Al otro lado • Minimoni Omegaverse

16. Nido

Sus ojos se abrieron de golpe por el rebotar de su cuerpo, más específico cuando su cabeza impactó contra algo duro. Alguien lo estaba cargando y hacía un pésimo trabajo en mantenerlo estable. Inspiró fuerte por la nariz, para reconocer a las personas a su alrededor, asustado de que estuviera en manos equivocadas, pero solo logró que le ardiera el pecho.

Estaba aturdido, con los timpanos pitando y sudando frío. Todavía podía sentir los dientes de su omega perforando la piel de su cuello, evitando la aorta por unos centímetros y abriéndose camino en su alma como si fueran las raices gruesas de un roble aprisionando su cuerpo. Inundando su mente con su aroma de una forma abrupta. Su lobo por fin le había dado un descanso de su estado de penumbra, pero no significaba que la agonía de aquella marca se atenuara. Necesitaba tenerlo cerca lo antes posible, saber si estaba bien o si había perdido la razón como él lo estaba haciendo.

—Deja de respirar como un pez fuera del agua, vas a desmayarte tonto.

Pestañeó varias veces, intentanto enfocar la mirada en ese borrón de tez pálida que le hablaba muy cerca a su cara. Conocía a esa persona, a su voz grave y el entrecejo taciturno que se le marcaba con preocupación, junto a la voz parca y seca incluso en momentos difíciles...

—Yoongi....—Su voz sonó extraña a sus oídos. Desesperada. Estaba fuera del agua, pero se ahogaba con cada inhalación—¿Yo-Yoongi?

Levantó la mano para tomar el rostro, la ropa, algo que le dijera que no estaba soñando con su hermano.

—Soy yo Namjoon, aquí estoy, estas en casa—Yoongi le tomó la mano a tientas y la apretó con mucha fuerza. El calor de la palma contraria lo trajo un poco a la realidad—En la camilla está bien, hay que sentarlo, trae las gasas con agua caliente—Dijo dirigiéndose a alguien más—Y dame algo para morder.

Y supo que estaba muy herido por las voces afligidas a su alrededor y el movimiento de la habitación. Se quejó al ser depositado sobre el colchón. Su cabeza daba vueltas, así que cerró los ojos con fuerza para no vomitar.

—No no no grandulón te necesito despierto—Las palmaditas que le dió en la mejilla no fueron especialmente gentiles, pero lo mantuvieron con los ojos abiertos por más tiempo. Alguien colocó algo mojado sobre su cuello y quizo gruñirles por si quiera tocar la marca de su omega—Me sorprende que consiguieras que te muerda, pero quiero que sepas que es un problema, ¿me oyes?

—Y..yoongi.

Escuchó puertas abrirse y cerrarse junto con más olores entrar a la habitación. Uno en particular despertó a su lobo, aullando en su interior casi con desespero, por lo que se preguntó nuevamente si todo era un sueño o si lo estaba alucinando en su lecho de muerte. Bien decían que a punto de morir los recuerdos de los que amabas se arremolinaban detrás de tus párpados, y Namjoon lo creyó al ver la imagen en frente suyo.

-No ha cambiado, pero es mejor así, para que no sufra al verte.

Seokjin entró cargando una bolita de pelos blanca bajo su chaqueta. El lobito blanco con manchitas marrones mantenía los ojos cerrados y se acurrucaba sobre si mismo. De pronto, la visión de Namjoon pareció aclararse un poco, su dolor paso a segundo plano junto con la opresión en su pecho, la marca le cosquilleo y vaya que sentía volver a nacer. Extendió los brazos adoloridos, expectante de sentirlo contra él nuevamente, bañarlo en su aroma y hacerle sentir protegido.

—Corrió mucho para alcanzarles, estaba agotado, pero me reconoció por el olor—Seokjin caminó con pasos vacilantes—No está herido.

—Seokjin sácalo de aquí—Yoongi casi que gruñó—No es el momento.

—Es su hijo—Esta vez Seokjin avanzó a él, dirigiéndose con tristeza contenida—Tómalo.

Las manos le temblaron por mantenerlas extendidas y con sumo cuidado cargó al lobito. Lo llevó a su regazo, con lágrimas bañando su rostro. Los sollozos se hicieron más fuertes e incontrolables. Era su cachorro, estaba vivo, con él, donde pertenecía.