola entre las patas, desviando la mirada—Iré por más agua, mientras tanto puedes masticar esto a ver si te entretienes, luego te buscaré un patito de hule.

Al otro lado • Minimoni OmegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora