9. Cercanía

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Taehyung despertó con un sabor amargo en la boca, similar al de la flor de Napellus cuando la masticabas. Los párpados le pesaron, por lo que significó un esfuerzo sobre humano abrirlos poco a poco. Bueno, no sirvió de mucho cuando notó que uno de sus ojos estaba totalmente cerrado.

Poco a poco sus sentidos se hicieron presentes, hasta que pudo notar las mullidas cobijas debajo de él, y el eco de las voces de otras personas. Parecía estar en una sala muy grande, con varias camas en hileras, de lo que intuía eran omegas que no reconocía.

¿Dónde mierda estaba?

Girando la cabeza, se exaltó por unos ojos grandes que le observaban con curiosidad.

Que verdes tan peculiar, pensó.

—¿Vienes de los muros blancos?—Dijo la vocesita sentado de rodillas sobre la cama.

Llevaba unas ropas sucias al igual que su tierna carita. El cabello también lo tenía sucio, pero se dijo a si mismo que debajo de la mugre, se escondían hebras rubias platinadas.

Taehyung se quedó perplejo. No por la pregunta sino porque no había visto a un niño en mucho tiempo, o mejor dicho no recordaba ver a un cachorro desde que despertó en el santuario. Giró su cabeza de lado a lado buscando más cachorros, y se llevó otra sorpresa al ver más de ellos dispersos por el lugar, aunque ninguno tan pequeño como el niño  en frente de él.

—¿No sabes hablar?—Preguntó el infante, que calculó no tendría más de cinco o seis años de edad—¡Mira tenemos el mismo pelo! Qué le pasó a tu ojo, ¿estas enfermo?

—¿Dónde están tus tutores?—Intentó incorporarse en la cama sin perturbar la tranquilidad del niño. Cuando notó que no le entendía reformuló su pregunta—¿Quién te cuida?

El niño negó con la cabeza.

—Sólito siempre, aquí.

—¿Siempre?

El niño de cabellos rubios asintió.

—¿Sábes que es este lugar?

—No se—El ñiño se acercó para tomarle la cara como si lo examinara. Taehyung se quedó muy tensó ante la proximidad. Él no sabía cómo tratar con cachorros y jamás quizo tener uno, así que esta situación le ponía en alerta. Sobre todo cuando esa carita le recordaba a alguien más—A todos les duele la barriga y se los llevan cuando está así de grande mira, mira.

Y Taehyung contuvo su cara de horror al entender entre líneas la mímica del niño, quien con inocencia imitaba un viente inchado con sus brazos. ¿Le preñarían y después de deshacían de su cuerpo?

—Tu vienes del lugar blanco ¿no?  Ga-gai...gai—Continuó el niño en un tartamudeo.

—Gaia—Le corrigó.

Y cuando creyó que tendría que interrogar al pequeño para saber si otro omega asustadizo llegó junto a él, el sonido estruendoso les alertó a ambos, quienes miraron a unas puertas de acero abriéndose. Por su porte y altura, Taehyung concluyó que eran Alfas quienes entraron con uniformes negros y zancadas grandes. Con los ojos abiertos en grande, vió como iban hacia una omega en cinta a quien sujetaron con fuerza innecesaria para arrastrarlo por los pisos de madera.

—Les juro que lo he intentado pero no puedo parir, denme otra semana más—Lloraba el omega macho con las manos juntas y de rodillas ante los Alfas. A Taehyung le molestó que no peleara por si mismo—Así no querrá nacer, por favor lo suplico.

—Eso nos dices todos los días, mejor porque no te abrimos de una buena vez—Respondió uno de los Alfas con una sonrisa siniestra.

Los llantos y alaridos del omega fueron desgarradores. Sobre todo cuando lo arrojaron al suelo y le arrastraron sin importarle que el vientre se dañace. Taehyung comenzó a sentir un verdadero miedo por su persona, y a la vez por Hoseok a quien no veía en ningún lado. El no se dejaría tocar. Antes muerto o con un cuchillo enterrado en su vientre.

Al otro lado • Minimoni OmegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora